Hace ya muchos años que el anuncio de una entidad bancaria,
utilizaba al niño de cinco años para ofrecer préstamos al cinco por ciento en
cinco años. El publicista hacia decir al pequeño con la cierta ingenuidad infantil
que él no sabía nada, solo que se lo acababa de aprender. Acaso no se recuerde
pero el mensaje era que no pasa nada por preguntar. (Mientras no se firme.)
Efectivamente no pasa nada por preguntar, salvo que la respuesta
si es que se obtiene, te lleva a nuevas preguntas.
Como el niño del anuncio, ya van para cinco años que lo vengo haciendo, sobre el cumplimiento de la
Ley de Accesibilidad, advirtiendo que no existe una puerta automática en lo de la Encarnación, y por añadidura conocer cuál puede ser el perímetro
del espacio, y que superficie es la que ocupa lo que se llama plaza municipal
de abastos, pues tampoco pasa nada. De hecho nada, de nada, salvo hueras promesas.
Recientemente, y con
la llegada de nuevos grupos municipales al Consistorio, hemos probado realizar otra
vez las viejas preguntas, que ni decir tiene
que han sido recibidas con el inusitado interés que de siempre se nos muestra al
principio, que otra cosa es como será el final, por más que sea previsible que no
pase nada, lo que hace pensar que están condicionados a factores que se escapan
del sentido común.
Viene a ser como el anuncio de la señora que esperó, dice que condicionada, ochenta u cinco años para decir que la llevaran a la playa nudista, y allí pudo comprobar mirando el infinito horizonte, y a la gandinga de paso por la orilla, que aparte de que no pasa nada, la cuestión en este caso no es ver el panorama desde la sillita del observatorio instalada en la arena, cuando todo depende del banco anunciante, y no del banco de arena, y ahí es cuando empieza el problema ya sean cinco años, incluso los ochenta y cinco, que eso si que condiciona..
Pero para instalar una puerta automática, se hace dificil pensar que se pueda estar condicionado, eso debe de dar vergüenza de ver, lo que se ve, y que en ocasiones seria mejor tapar que mostrar lo que se ve en tanta desnudez.
Viene a ser como el anuncio de la señora que esperó, dice que condicionada, ochenta u cinco años para decir que la llevaran a la playa nudista, y allí pudo comprobar mirando el infinito horizonte, y a la gandinga de paso por la orilla, que aparte de que no pasa nada, la cuestión en este caso no es ver el panorama desde la sillita del observatorio instalada en la arena, cuando todo depende del banco anunciante, y no del banco de arena, y ahí es cuando empieza el problema ya sean cinco años, incluso los ochenta y cinco, que eso si que condiciona..
Pero para instalar una puerta automática, se hace dificil pensar que se pueda estar condicionado, eso debe de dar vergüenza de ver, lo que se ve, y que en ocasiones seria mejor tapar que mostrar lo que se ve en tanta desnudez.
Por el momento solo cabe esperar a ver qué pasa, como en la
playa.
Sevilla a 21 de Septiembre de 2015
Francisco Rodríguez Estévez
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