Con estas orejitas que oyeron “amagrama” y a Serguei
Noesmalo dar el cante, equivocando intencionadamente la letra en sus aplaudidas interpretaciones “morankas”,
escuché, hace unas noches, una tertulia radiofónica en horas de insomnio decir
algo que me desveló.
Si no fuera porque
desde el anuncio de lo de las setas para la Encarnación, amanita venenosa que
despierta una aversión justificada, me hubiera dormido, pues hasta aquella fecha poco me importaba la
micología y hubiera carecido de mi
interés los comentarios emitidos.
Los tertulianos eruditos en el tema, reconocían los efectos
alucinógenos e incluso mortales de la amanita muscaria, y el conocimiento que
de esta y los poderes narcotizantes de sus alcaloides tenían muchas
civilizaciones y culturas de todo el mundo en el pasado. Donde el chaman,
medico y sacerdote, brujo e individuo dominante de la tribu tenía el
conocimiento de doblegar el letal jugo de tan peligrosa aliada.
Así pues la aplicaba como anti-depresivo, para las
enfermedades del alma y abrir la mente, combatir la incertidumbre y
especialmente para ver lo que los ojos no pueden, sanar enfermedades, fiebres,
curar las heridas y eficaz analgésico ante el dolor.
Claro que los sistemas empleados para que la muscaria no
fuera mortal solo eran conocidos por estos chamanes y alguna vez erraban
intencionadamente para librarse sin sospechas de algún hijo de vecino que le
fuera molesto. Si bien se sabe que la destilación era un proceso secreto.
Según los expertos comunicadores en la madrugada de insomnio,
decían que se conoce como lo realizaban una etnia que habitaba en algún lugar
del Canadá aquella que, conociendo el gusto de los alces por colocarse, como un
pastillero el Sábado noche, seguían al rumiante para recoger la orina que
guardaba los alcaloides destilados para preparar sus eficaces pócimas y
ungüentos para remedio de todos los males.
En este punto, las opiniones fueron por otros derroteros,
los de unos tratamientos con orinas, que al parecer existe y que parece
aceptada en la medicina de algunos países y que llaman Urinoterpia, es decir
curar a través de la propia orina, y comentaron varios ejemplos de las virtudes
de ingerir la primera micción en el organismo.
Si no fuera porque desde que me enteré de que la azotea de
la plaza de abasto que quieren construir en la Encarnación, está previsto un
botellodromo, no me quito la idea de la cabeza de que aquello puede ser el
mayor urinario del mundo, para delicia del chaman de turno recogiendo las
meadas de la movida bajando por las suaves rampas.
Hubiera quedado dormido si no fue porque dándole vueltas a
la cabeza por aquellos comentarios hasta que caí en lo que sucedía, y es que
las ondas desvelan a sus oyentes y en ocasiones, los misterios.
Está visto que el Consistorio niega la mayor afirmando
categóricamente, casi enfermizamente la mentira, tal como que la Encarnación
además del metro, tenga en el moderno edificio, cuando ni es moderno ni es
edificio una cubierta, u ni me puedo imaginar el emblemático mercado. Con lo
fácil que sería aprovechar tanto destilado para hacer un centro de salud.
Sevilla a 8 de Diciembre de 2004
Francisco Rodríguez Estévez
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