lunes, 14 de marzo de 2011

Olor, color, dolor

De olor especial

Ni que fuera la hedionda “amorfophalus titanum”, con su aroma a cadáver, ni mucho menos el olor se parece al de Dinamarca. Tampoco el color es nada del otro mundo, ni tan siquiera especial. Cierto es que en lo del mercado amarillo, no tuvo su día el diseñador cromático, Tampoco lo tuvo el que midió la altura de los mostradores del mercado amarillo, y por lo que da en la nariz, tampoco acertaron en el desnivel de los husillos.
Huele lo de la Encarnación demasiado, y no precisamente a comida, huele a despropósitos. Huele a olvidos, al parecer intencionados. Huele a estación de metro imposible, y a fotovoltaicas para la inexistente sostenibilidad. Huele a descoordinaciones inaugurales, y papanatismo de alto standing. Huele a sobrecostos, y demoras. Huele a penalizaciones, y ruina, y no solo de la Colonia.
Cierto es que huele el mercado amarillo, por la falta de ventilación, y cierto es que alguna gotera que otra aparece en cuanto llueve. Cierto es que no esta lo de la Encarnación acabado, que no será en este día anunciado de los Idus, cuando estén completadas las escaleras, que no es que los escalones tengan olor, que ya los irá adquiriendo cuando sean utilizados como mingitorios por la juventud, y las porosidad del granito incruste vómitos y excrementos para que se mezclen con el humo de cáñamo, y el polvo de amapola. Huele lo de la Encarnación.
Olores de frankinciensos de navetas humeando en la pastilla de carbón, a ser posible de las que ayudan a pasar el calvario de la flatulencia, evitando al paso los olores que desprende no solo lo de la Encarnación. Huele a chamusquina, a madera ardiendo en la caldera del tren devorador de maderas. Huele a cable quemado por enchufes inadecuados. Huele la Encarnación, a lo que huele la Encarnación. Olor a olor, olor a plaza, olor a gente, olor a vacío, olor a silencio.
Son muchos los olores que se concentran dentro de la burbuja de cristal, y su efecto invernadero de condensación, por no prever con tanta modernidad, el sistema de ventilación.
Sevilla a 14 de Marzo de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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