martes, 1 de septiembre de 2009

Setas de verano, setas de silencio

El detalle está en la calle

Entre el calor y el silencio crece la setasexta. ¡Niño, no te señales! Coincide su implantación con la nueva ordenanza, y esta, con el levantamiento de la calle, ¡que susto! ese que marca el detalle trazado con la nueva obra de saneamientos para imposibilitar el transito, además del aparcamiento. ¡Ah bueno!
En la oscuridad del sotano se enfría, amortajada como un cadáver, la ciudad de la colonia, mientras, bajo la epatante, se rectifica una vez más, los teutónicos dedalitos del emblematico. Al otro lado, con todo el calor acumulado en las chapas, apenas una docena de placeros aguantan el castigo que impone este Agosto, y que el muy canalla se resiste a levantar, como quien levanta calles.
Los escasos clientes llegan a duras penas al asediado mercado provisional, alejado de los autobuses, y más arrinconado imposible, por las alambradas que lo cercan. En la solitaria plaza de abastos asusta la presencia de un individuo con bolígrafo en ristre. Cuando menos su visita resultaba algo sospechosa. Acaso sería u inspector de los que contratan para suplir al escaso personal con la intención de sondear la puesta en vigor de la ordenanza.
Más parecía un becario de los medios intentado recoger impresiones, e incluso daba la impresión que se trataba de un encuestador que buscaba inútilmente perfiles en la soledad del viario interior. Venia con firme paso, tal que todo podría indicar que se trataba de un representante a comisión dispuesto a vender un seguro de vida, o una tarifa plana. Por suerte resultó ser un antropólogo realizando un trabajo sobre lo de la Encarnación. (Siempre misterio)
La metodología aplicada en el mismo está basada en la entrevista selectiva intentando encontrar cuanto de verdad y cuanto de mentira se ha forjado a lo larga de los 36 años.
Lo malo es que en esta callada ciudad el silencio es un valor en alza. Por lo que resulta evidente que hasta se cree que lo mejor es no saber nada. ¡Niño, tú no te metas en nada! De ese modo la ignorancia acaba siendo un plus, que hace creer que valen mas por lo que callan. Calla la calle de la ciudad de los silencios. Callo, luego existo.
Por suerte para el antropólogo no todo fue ignorancia, ni silencio, por lo cual pudo recabar nuevos datos para su libro.
Sevilla a 1 de Septiembre de 2009-
Francisco Rodríguez Estévez

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