martes, 8 de septiembre de 2009

Visperas de silencio

El año de la crisis

Como nunca se tuvo a bien recordar una fecha que en demasiadas veces fue olvidada, queda claro que ni por excepción, en esta ocasión inmersos en la crisis la cosa no podía ser ser menos. Tal vez sea todo por el arrinconamiento padecido, el sometimiento convertido en mudez, o por la distracción de los responsables,( motivaciones y excusas), por lo cual parece poco probable que con motivo de cumplirse los 36 años de provisionalidad, la amordazada “directiva” restringida en sus luces de bajo consumo, tenga previsto hacer algo que resulte lo suficientemente brillante para conmemorarlos. Cierto que no son tiempos de dispendio, pero la ocasión lo merece.
Con la oscuridad reinante se hace imposible celebrar unos fastos jubilosos, por aquello de que pudiera ser el ultimo, (en su significado) para muchos de los placeros, o el penúltimo para todos, motivo preocupante por el cual hace que tampoco sea plan de organizar un evento bajo el patrocinio municipal, con tesorería de velas negras, para que llene el acto con tintes de dramática nostalgia y llantos de despedidas forzosas, como las expropiaciones.
Se ha desechado, por la falta de glamour en la actualidad, montar una sin igual venta fantástica, con sorteos y premios directo en cebollas y chirimoyas, y por inviable en su participación y compromiso establecer aquello de los grandes descuentos, debido a que estos no tienen el tiron d que el acontecimiento demanda.
Cabe la posibilidad de que se invite a los representantes públicos, a la prensa, junto con la radio y televisión, para que se hagan eco del evento, y no se descarta alguna figura parlamentaria, para que ponga unas palabras antes del generoso ágape de altura, y visita a los sótanos.
Actos de sencillez propios de este año de crisis en los que hay que medir bien el gasto del convite, en especial este que de llevarse a cabo no dejaría de ser una anécdota más de esas que cuentan de placeros, cuya generosidad les hace demandar sanciones mas elevadas, obviando que a estas alturas el elevador aun no este disponible y nadie pueda subir a las setas, cuando menos para comprobar como las fotovoltaicas generan la energía obligatoria.
Pero en los secretos silencios los indicadores, en este año de la crisis, hacen pensar que la cosa no pase más allá de una misa conmemorativa, o en su defecto una oración aunque sea en el responso.
Sevilla a 8 de Septiembre de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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