lunes, 10 de agosto de 2015

El viejo y su plaza

Si este que es capaz de marearse en las barquitas de la Plaza de España, que ya se le hace mar, y evita al ser viejo también toda comparación con aquel viejo marino que sin saber abatió un gran emperador casi a costa de su vida, y que aunque solo fueran por las raspas de este que alcanzo,para que atadas llegaran hasta la playa, según el relato novelado, sirvió a menos para que en el pueblo le reconocieron los esfuerzos de cuarenta años de navegar en solitario.
Este viejo, perdió su plaza hace cuarenta años y sabia que esta singladura sería inútil cuando  pocos conocen las artes empleadas  por el animal, las cambiantes mareas, los vientos de la rosa, y eso que a poco que llegue le tenga que acompañar la suerte, para que todos, todos, crean como con perseverancia se puede lograr la codiciada pieza, mas aun que ya no caben cuentos ni historias aun sabiendo que al enorme monstruo le basta un coletazo para abatir a un anciano, al que solo le queda la tenacidad del sedal de la palabra.
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El viejo pescador no conocía a su ansiada presa, solo la intuia,es mas desconocía todo de la inesperada captura.
Al viejo de la plaza le sobraban argumentos para confiar en el final que en esta historia no podía ser los colgajos de unos restos devorados por especímenes semejantes que atraídos por la sangre y el olor a muerto de su congénere a poco acaban, por el descrédito de años de fracasados intentos, y que de no ser por lo que quedó atado casualmente a la soga podrida de mil singladuras, nadie le habría creído.
El viejo de la plaza tiene el dolor de cuarenta años guardados en una memoria en la que cada día de recuerdos, como las salidas de pesca del viejo marino, continúa aguardando que la deseada pieza flote abatida y amarrada a estribor de su frágil barquita de papel.
Los indicios hace parecer que pronto será ese día en el que este viejo vea como la plaza que sueña atisbe la suerte, como en la pesca, y sentir que todo estaba en otros vientos, en otras corrientes, lo cual hace que así se pueda saber dónde estaba el error, y en lugar de realizarse una plaza amable, se optara por una enorme pieza cuando sería imposible sacarla a flote, salvo para que vieran el espectáculo de la gran osamenta, tan inútil, acaso como bella, sin disponer ni de cordaje,  ni de la mínima seguridad de que se pudiera lograr.
 La plaza, después de cuarenta años, de inútiles singladuras, tuvo la historia del pescador que en flaca nave quería demostrar que lograr una enorme pieza solo era cuestión de dinero, pero no tenía dinero, tampoco disponía del lugar donde se pudiera ver su grandiosidad, pero no le importaba bastaba con que estuviera, y que decir de su utilidad, si costo, tiempo, y espacio se podía cubrir con un camelo financiero de mil actuaciones sociales. El viejo de la plaza ni navega, ni pesca..
Resultado de imagen de tupersonalshopperviajero.blogspot.comQue importaba que de 33 se pasara a 136. Que podía significar que de 4000.000, se le incrementaran cuarto millones. Que supondría demorar por más de tres años lo que llevaba más de treinta. El viejo tiene demasiadas respuestas a cuantas preguntas pocos se hacen, pero qué más da. El viejo escribió mas de mil artículos e incluso varios cuentos, uno era la vida de un becerrito bravo de nombre “mercadito”, que   acabo apuntillado en los corrales, por la suerte de le vino el peor de los espadas. Otro  escrito en 1980 era un cuento para adultos de la relación de un asesino pejelagarto atrapado en un charcón del Guadalquivir y  un aficionado de caña, y que trata de salvarle la vida a costa de poner en riesgo la suya.
Hoy la periodista tiene un trabajo harto difícil, mas aun por ser de encargo, y confío que leído sus trabajos confío en que pueda transmitir parte de eso que aun encierro en mi corazón, y logre un relato amable, por más que ella sepa que hasta las rosas tiene espinas. Seguro que el viejo tendrá nuevas ocasiones de relatos de toda una vida en la plaza, seguro que nadie quedará sin saber lo necesaria que se hace la puerta en el laberinto, pues ni queda cera para pegar alas, ni fuerza para remontar el vuelo, que eso sería otra historia.
Sevilla a 10 de Agosto de 1015
(Día de San Lorenzo que hasta la cera se derrite)
Francisco Rodriguez Estévez

1 comentario:

María Pilar Bernal Maya dijo...

Precioso relato Francisco. Yo creo que su verdadera vocación era la de escritor o poeta, aunque la vida lo llevara por la inercia de los mercaderes que heredan la labor familiar impuesta. El relato tendrá que ser amable, así lo paga la empresa, pero la experiencia y el conocimiento adquirido para llegar a constuir ese relato, es más rica y profunda de lo que en un principio estaba programada y eso se queda donde yo quiera, porque no tiene precio... Gracias por usar las fotos de esta otra bloguera y créame, no deseo nada más en el mundo ahora mismo que le pongan esa puerta, que ya es hora de abrir el mercado hacia el oeste y de que usted lo vea.

=)

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