domingo, 22 de enero de 2012

puerta abierta

El dragón (año nuevo chino)
Ochenta millones de millonarios nos esperan, y aun no han abierto la puerta para que entren.

Cuando la responsabilidad me responde, después de siete meses, que debo de tener paciencia en el asunto de la demandada puerta que solicito encarecidamente para lo de la Encarnación, la preocupación crece de forma alarmante.
Pensaba que para cuando llegara este año del dragón de la puerta, año nuevo chino que acaba de llegar con el vaticinio de que las cosa se cumplen a su llegada, ya estaría la puerta preparada para que el dragón guardián se pudiera instalar en su entrada, pero me temo que eso solo ocurra en la china de los millonarios chinos.
En la Encarnación, que sigue sin abrir la puerta de entrada a la travesía central, la paciencia se acaba, haciendo evidente que la responsabilidad tiene los pasos cortos a tenor de lo que tarda en resolver algo que se nos antoja sumamente sencillo, y por necesario de gran importancia.
Cuando el año chino del dragón de la puerta, acaba de comenzar en China, la tienda de chinos de mi barrio, permanece con las puestas abiertas, cosa que hace durante muchísimas horas, pues sabe, como buen chino, que para hacer negocio tiene que tener la puerta abierta, y en este año del dragón, guardián de la puerta, del que espera que se le resuelvan las cosas, como solo los dragones saben solucionar todos los asuntos difíciles, especialmente los de las puertas que guarda para que entre los clientes y prospere el negocio, aunque sea trabajando como un chino.
Nadie sabe cual es la medida de la paciencia, cuantos días, cuantas horas, cuanto hay que esperar para que la responsabilidad advierta que ha llegado el año del dragón, el guardián de la puerta, y en lo de la Encarnación todavía no se han puesto de acuerdo para estudiar las posibilidades para que se pueda retirar un cristal y sustituirlo por un par de hojas abatibles sujetas con bisagras de aluminio, cuando menos para que el guardián tenga esta para guardar y puedan solucionarse todos los asuntos pendientes para que aquello sea cuando menos negocio, que para que fuera buen negocio haría falta mas dragones, y por ello mas puertas, y por supuesto menos paciencia.
Sevilla a 22 de Enero de 2012
Francisco Rodríguez Estévez

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