domingo, 6 de septiembre de 2009

Publicada parcialmente 3 años y 3 meses mas tarde

Repeluco



El adn traía un helado repeluco en su interior capaz de poner la carne de gallina, como la piel sensible, cuando se llega a leer en su interior que la creatividad en la gestión de las plazas municipales, necesitan disponer de un nuevo reglamento, dice quien lo dice, que con otros argumentos más actuales. Me lo temía. No cabe duda de que a partir de entonces las plazas de abastos, tan abandonadas como amordazadas, serán pues, con este nuevo reglamento, altamente competitivas. Cuestión de esperar.

Por todo se estudiará las causas para que el actual, que debe ser retirado, haya tenido una duración tan corta, pero lo suficiente como para advertir que ha sido casi en su total articulado incumplido por esa delegación que le cree caduco, más que molesto, dejando entrever que en el moderno se reforzaran las medidas disciplinarias y sancionadoras para los comerciantes, en detrimento de las dinamizadoras y formativas. Que se le va a hacer.

Así pues libre los pasillos de cajas, las ventan prometen, como el nuevo reglamento, crear las condiciones para que estos singulares edificios, de propiedad municipal, queden convertidos en emporios de riquezas para que dinamice todo el tejido de la trama urbana de su área de influencia. ¡Toma ya!.

Lo peor será lo del horario flexible, mas acorde con los nuevos hábitos de compras de aquellos clientes que tienen otras opciones en sus preferencias, al que dicen se adaptará esta panacea de artículos, es de imaginar que se tendrá en cuenta los logros de los trabajadores en cuyo caso el mejor indicativo sería el que los servicios municipales establece, a menos que con el nuevo reglamento se pretenda tener uno donde el descanso sea imposible. Basta saber que en muchos casos la jornada de trabajo de los vendedores de mercado, no empieza en horas de negociado, pues los negocios comienzan en las madrugadas para realizar las compras, y acaban sobrepasando las tres de la tarde, con lo cual no están los cuerpos para pedirles exigencias con obligaciones, que bastantes se tienen, como para freírles.

Lo que no estaría de más, es que es se estudiara, antes de que llegue el calor, en lugar de reglamentos, la posibilidad de bajar algunos grados en la temperatura que hay que soportar bajo las horneantes chapas de la provisionalidad en esa Encarnación de despropósitos, so pena de que cuando emerjan las phaloides amanitas, para engullir a los que resistan, quede alguno sin asar.

Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla 2 de Mayo de 2006

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