domingo, 25 de abril de 2010

Declaraciones del adiós (Nuevas cuentas)

Cuenta cuento

Mas parece una milonga, eso es lo que resulta al leer el cuento de las declaraciones del adiós. ¡Marchando una de despedida! El anterior al anterior, se fue y no dijo nada, acaso por que en lo de la Encarnación lo mejor sea callarse, o cuando menos hacer las cuentas que salen donde lo imposible sea posible. Cuento de la Encarnacion: “Lo imposible, ya es posible”.
Lo peor de todo es que hasta sus obligados defensores, incluido el autor de la ultima arquitectura financiera, y su antecesor el del “encaje de bolillo económico”, para encajar un proyecto de tal magnitud, e incluso el responsable de dar explicaciones, pero que no lo explica, “por que no se entendería”, pues hasta esos, saben que lo de la Encarnación ni es de vanguardia, ni es lo que pensaron, ni es lo que puede resultar.
Con todo eso por delante, y el mamotreto que se está viendo, y no solo de hormigón, la demolición estaría más que justificada, pero ítem mas, aparte de toda la madera que falta, convendremos en que para nada eso es sostenible, tal como fue declarado, posiblemente que previo pago. Basta saber que desde los sótanos mas invasores de la cultura y el legado del Imperio, pasando por la planta mollar , donde se inventa por el “encaje de bolillos” del anterior al anterior, unos recursos “impropios”, con más de “gato” que conejo, para resolver las cantidades flotantes, vino a utilizar el viejo truco para resolverlo sacando de la chistera locales que ni venían a cuento, ni estaban en el las ambiguas bases, ni aportan nada en el saturado sector, hoy anticomercial, y sin olvidar,( como las células fotovoltaicas), que ni metro, ni metro-centro,( también llamado tranvía), ni autobuses contaminantes, ni microbuses eléctricos, tienen previsión de acercar a los peatones a esta sinergia comercial, según la propaganda, que auguran será esto de lo de la Encarnación, y que por el momento no deja de ser causa de risa para los que nos visitan.
Con la madera en puerta, y con los clavos preparados, con los placeros impacientes, y con los puestos sorteados, el anterior responsable deja las cuentas de los numero rojos hechas, listas para que salgan, pero con alteración en factores que cambian el producto cuando si van por mas de cien, y solo se declara sesenta, todo hace indicar que, o faltan cuarenta, o es un caso flagrante de que no sabe restar. No es malo que no sepa de resta o sustracción en estas matemáticas de andar por casa donde la adicción es la suma, y el cociente del divisor, no deja residual. Pura política.
Pero lo de la Encarnación es tan importante que , aunque posiblemente se acabe a como de lugar, al menos debería de tener otro final mas brillante y no el que se espera en la umbría de las sombras, boca de lobo donde los vendedores, damnificados del silencio, acabaran sus días en la oscuridad,( ausente de luz natural) de su jibarizado espacio, reducido por capricho del anterior del anterior, el del “encaje” buscando los aportes económicos, antes de salir de najas y calladito, en los locales financiadores.
Ni que decir que no todos lo números, siempre rojos, están contabilizados, ya que eso solo se puede saber al final, pero al final, final del todo. Pero los números que preocupan, son los que deberían de preocupar a los damnificados de su silencio, los que marcaran los gastos generales, los costos estructurales, y los de mantenimiento, pero no se hacen sencillamente por aquello de que estos, según se desprende, se los hicieron donde todos los números cuadran, y entonces es cuando viene a la memoria, no solo lo de la paleocristiana, ni lo del mega-aparcamiento- ni lo de la estación del metro, ni lo del botellodromo-azotea, ni lo del planetarium, ni lo de las fotovoltaica, ni lo de la seguridad, ni lo de las penalizaciones, ni lo de las inauguraciones, ni lo del pegamento, ni lo de la vanguardia, ni lo del proyecto imposible, ni lo de la madera, ni lo de la Alameda, ¡Ay, Encarnación!, que no dejan de ser cuentas que no se le tuvieron en cuenta, acaso por no echarle cuenta, y siempre el mismo con los mismos cuentos, los de Calleja.
Sevilla a 25 de Abril de 2010
Corrida de miura
Francisco Rodriguez Estévez

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