A este misterio de la
Encarnación, sumido en las irresponsabilidades mas caprichosas, en lugar de buscársele
soluciones serias, siempre le están inventando cosas. Por eso de los plazos,
que no créditos, le adjudicaron el inicio de no se sabe bien qué, pero que ni
es el de una nueva fase que con todas las comenzadas será otra más, ni por la
retirada de los plásticos que cubren las piedras, menos la primera, que vaya
usted a saber por dónde andará, ni mucho menos que pudiera ser el aterramiento
de la inútil rampa, para recuperar de nuevo el trazado del modernista ensanche
de la calle Imagen.
Lo que sea debe ser importante para que cueste el pastón que
se le consigna, aunque lo mejor de todo es que no se inicia la eclosión de los
micelios del micologico conjunto, pues falta saber las valoraciones que tengan,
según calidades mínimas tras el obligado recorte, y porque nada comienza por el
tejado.
Por cuestiones económicas, parece que no será posible de
momento, poner en valor todo el rico patrimonio encontrado en el solar de la
Encarnación, menos concluir la totalidad de las excavaciones, con las nuevas
“sorpresas” que nos depare, ya que son partidas que no están recogidas en ningún
presupuesto y por lo tanto tienen que esperar que les llegue el turno.
El rescate de la concesión a la constructora, el costo de
las obras realizadas, la cancelación del anterior proyecto, las pantallas y sus
anclajes, el trabajo de los historiadores y los operarios especializados, la
vigilancia del yacimiento, y lo de la rampa, todo ello supone un montante que
con seguridad se incrementara con sus
correspondientes intereses del año de demora que se lleva esperando que se
paguen, o que algo mágico suceda, como en otros casos.
No puede caer en el olvido lo del coleante millón de euros,
que igualmente llevara acompañado sus intereses, para evitar otros problemas de
lenta solución.
Se está quedando corto esto de los hongos, pero no solo en
la altura de su cubierta rebajada a los límites de saldo por liquidación, como
los comercios de la zona. Se está quedando corto todo, si todo sigue los
precios de la construcción y la gasolina, por no recordar a como salen ya las
multas de tráfico y la grúa municipal. Tal vez la anunciada horquilla de
valoraciones, de 35 a 40 millones de euros, quede tan solo para abonar todo el
acumulado adeudado y pueda cerrarse lo que se llamaría cripta museística.
No caben dudas de que para la plaza de abastos tendremos que
esperar, no solo para conocer el alcance de su costo, más bien hasta que se
encuentre algún edificio que acompañe al del Hotel Milagros, antes “hacienda
somos todos”, para que con su venta equilibre el presupuesto antes de cerrarse.
Sevilla a 20 de Octubre de 2004
Francisco Rodríguez Estévez
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