Nequaquam
Dicen,
por más que ni lo parezca, que esto de la Encarnación se acaba, que este será
su último aniversario en la eterna provisionalidad, pero a solo dos meses vista
de la propuesta de inauguración más parece que nequaquam, pues lo anunciado según
las bases de adjudicación, dista mucho de que para esta fecha quede reflejado en los actos previstos para celebrar la ultima efeméride.
Con seguridad la provisionalidad no se acabará en este año según lo previsto y seguirá a pesar de todo bastante
más tiempo del anunciado, pues ni con milagro se podría alcanzar la fecha que
vence en una semana.
Resulta sorprendente que en algunos incondicionales palmeros, aun no genere la incertidumbre al ver aquello, que solo hace crecer lo que se sospechaba desde hace tiempo a tenor de la velocidad de la obra, con lo cual, nos hace crecer los recelos lógicos de cómo de las improvisaciones va el asunto, al punto de que, tal vez, no se tenga nada preparado para el evento, cosa evidente al carecer de la consecuente alegría como para ponerle el jubiloso colofon final de una eterna provisionalidad, lo que indica que ese prudente silencio de autoridades agazapadas y la falta de previison de los jubilosos responsables de los placeros para tal festejado motivo, indica que tal situación amordaza algo de temer, en contradicción con su feliz necrológica. ¡Adiós provisionalidad, adiós!
Resulta sorprendente que en algunos incondicionales palmeros, aun no genere la incertidumbre al ver aquello, que solo hace crecer lo que se sospechaba desde hace tiempo a tenor de la velocidad de la obra, con lo cual, nos hace crecer los recelos lógicos de cómo de las improvisaciones va el asunto, al punto de que, tal vez, no se tenga nada preparado para el evento, cosa evidente al carecer de la consecuente alegría como para ponerle el jubiloso colofon final de una eterna provisionalidad, lo que indica que ese prudente silencio de autoridades agazapadas y la falta de previison de los jubilosos responsables de los placeros para tal festejado motivo, indica que tal situación amordaza algo de temer, en contradicción con su feliz necrológica. ¡Adiós provisionalidad, adiós!
La
Encarnación se reencarnará en nadie sabe qué cosa, ¿una sombra?,¿ tal vez un sueño?
Se argumenta que será una modernidad con plaza de abastos municipal
incorporada, y plaza pública en la azotea, restaurante en las umbrelas,
antiquarium en los sótanos y garaje para los servicios propios del mercado,
toda una rareza donde alcanzar el nirvana del futuro, el paraíso perdido, en el
que solo unos cuantos, de aquellos que tienen ese punto de vista, mas de creencia por
fidelismo, que de realidad, mantienen ese hálito de esperanza. Estación del
metro en Metropol, y más aun metro-centro e intercambiador modal de
comunicaciones. Viendo el panorama, no sé qué pensar de esta ciudad de silentes
y silencios.
Y es
que “esto” de la Encarnación, además de tener sus misterios inescrutables, hace
sus pinitos para alcanzar el grado de dogma, con lo cual lo pone todo imposible
de comprender, pues ya cuesta que semejante fecha pase inadvertida.
A nada mas allá de la anunciada nueva demora,
proclamada súbitamente para la próxima primavera, para cuando las tórtolas
turcas comiencen sus anidamientos en el acogedor andamiaje de pino finlandés
plastificado, y las células fotovoltaicas, como si adrede se olvidaran de su
colocación, se anuncia a todas luces, por si acaso sean las fechas inaugurales
nuevamente demoradas que esta serán merecedoras de una fuerte sanción económica,
tal como queda recogido en el contrato de adjudicación.
En la
plaza de abastos, arrinconados, aun aguardan algunos de los noventa y tres
vendedores que llegaron a la provisionalidad que agoniza después de los tres decenios soportados que ya es hora, y resulta
más que lamentable que solo cuarenta, por capricho, y por la pésima y mas que probable espurios intereses de los
responsables de los placeros, ya me dirán con tantos metros cuadrados disponibles que para
nada por falta de espacio. Serán aquellos que llamados elegidos tendrán la opción de continuar,
en un ámbito de modernidad, con su tradicional sistema de venta, aunque es de temer que por
el reparto de costos no sea por mucho tiempo. Tiempo, al tiempo.
Francisco
Rodríguez Estévez
Sevilla
a 22 de Septiembre de 2007
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