martes, 25 de noviembre de 2008

La voz autorizada, (mira quien habla)

La entrevista

Basta leer lo que la autorizada voz declara ante quien lo escribe, para cavilar si la cosa es como es, o lo que se lee es de otra cosa. Pues una cosa es la milonga de la Alameda, ¡Ay, Encarnación!, y otra la realidad palpable. Acaso sean las patas cortas, que sin otra velocidad de escape, trata de confundirse en el deseo cuando, después de haber pasado mas de un año de la prevista inauguración del llamado polietapico proyecto, el emblematico, incluyendo la nunca iniciada estación del metro en el metropol-parasol, esto ultimo en referencia a su epatante cubierta que, aunque inacabada, ya se advierte como sustrae el tibio Sol de las mañanas en Regina, invadiéndola con su sombra.
Solo unos párrafos de la amplia entrevista se refieren a esta Encarnación desnaturalizada, suficientes para captar lo que no está escrito cuando se lee: -“Ahora estamos esperando a que la empresa nos diga cuales son las complejidades en la colocación de las maderas”
En el pasado Mayo, la anterior voz autorizada decía otra cosa, pues con la llegada de las maderas, manifestaba que los trabajos de la colocación y revestimiento de los umbráculos estarían terminados antes de Navidad, agregando que la demora sufrida, por cuestiones técnicas y de seguridad, estas estaban superadas.
El entrevistado ratifica:-“En principio no hay problemas”. Lo que sucede es que “algo” debe pasar cuando lo que está previsto realizar en cinco meses, según la anterior responsabilidad, nos deja a la vista queda lo que es perceptible, pues si aplicamos la misma velocidad llevada en el “pegado” de los listones, para los restantes, la demora acumulada se incrementará al menos en ocho meses, lo que podría cuestionar el siguiente párrafo,-“El plazo sigue siendo acabar a finales de 2009”.
Lo que vendría a ser un total de más de dos años del tiempo previsto en los plazos de construcción, cuya reducción tuvo la consideración de una alta valoración en la mesa que determinó la adjudicación.
Finalmente se lee -“Nosotros cumplimos los pagos, y la empresa debe cumplir”.
Es evidente que el contrato establecía que todo debería estar terminado el día 5 de Noviembre de 2007, no sería de recibo afirmar tal cumplimento cuando recientemente se han venido a abonar partes atrasadas, y quedan otras pendientes, menos confiar en la parte contratada, que no cumplió su parte del contrato, generándole unas penalizaciones que nadie le exige. Más que duro lo tendrá con esto de la crisis para cumplir con su deber, sobre todo si se le recuerda que las celulas fotovoltaicas son obligatorias.
Sevilla 24 de Noviembre de 2008
Francisco Rodríguez Estévez

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