Sin Salida
El tiempo viene a demostrar que si no se sabe donde se está difícilmente se podría salir. En lo de la Encarnacion, plaza municipal de abastos, acristalado fanal bajo una azotea de la que se eleva una estructura de madera conglomerada del mayor gusto sevillano, la novelería, algo en principio fuera de lugar y disparatado, que por su desacertada ubicación incluso llegará el tiempo en el que se cumplirán las palabras del acalde medico, cuando expresó el vaticinio de que esto de las setas seria referente de la ciudad de las personas, añadiendo que quedará integrada en la fisonomía de la ciudad, al punto de que terminará siendo aceptada. No queda otra.
En el interior del laberinto, plaza municipal de abastos de galimatico diseño, se comprueba que en lo referente de lo actuado en Base del principio político, según el socio de gobierno, para que no existieran desigualdades en los damnificados placeros, que por no estar al loro, realizaron totalmente lo contrario. Ni un euro mas, llegó a decir.
Demasiados puestos fueras de un recorrido que se hace anti-comercial, y que hubiera tenido la fácil solución de una mejor colocación de las puertas, y sobre todo, que estas aleatorias de pesadas hojas de pasamanos de mil manos de contagios, podían haberse instalado cuando menos automática a tenor del gasto por equipamiento que se contempla en el contrato de construcción-adjudicación por un importe de 4.400.000 euros. Y con un mínimo estudio de optimización.
Ni células fotovoltaicas para el ahorro energético, ni renovadores de aire, ni trituradores de basura orgánica, con un bosque de columnas que restan toda diafanidad, retretes y aseos insuficientes para la carga que recibe del exterior, incluida la de la azotea sin previsión, ni que decir el numero de errores a la buena vista, son considerables, mas cuando el costo de equipamiento, en su mayor parte obsoleto, y sin renovación, se cuantificó en 125.000 Euros por espacio o puesto de venta. Lo que lleva a pensar que para nada es lo que es, y lo que debería de ser. Con el voto de calidad, y el pacto de progreso.
Este virus que mata y lleva a la miseria y a la ruina a muchas personas y colectivos, que llena de incertidumbre a muchísimas familias y cuando menos, en la desesperación hacen alguna reclamación para que donde puedan encontrar alguna solución se les aplique. Es dramático medir el pulso de quienes, aunque sea en ruego de salir desesperados realizan peticiones, manifestaciones, huelgas de hambre y actos que aparecen normales en la anormalidad de una pandemia de muerte, que debilita sus latidos económicos, sociales, laborales, familiares y personales, pero siguen vivos. Es como una salida donde quedan pocas.
En el acristalado fanal, plaza municipal de abastos, apenas se siente palpitaciones vitales en una continua claudicación de antes de la covid, ningún signo neurológico se percibe donde reina el silencio, es como un positivo de UCI entubado, pero que sin respirador no puede llenar los pulmones de oxigeno y de eso, pocos salen. La salida es resistir, las entradas nulas, sin renovación no solo de aire, ni de puertas, ni de ideas y las fugas exponenciales que se hacen crecientes como los costos, que salen a borbotones tanto a concedente como a concesionario, servicios externos y administración de nada, fungibles necesarios, gastos propios, energéticos, seguros, impuestos, lo que podía hacer pensar en la debilidad, como entender donde se pueda encontrar la salida. A ser posible, por la puerta.
Sevilla a 31 de Enero de 2021
Francisco Rodríguez