lunes, 24 de agosto de 2015

Resultado de imagen de mercado provisional de la Encarnacion
37 años 2 meses y 19 dias

Si tal como la precipitación, una vez se ponga en marcha el contador de los 413 euros y la subvención municipal,  nos lleva a tener que abrir las puertas de aquello inacabado y con las grúas sobrevolando el aparatoso andamiaje, en un día poco propicio para la inauguración como pueda ser el de pasada la Esperanza, con la que concluirá la  provisionalidad.
Pues a pesar de la alegría que puede suponer abandonar el bidonville donde los supervivientes cumpliremos la permanencia de catorce mil cuatrocientos setenta y nueve días, y sus correspondientes noches, todo queda emborronado por culpa del destino. Ese destino en el que nos han metido unos por prepotencia, y otros por laxitud.
Cierto que el futuro es algo desconocido, pero se puede tener previsiones. No conviene dejar al azar, a la suerte que actúe, en especial cuando las cuentas por inciertas tienen resultados imprevisibles, más cuando, acaso sea por el color de pollo de “simago”, aquello tiene su mijita de mala espina.
Durante muchos años he padecido el síndrome del salmón, ese que siempre tiene que ir contra corriente, pero es que no hubo forma de cambiar aquello que no se si comercialmente lamentaremos, pues eso queda en manos del tiempo, pero es que después de lo de la Encarnación cualquier cosa podría valer.
Por suerte, este grave y costoso error perpetrado en el centro de la ciudad, ha generado que se disponga de una ordenanza que en el futuro no vuelva a suceder nada parecido, pero para lo de la Encarnación, la cosa le llegó tarde.
Todo hubiera cambiado si la trampa no hubiera hecho acto de aparición en las elecciones de los placeros, donde una votación irregular permitió que todo siguiera igual, diría que peor, pues en ningún momento se contó para nada con la opinión de los socios, es mas en ningún momento de los últimos ocho años fueron consultados, ni informados en este tema de la Encarnación.
Bastaba conocer que Metropol-Parasol, en 2005, estaba sujeto al Reglamento de Mercado, pero que el propio diseño de los puestos, cosa más fea no las he visto, y la anchura de los viales, mínimo de 5 metros, hacia que o se pasaba el reglamento por debajo del parasol, o se cambiaba.
Se decide lo segundo, y es justo en Agosto de 2009, cuando entra en vigor una nueva ordenanza que lo trata de ocultar todo, cuando el proyecto siendo de 2005, estaba previsto por concurso de adjudicación acabarlo en Junio de 2007.
Resultado de imagen de mercado provisional de la EncarnacionEsta nueva ordenanza, mordaza intervencionista, no hace más que trabar, y trabar el uso, y la costumbre, es mas, y como ejemplo de la perversa intencionalidad  que en el capítulo de las licencias el galimatías solo crea motivos sancionables, y para nada ilusión para la competitividad.
Pues nada, la directiva de los placeros, enfrascadas en setas y gratificaciones de representatividad, ni se les pasaba por la imaginación, programando la fuga, las consecuencias que a la llegada del nuevo mercado estas ordenanzas pudiera tener, cuando las limitaciones son tan “leoninas”, como el contrato que nadie quería firmar, y que nos pondrán a “cardo”, como el  Alcalde llama al recorrido de ruinas, bajo el Parasol que perdió el “METRO-pol” por las margas azules de los 50 metros, y usted que lo vea.
Vamos a este llamado mercado, (que por destartalado parece imposible que hubiera tenido el visto bueno de los caducados representantes de los placeros) con la intención de remar, como un galeote encadenado a su remo, para que la nave no zozobre, y encuentre los buenos vientos, con la esperanza que mientras dure la travesía al menos no haga aguas, pues perdidas las fuerzas con la automutilación al cambiar puestos por espacios, reduciendo en el jibarismo al uso, el numero de los primeros, con lo bien que hubieran venido para reducir los costos, y aumentando el espacio de los puestos con lo caro que nos va a resultar a la hora de los gastos. En fin, siempre estamos en otras manos, y lo mejor será ponernos siempre en manos de la Encarnación.
Sevilla 20 de Octubre de 2010

Francisco Rodríguez Estévez

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