sábado, 3 de abril de 2010

En la prosecion

Sobre la medalla

Como queriendo esconder el movimiento de los labios, haciendo parecer como si los sonidos no partieran de su boca, tal como un ventrílocuo, se aprovecha de la insignia que portaba, al alejarse, refunfuñando se le oyó decir, hace nada menos que un año, posiblemente contestando al desaire de una molesta pregunta, ¿Acaso no seria mejor no hacerle a la ciudad eso de la Encarnación?
Tras la medalla se contiene la respuesta. Y mezclando churras con merina, dejando el aliento en el metal que coronaba la vara de hermandad que portaba, atribulado solo acertó a decir “otro que no le gusta ná, ni el metro-centro, ni la Alameda, ni na., que aquí se haga”.
Su frase solo me hizo sentir pena. Hoy un año después, posiblemente al paso solemne tras la Encarnación muerta, enfilados los negros lutos, como se dispone la mangada, nada podrá increparle, ni tan siquiera los improperios de ritual que corresponde. Si nada se dice, nada se oye.
Seguro que ni el metro-centro. Ni lo del Prado, ni lo de la casa Pumarejo, ni lo de la fabrica de la Trinidad, ni por supuesto la Alameda, ni la Encarnacion, tanto monta, monta tanto, ser Alcalde por el pacto, son actuaciones para felicitar al Ayuntamiento, y donde, se dejan lo de la movilidad y la falta de aparcamientos, o la peatonalizacion arruinadora del comercio, si no pueden llegar los clientes por la falta de servicio publico. No me imagino a las señoras viniendo al centro de compra en bicicleta. Medallas aparte. Pero hay demasiadas cosas inimaginables que estan sucediendo, acaso por eso, hasta la demolición controlada de lo de las setas puede hacerse realidad.
Sevilla a 3 de Abril de 2010
Francisco Rodriguez Estevez

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