martes, 15 de febrero de 2011

Ni es igual, ni es lo mismo (Todos somos diferentes)

La estética (quien lo diría)

Nadie sabe de donde sale todo esto de la estética en lo que llaman nuevo mercado, (que acaso mas parece galería), confundiendo eso que llaman la estética que es cosa personal y de especial singularidad, con esa horrible uniformidad que implantan a la fuerza, y que hace perder toda la creatividad identificativa de cada vendedor pudiera aplicar en esto de la nueva Encarnación.
Una lamentable imposición restrictiva, casi un castigo, que hace perder los criterios para que cada vendedor pudiera a su buen albedrío singularizar su espacio, en un justo deseo, ahora eliminado con amenazantes maneras, por quienes a pesar de lo que perciben, tanto ignora de mercados, si con tal medida evitan que los vendedores puedan demostrar sus conocimientos en el arte de mostrar, y mostrarse, con total libertad para que, en “sus puestos”, todos puedan ver en la impronta personal que aplican, cada uno a su manera, por medio de la preparación que le hacen a sus negocios, y a través de estos, como identificación personal, y tambien de su profesionalidad, de su carácter, buscando con ello ese toque personal que les hace, a cada uno diferente del resto, ser identificados.
Nadie sabe de donde ha salido esta obligada uniformidad en el horror de los errores del mal llamado mercado emblemático, mercado de cromatismo amarillo pálido, de escasa luz, y oscuro suelo, de escasa ventilación, y con grandes problemas en el pegado de un fenólico que se desprende con demasiada facilidad.
Nadie sabe de donde ha salido ese lamentable rigor para amputar el ingenio. Nada, que no hay manera, todo tiene que ser según lo dispuesto, (nadie sabe donde), pero que asusta las veladas amenazas, y no está la cosa para confrontaciones buscando un reglamento que se sabe inexistente.
Las luces de gran potencia que evitan el mal color de las que se colocaron, pueden romper, sin mayor problema, los paneles de formica, pero solo si se ponen las que han aceptado. Ni de bromas se puede cambiar una bombilla sin pedir permiso por escrito y a traves del registro, por más que a la formica ni la toques.
Los bancos para acomodar las bolsas de la compra, solo se autorizan las de acero inoxidable, parece que los de madera no combinan bien con las láminas de “Kerzo” de pino finlandes, única madera autorizada. La uniformidad no permite lo que nadie sabe de donde sale tanto reglamento inexistente, pero por el momento ni banco de madera, ni tubos fluorescentes que valga. Entre las amarillas paredes de formica, y la desangelada y escasa luminosidad de los débiles focos, por cierto mal distribuido, junto con la oscuridad de un poroso y sucio suelo de granito, hacen que para salir de la uniformidad solo se permita se haga sin perder la estética. Lo que significa que nunca llegaremos a saber a quien se le ocurre estas imposiciones. Todos iguales.
Sevilla a 15 de Febrero de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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