lunes, 28 de marzo de 2011

En fecha de la Encarnacion

La sobrecarga

Nada tiene que ver esto con el peso de la madera, ni con la cimentación, calificada de agresiva, e incluso inadecuada. La sobrecarga fue eléctrica, por supuesto fuera de toda sostenibilidad, pues ya me dirán la gracia que me hizo quedarme sin televisor, sin ordenador, y aire acondicionado, y sin lavadora.
El caso es que tenia esto escrito desde el día de la Encarnación, y que no lo pude enviar a nadie, ni colgarlo en el blog, sencillamente por que lo había escrito como en el principio, que parece salido de la “génesis”, en papel, y con lápiz.
Se titula “Hágase, tu voluntad” (que ya lo pagaran)
Con demasiados kilos, tantos, que estarán a la par estos de las setas de lo de la Encarnación con los que guardo en las maletas. Son muchos kilos, demasiados, y aun faltaran muchos kilos que añadir hasta completar la cuenta interminable de “eso” que en la Encarnación se hizo, según su palabra.
Posiblemente eche la persiana a este negocio de ruina que tengo entremano, pues poco deja almacenar recuerdos de lo que ya no existe, atesorar inútiles palabras escritas en el tiempo, y apilar legajos de papel que por el peso, de reciclarle, salvaría de la segura tala cuando menos a un árbol maderero de Andalucía, tal como una incipiente sostenibilidad en miniatura, es la Encarnación de papel.
En la de madera, esa que mira por donde quieren inaugurar la fase escalinatas, precisamente cuando se cumple la Encarnación. Cuando anualmente se renueva la entrega de la Elegida.
Cuando como por soleares, que no acompañares, se cumple que aquello iniciado según su anuncio, como emisario, tiene que acabar en madera como toda la vida de Dios.
Un fin que aceptando su destino, como en una resignada alegría, los placeros tuvieron que acabar dejando la seguridad de lo provisional, para iniciar el éxodo a lo desconocido. ¡Hágase, tu voluntad!
Y con tanta sumisión todo se hizo mas fácil lo difícil, y lo imposible, realizable, y lo realizable, hipoteca a largo plazo mas demora de cuatro años para que el doctor pudiera llenar de gracia plena (léase ocurrencia) toda la Encarnación degradada de lo único que podía llenarla, y según se dice, se podía hacer con el dinero disponible en unas arcas tan endeudadas, el papanatismo (según el país)
Por otro lado, la Roma eterna, dormida en el vientre de gestación del vaso admirable, ahora tiene que colgar por las paredes.
La patochada de la sostenibilidad tiene contratado servicio eléctrico con la compañía. El mirador socializado no estar avistable. El restaurante ofrecerá platos económicos a 50 euros. El botellodromo, estará a punto de mitin. Hágase, tu voluntad.
Francisco Rodríguez
Sevilla a25 de Marzo de 2011

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