Las dudas estarían disipadas, si no fuera porque sus
antecesores también la dieron. De su mal uso es evidente que cada vez tiene
menos valor la palabra, y eso que los contratos verbales tienen validez
jurídica, especialmente esta tan alegremente dada por la clase política.
El caso es que no se detienen a pensar ni lo que dicen, la
tienen fácil, la ofrecen sin pararse a sopesar las consecuencias de la dadiva
verbal, regalando los oídos a la bulla amable e incluso a la hostil con
tranquilizadoras promesas. La palabra es la palabra.
Este calificativo es totalmente nuevo, hubo quien ocupando
responsabilidad, lo prometió moderno, a otro le oí decir de cine, e incluso del que nos sentiríamos estar orgulloso,
pues sería referencia de la ciudad. Luego lo de la sinergia, y lo del emporio de riquezas.
También quien
llevándolo a los sótanos lo llamó mercado tradicional, y hasta quien se le
ocurrió que el solar expropiado a los vendedores que esperan en la provisionalidad
eterna, destinado en el procedimiento a plaza de abastos municipal, convertirle
por su capricho en espacio abierto y laminas de agua. ¡Vaya, vaya, aquí otra
playa!
Palabras, palabras y
palabras. Esperemos a que pase este periodo de estío y una vez aplacado el
furor de las manifestaciones de mortuorias y negros crespones, llevadas a cabo
por los cabreados placeros, cuando los ánimos encrespados vuelvan a la
serenidad, y para construir este sueño en la ciudad de las personas, al menos que podamos oír en las palabras del Alcalde como tiene previsto lograrlo.
Sevilla a 5 de Julio de 2003.
Pasados trece años, con la plaza municipal de abastos
convertida en laberinto, las palabras de los responsables no suben de valor, ya
que mantienen a la baja la cotización visto los resultados. La puerta es el
mayor ejemplo.
Hoy tengo la palabra del nuevo Alcalde, espero que no sea
como la del anterior y disponga que lo de la Encarnación como no puede ser de
otra forma, que siendo espacio municipal, se instale la puerta automática, como
primera medida de las muchas que deben de tomarse para superar las muchas
deficiencias que se advierten en este lugar, que en su transgresión soslayó tanto
leyes, como normas, e incluso el propio reglamento de
plazas municipales de abastos.
Las noticias, las nuevas noticias, como también fueron dadas
en otro tiempo, nos anuncian que este
alcalde, que aparte de venir a la Encarnación a leer un cuento, tiene el mayor interés
en cumplir la suya.
Sevilla 6 de
Septiembre de 2015
Francisco Rodríguez Estévez
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