miércoles, 23 de septiembre de 2009

Una fecha para reir,un numero para jugar

Numero 22129

Mas que terminación, mejor sería pedrea, y cuanto mejor, el gordo. El numero en si es una fecha, 22 de Diciembre del año 9 ,del tercer siglo del tercer milenio, fecha solemne, y no es casualidad, que coincide tanto con la llegada del Invierno como con el sorteo de lotería que hace millonarios, para que acontezca, (si es que nadie y nada lo evita), eso de las temidas, por lunáticas, fases en la Encarnación.
La difusión aparentemente engañosa de que aquello se inaugure justo cuando empieza el solsticio invernal, por más que materialmente sea de difícil realización, no deja de ser algo preocupante, cuando en vano, se le puede encontrar el sentido, a menos que se cumpla, de lo que claramente se percibe como una propaganda, se diría que negativa.
Con la crisis económica en todo lo alto, se desconoce a quien le pueda interesar finalizar lo de las setas. No sera facil recuperar la inversión en este tiempo, mas teniendo que poner en valor tanto la cripta museística, como los locales comerciales que sustrajeron a lo que iba a ser el gran mercado. Mucho tendrán que correr para instalar las celulas fotovoltaicas para la sostenibilidad en las energías renovables de este edificio, o lo que sea, sabiendo que esta ciudad además de celebrar un consejo de ministros previsto en el presente año, bajo el argumento de las energías, tambien le viene un congreso sobre la protección del paisaje urbano.
Solo el argumento de las elecciones municipales, podría acelerar lo de la Encarnación, pero sin metro, sin metro-centro, sin autobuses, y sin aparcamientos, apenas se podría cortar la cinta de la calle interior cubierta, de nueva creación, para que le pongan un nombre a ser posible micologico, como calle de la trompeta de los muertos.
La otra mañana zetaonce vino a Setaland, es decir a lo de la Encarnación. Justo a la sombra de la setauno un nutrido grupo de neoszetasonces le estaba esperando junto a vecinos y comerciantes, mientras el operario tras la alambrada de la calle convertida en jaula, trata de encontrar los imbornales olvidados, como las fotovoltaicas, y por la fachada Este, una maquina invade, como bicicleta por las aceras, el escaso viario que le dejaron como paso a los intrépidos cliente de la plaza de abastos. En la soledad del mercado los placeros no salen, siguen confiando en los números de la suerte. Cuando llegó zetaonce, la comitiva comprueba los estragos que al comercio le supone estas obras descoordinadas y lentas, al tiempo que los vecinos muestran sus quejas. En la plaza, la lotería es un juego, cuyo premio gordo sale por Navidad.
Sevilla a 23 de Septiembre de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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