domingo, 30 de noviembre de 2014

En esa estamos

Ni me puedo imaginar cómo sería la instantánea que recogería los medios con lo de la puerta, en comparación a esta que contemplo a nuestro alcalde en lo del Barranco, asido a tirador, en momento inaugural, tal como el doctor hizo, cuando bromeando con la manguera del puesto de pescado, nos mostró su imagen más simpática rodeado de palmeros placeros. Que divertido.

El alcalde bromea en una visita al mercado de La Encarnación. | Jesús Morón
Trato de recordar a todos los responsables públicos concerniente a Consumo y Mercados, y es de temer que algo tuviera que ver entre estos y sus lasa conductas, o cuando menos desacertadas. Hoy me desayuno con lo de la petición del parque infantil, y la ampliación de la noticia, malo, lo que hace comprensible que se resistiera a pedir al concesionario nada que pudiera ser susceptible de malentendidos futuros como podría ser la instalación de la puerta en lo de la Encarnación, mas convendría saber que esta no debería de pedirse cuando se trata de hacer cumplir una exigencia que procede de la Ley, y esto no sería más que una legal reclamación, un acto de obligado cumplimiento en la responsabilidad para llevar a cabo una gobernanza sin sombras. ¡Una puerta!
Viene la mufa de lejos, se diría que de cuando aquella delegada me dijo que, para que no me quedara duda alguna, nada menos que vaticinó que se iba a hacer en la Encarnación un mercado de cine, no tuvo ni tiempo, ni tampoco tuvo suerte la Encarnación con ella.
En cuanto apareció aquel que por cercano gustaba mezclarse en los callejones de la provisionalidad, mostrando unos deseos vehementes de atender a los palmeros, parecía que sí, pero no,  pues este asunto estaba en manos de la “valerosa”, y a él le cogió de  lleno el “chocito”.
La cosa está en que parece que no hay quien se libre, y no quedará títere con cabeza, pues lo de mercasevilla salpica al siguiente, a pesar de la distancia en el tiempo, y a la que le siguió, que siendo irresponsable cuando la puerta giratoria la hizo responsable de la energía, y justamente sin enfriar el sillón donde falta la puerta, y sostenibilidad, no solo faltaba el sentido común, si no que se omitieron las fotovoltaicas, nada menos que con su más que probable visto bueno. ¡Gensanta!
A todo esto, otra que llega, y a lo de la Encarnación vino la cuñada del consejero de los cursos de formación, y es que nadie se va a ir de rositas donde algo se imputa, por eso en el pie de la foto nos revela que cuando menos se encuentra hasta las trancas, pero de millones que faltan, a falta la comprobación de mayor cantidad en  los tribunales, donde como lo de la Encarnación y el PGOU, tienen en la sentencia según el Supremo de Andalucía.
Y ahora este desayuno, por san Andrés el que murió en las aspas de una X, para despejar la incognita en el que por lo visto no se trata de la puerta, que quiera Dios se abra, pero quien quita que sea una “salida”. En esa estamos.
Sevilla a 30 de Noviembre de 2014

Francisco Rodriguez Estevez 

sábado, 29 de noviembre de 2014

De visita

Con sobrada titulación, prestigio, y conocimiento sobre edificaciones el visitante, en lo de la Encarnación, puede apreciar en el interior del laberinto, cuando menos, que falta una puerta.
 Para empezar no es mal asunto este que siendo advertido a primera vista, pueda tener si el quisiera la divulgación suficiente para que llegue las veraz información a los lectores, desde el medio en el que como colaborador participa con artículos de opinión.
Si en cuanto lo de la puerta evidencia que tal error debería de ser subsanado de inmediato, y va para cuatro años, puedo compartir, aun siendo lo de la Encarnación algo descabellado, pero que ahí le tenemos, pues que no queda más remedio.
Cabe la posibilidad de que su opinión escrita, lo mismo tiene más motivación en las responsabilidades, que en la Encarnación son dos, y se instala la puerta, pues difícil seria que rectificaran las alineaciones modificadas de manera arbitraria, y que fuer cosa consentida por mirar hacia otro lado en lugar del que se debía.
 De las fotovoltaicas mejor ni hablarlo, ya sea porque lo de la sostenibilidad  es insostenible,  ni mucho menos comentar lo de la contaminación visual que afecta a la fuente, según la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, y que nada tiene que ver con la que puede acarrear las salidas de aire caliente dispuestas en lugares inadecuados, y menos con la que puede producir las partículas odoríficas en suspensión ante la falta del sistema de renovación de aire.
El visitante sabe perfectamente, por cuanto es experto con sobrada titulación en edificaciones, que la diafanidad de la laberíntica plaza de abastos municipal tiene algo más que guasa, especialmente cuando se cuentan hasta treinta y seis enorme columnas entorpecedoras, que pudieron bien ser integradas dentro de los puestos.
Lo de la sinuosa calle, llamada por el vice alcalde Carrillo nada menos que la  prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York, viene a ser, como lo del  desacertado pavimento, o la pésima calidad de los materiales empleado en los puestos, que no se olvide que tienen una valoración de cuatro millones cuatrocientos mil euros por el equipamiento.
Posiblemente después de esta visita lo mismo se decide y escribe en su columna algo de lo que le invitado a ver,  evidentemente fuera aparte de lo de la puerta y la Ley de Accesibilidad, con lo que por higiene lleva tener que tocar los pomos y agarraderos de las pesadas hojas de las aleatorias puertas, pero donde podemos dejar los enchufes sin protección al alcance de los menores.
 Estas deficiencias muestra que no se ha tenido ninguna voluntad de llevar a cabo la necesaria rectificación, lo que evidencia que ni en la concesionaria, ni en el Ayuntamiento se observa el mas mínimo interés por este espacio municipal, cuya epatante cubierta para nada era el objetivo en el concurso de ideas para la recuperación de la plaza municipal de abastos, aquella que en palabra del doctor metido a alcalde, se devolvería la dignidad a los pobrecitos placeros, que llevan tantos años sufriendo bajo el asbesto de una provisionalidad de los tiempo del dictador, para que vuelva a ser la sinergia del sector, la locomotora del decadente comercio, en un mercado emblemático.
Espero que su artículo, por su prestigiosa firma, sea lo suficientemente motivador para que nuestro Alcalde disponga,  cuando menos que se cumpla con la Ley de Accesibilidad, pues la de Patrimonio, la FERAEE, el PGOU, las normas de Sostenibilidad,  y que las que se contemplan en el soslayado Reglamento de Mercados Municipales de Abastos, posiblemente se llevaran a cabo en otra circunstancia en la política municipal.  Será pues otra visita. Puro teatro.
Sevilla a 29 de Noviembre de 2014
Francisco Rodríguez Estévez


jueves, 27 de noviembre de 2014

Pero, como

Era una especie de pregunta a lo inexplicable. Son palabras de Zoido, palabras dadas cuando en los primeros meses, de este cuatrienio que se acaba, volví a insistirle sobre lo de la puerta. ¡Pero, como!, una exclamación de total sorpresa, pero como que no se había instalado la puerta en lo de la Encarnación.
No sé cuantas veces le he transmitido que lo de la puerta no es como, sino una total desobediencia a la propia Ley de Accesibilidad, pero ahí estamos en el desgaste que supone tener que recordar a nuestro máximo responsable que esto de la puerta no es ninguna broma, e imagino que tampoco lo puede ser para la persona que tiene la máxima responsabilidad sobre esta edificación que vulnera no solo el PGOU, cuya sentencia parece que acabará en los cajones bajo llave, que obvió el reglamento de mercados municipales vigentes, con la cantidad de personas que tanto en la parte técnica de la construcción, como en la propia delegación de consumo, y quien dice que también en la gerencia de urbanismo, podían haber estado al loro en lugar de consentir lo que allí se estaba realizando,  e incluso llegar a recepcionarse con fallos clamorosos que se aprecian a simple vista.
Que no pase nada es lamentable, que no se ponga ningún remedio, que no se ofrezca ninguna respuesta preocupante.  Que la propia Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía este vulnerada por un caprichoso icono, que la Ley FERAEE, y las normas de sostenibilidad en los edificios públicos de nada sirvieron si se omitieron las células fotovoltaicas para el ahorro energético. Sencillamente para preguntarse ….pero, como.
Las puertas de esta laberíntica plaza municipal de abastos, por su aleatoria colocación hace que,  en la experiencia demostrada de los cuatro años pasados, no hace más que confirmar el total desacierto cuando crea el mas destartalado espacio anti comercial, y que en cierta medida tendría algún mejoramiento con la puerta automática en la fachada de poniente, haciéndola coincidir con la travesía central, dicho sea de paso que sea esta la única que quedó sin puerta, dándose la circunstancia que la primera travesía le dispusieron nada menos que tres puertas.
Ni que decir tiene que las pesadas hojas de las que se instalaron, absurdamente de dos en dos, cuando podían estar en mejor distribución en la sinuosa calle cubierta, en la que lejos de llegar a ser la prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York,  tal como aquel vicealcalde llegó a imaginar, se está convirtiendo en un lugar degradado sin atractivo comercial en cuanto algunos locales han cambiado mas de manos que años llevan en el ejercicio, y eso no hace sino confirmar el error de lo llevado a cabo demostrando que no se hicieron los estudios para la optimización de los negocios. El caso es que repugna tener que tocar los pomos de las puertas.
Lo más lamentable es que para quien como máximo responsable es conocedor de la Ley de Accesibilidad, siga permitiendo  que esta continúe vulnerándose, pero, como. Ya ven.
Sevilla a 27 de Noviembre de 2014
Francisco Rodríguez Estévez


miércoles, 26 de noviembre de 2014

En carne ¿qué?

La paradoja es que cuanto más bajo cae el consumo de la estupenda y sabrosa carne de vacuno, la televisiva, pura piltrafa, es con diferencia la que más demanda tiene.
El “homo erectus”, siempre en alza, mantiene su cotización en esa bolsa de los índices de precios del consumo (antes cesta de la compra), que más que bolsa es caja de escándalos convertida en caja registradora. Alimentada de caspa, la silicona, los posados,  las infidelidades y las sobras del marisqueo, boyeras aparte,  la espongiforme caja tonta, se cobra la adición de sus consumidores.
Resulta ser que todo vale para aumentar el numero de estos. Gusta consumir las descarnadas difamaciones; los robados en la chaise longue; que decir de los sinuosos y retorcidos vis a vis de caoba y crin; chirridos de somiers; mamporros tauromacos y mamporreros de neonatas rosas. En cueros vivos, vulgo en pelotas, desnudos y sin soporte, como siliconico pecho de folklórica se dejan ver hasta los centauros del carbono, que vistieron el oropel de publicidad, cuando este efímero sostén le retira el glamour y dejan ver en sus carnes las marcas que dejaron las hojas de rutas.
En tanto la atención se centra en la encarnizada lucha dialéctica que sostiene la Encarni con el agente inmobiliario, a fin de cancelar la hipoteca, las aventadas cenizas de Encarna aun calienta el rescoldo rosa del circulo vicioso, y la Encarnación, que era buena ¿Dónde estás corazón?
Quiere resurgir sin hipotecar el futuro. Las estupendas almejilladas salen de la cómoda y se acomodan en los saloncitos dando ese toque fashion de fondo de armarios  que se están  quedando cada vez mas vacíos. La carne de astados es de sabor fuerte y economica, la de los astados debil y cara, como la moluscada de bivalvos por su penetrante sabor a mar.
El hincar hincha los objetivos en noches de encarnaciones, fácilmente olvidadas, hasta que el ADN detecta si el que hincó encarnó gozando, de maltrato, o de favor.
En tanto, todo pasa su código de barras por la caja, en las escarpias languidece, como sensuales instantáneas de Thorpe, la estupenda y sabrosa carne de vacuno que se expone en los rastreles de las carnicerías del mercado de la Encarnación, y en la romántica placita de la Encarnita su fuente pierde la cabeza, y además hace años que ni moja. Luego dicen que, solo las vacas comen yerba.
Sevilla a 2 de Octubre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez
Solo cabe esperar

Ni fastos, ni celebraciones, ni otoño caliente, ni nada de nada, no está la cosa para dispendios aunque los mereciera para recordar el tiempo pasado. El treinta aniversario llega en silencio, una callada tristeza con más pena que gloria.
No hay algazara, ni tan siquiera provocación más allá de las dos pancartas, que quedaron de otro tiempo, suspendidas en la puerta, y que aun lucen en el arrinconado mercado, cada vez mas sombra de sí mismo.
No obstante, esta ocasión no ha pasado inadvertida para una parte de la ciudadanía que tiene previsto, a tal fin, un acto de encuentro con motivo de esta efeméride de olvido. El acto tendrá lugar tres días después de que se cumplan los treinta años de provisionalidad, en este tercero del III milenio, en una fecha llena de cabalística numerología para recordar el pasado y demandar el fututo, reclamar la Historia sin olvidar la modernidad, velar por la tradición y exigir la vanguardia de los tiempos que corren, y sobre todo reclamar celeridad y evitar los frenazos, paradas técnicas dicen, tan dados en este lugar desde que se demolió la plaza de abastos, y que es conocido, más que por su historia, por la indolente actitud demostrada a lo largo de tanto tiempo.
Diez mil novecientos cincuenta y siete días lleva el solar de lo que fue el mercado de la Encarnación, esperando que le reconstruyan, treinta años es demasiado tiempo para todo, incluso para esperarle.
Los plazos predicen que si todo marcha bien, tampoco se acabará en este recién estrenado ciclo del pacto de progreso, apenas que suceda un pequeño contratiempo, por lo cual  la predicción cubana se saldrá con las suyas y un nuevo lustro tendré que esperar aguardándole. Al menos, para entonces, espero estar cobrando mi merecida jubilación, y es que el tiempo hasta en las peores condiciones se pasa volando. Por lo tanto solo cabe esperar que algún día aquello se termine y recuperemos el mercado, la plaza de toda la vida, pero todo es de temer.
Sevilla a 27 de Septiembre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

n+1

Aquí también hay que leer compulsivamente (LFC)

El Mejor Amigo del Político: El Chivo Expiatorio

¿Estamos a setas o a Rolex?
¿Estamos a setas o a Rolex?
No solemos en esta casa repetir escritos que ya hemos publicado, sin embargo, creemos que esta vez y para el caso que nos ocupa, poco podemos añadir a lo que ya escribimos hace la friolera de casi dos años. ¿El asunto? La denuncia del ayuntamiento de Sevilla –con su alcalde Juan Antonio Zoido, Partido Popular, a la cabeza- contra Jürgen Mayer, a cuenta de los errores que llevaron a Metropol Parasol (AKA: Las Setas de la Encarnación) a doblar con creces su millonario presupuesto.
Si en aquella ocasión Zoido amenazaba con pedir todo el sobrecoste, la noticia que estos días rebota por la red nos habla del encargo de un informe pericial (Más de 76.000 euros, que ya es decir) para contemplar la viabilidad de reclamar a Mayer 4,2 millones por deficiencias en los proyectos básicos y de ejecución por los que ínclito alemán cobro la bonita suma de 848.000 euros.
El texto, originalmente publicado el 26 de marzo de 2012 y que solo hemos retocado levemente, es el siguiente.
REJOYCE.
Entre todos la mataron….y ella sola se murió.
No sé qué les parecerá esta nueva versión del refranero, pasado por la bética y por la maravillosa casta política gobernante, sea del color que sea. Porque tengan claro que si hay algo en lo que nuestra querida partidocracia consigue poner de acuerdo a tirios y troyanos es en cumplir, a rajatabla, el precepto del chiste de la nacionalización y las bicicletas.
¿No lo conocen? Atiendan:
En un pueblecito deciden que están hartos del caciquismo y que van a nacionalizar los medios de producción. Estilo koljos, pero con chistorra y boina a roscachapa. Así, los líderes gritan:
- ¡Y los tractores serán comunales!
A lo que el enfervorecido proletariado contesta, todos a una:
- ¡SI!
Y continúan:
- ¡Y los arados serán comunales!
A lo que contesta el respetable:
- ¡SI!
Y rematan:
- ¡Y las bicicletas serán comunales!
En ese momento, uno de los vecinos levanta la mano y contesta, airado:
- Ah oye, no jodamos, que yo bicicleta tengo.
Pues lo mismo: Los políticos de este país (no jodamos), bicicleta tienen. Todos.
Y ello hace que les veamos a todos unánimes cuando se propone bajarles los sueldos; que sean un solo hombre a la hora de no recortarse privilegios o que se tapen las desvergüenzas por colores unos a otros aplicando la vieja fórmula del “¿No nos haremos daño verdad?”. Es decir, que pidan a otros lo que ellos mismos son incapaces de aplicar, que practiquen el noble arte del rasgado de vestiduras (público y notorio) para con los desmanes de los demás, pero nunca para con los propios. Que exijan –en suma- unas responsabilidades que ellos mismos hace tiempo olvidaron que debían aplicarse en altísimo grado.
Es con este concepto puramente españistaní en mente con el que recibimos la noticia de que el Ayuntamiento de Sevilla piensa reclamar a Jürgen Mayer por el sobrecoste de Metropol Parasol.
No les cuento otra vez la historia para no aburrirles. Creo que está claro qué opinamos en esta santa casa del proyectito, el mayor exponente del neoliberalismo icónico en Andalucía aderezado en este caso, nobleza obliga, con video-final de fiesta by Ove Arup.
Empecemos por decir que no tenemos especial interés en que nadie transite por un juzgado. Y menos un compañero. Aunque sea un compañero algo peculiar, como es el caso de Jürgen Mayer, que va ganando concursos de ideas con proyectos que no pueden hacerse por el presupuesto de licitación. O dicho más clarito: que gana haciendo -aparentemente- trampas a sus propios compañeros.
Añadiremos que en TODOS los contratos que hemos firmado con la administración, es común la cláusula que indica que, en caso de existir un modificado y de ser este achacable al mal hacer del redactor del mismo, a errores de su parte o a cualquier otro motivo que no sea una causa de fuerza mayor completamente justificada e imprevisible, el propio redactor será responsable civil y penalmente (Ojo, nada de bromas aquí, que hablamos de cárcel).
Dicho esto, y asumiendo que si el proyecto debía costar 50 millones y ha costado más de 100 alguien ha metido la extremidad hasta el anca, la pregunta es evidente:
¿Es Jürgen Mayer, tan piernas y tan malo-malasombra como pudiera ser, el único responsable del fiasco?
La respuesta es, evidentemente, NO.
El objetivo del ayuntamiento de Sevilla no parece ser otro que el de buscar un bonito cabeza de turco propagandístico que pudiendo ser culpable no lo es desde luego sólo, sino en compañía de otros. De muchos otros.
Porque, y empecemos desde el principio:
1.- ¿No son responsables los miembros de un jurado que se toman su altísima responsabilidad a chicota y que profundizan menos que el capitán Cousteau en un charco? ¿No lo son cuando, en el cumplimiento de su (y no bromeo) sagrada función no se aseguran de que aquello que están eligiendo como proyecto ganador puede efectivamente construirse con el dinero que aparece especificado en las bases que les obligan? ¿O es que quizá el jurado era, simplemente (y muy simplemente, en su doble acepción) un jurado estético y no nos hemos enterado?
Hasta donde uno sabe, si el concurso especifica sus parámetros en unas bases y esas bases incluyen -como no puede ser de otra manera- un PRESUPUESTO DE LICITACION (Es decir, el dinero que hay para la obra) ¿No es labor del jurado analizar las propuestas teniendo en cuenta todos los parámetros, incluido el económico?
Y no, queridos amigos, no me vengan con que eso no se mira, con que no había tiempo. Si no había tiempo para hacer una labor decente, si no tenían los medios o si, sencillamente, no sabían ustedes, la solución es fácil: Abandonen el jurado. Abandonen y hagan constar en acta porqué.
2.- Siguiendo el hilo: ¿No tiene nada que decir la constructora que licito el proyecto? Cuando se licita un proyecto de construcción se recibe el (valga la redundancia) proyecto de construcción como documentación básica. ¿No se lo miraron? ¿Le hicieron el número gordo? ¿No tienen a nadie que fuera capaz de detectar que aquello era (y cito) “Inviable” por un error en la estructura o en la cimentación de los parasoles? Si era tan inviable ¿Cómo no se dieron cuenta?
3.- Y llegando a lo fundamental:
¿Quién aprobó los modificados que incrementaban el presupuesto? ¿Quién decidió seguir con la obra? ¿No fueron acaso los políticos del Ayuntamiento de Sevilla? ¿Acaso Jürgen Mayer se sienta en el salón de plenos del ayuntamiento de Sevilla y vota él solo, reunido consigo mismo, por unanimidad?
¿No tienen ninguna responsabilidad quienes están al cargo del dinero público, que son quienes deben administrarlo?
¿Nadie en todo el gobierno de la ciudad de Sevilla se planteó en algún momento parar el desastre y repensar las cosas?
No. Por lo visto no. Recuerden: En el caso de los políticos, todos tienen una bicicleta. Incluso con ruedines.
Sólo así se explica que el actual alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, se nos ponga dignísimo y demuestre una vez más que el mejor amigo del hombre no es, como podría pensarse, el perro…. sino el chivo expiatorio.
Porque, y por favor, no me hagan lecturas partidistas de esto, que lo mismo me da… que me da lo mismo, ¿Qué tiene Juan Ignacio Zoido, Partido Popular, que decir de los excesos presupuestarios de Calatrava, firmados por sus compañeros de partido de Valencia?
¿Recomendará Juan Ignacio Zoido a sus allegados políticos valencianos que procedan de igual manera con el suizo universal? ¿Cuál es la postura pues del Partido Popular, la que defiende en Sevilla? ¿O quizá la que adopta en Valencia?
¿Es quizá mejor el sistema Valenciano, en el que los contratos de Calatrava no solo le eximen de cualquier responsabilidad en los modificados sino que además le aumentan los honorarios proporcionalmente, sean o no achacables a su labor?
¿Dónde está esa rueda de prensa de Don Juan Ignacio en la que, por coherencia, afee la conducta a los responsables de bonitos fiascos como son la ciudad de las Artes de Galicia, la Caja Mágica de Madrid, el Auditorio Princesa Letizia de Oviedo…? ¿O es que la coherencia, como las bicis, tampoco la vayamos a hacer comunal… por lo que pueda pasar?
Y por no centrarnos solo en un lado del hemiciclo, y para que vean que en todas partes cuecen habas ¿La furibundia con la que el PSOE de Valencia critica los desmanes Calatravianos… la pierden al pasar Despeñaperros? De nuevo: ¿Cuál es el criterio del PSOE, el que defiende en Valencia o el que exhibió Alfredo Sánchez Monteseirín con Metropol Parasol?
O quizá el criterio, no nos engañemos, es que a mí la bici que no me la toque nadie  porque el infierno son, siempre, los demás.
Durante demasiado tiempo, en esta profesión, inútiles atrevidos e inconscientes de camarilla han querido hacernos creer –Y lo que es peor, lo han conseguido en escuelas y clases de proyectos- que lo que hacemos es un juego. Pero no un juego como pueda entenderlo Johan Huizinga en “Homo Ludens” (Nada hay más serio que el juego) sino, antes al contrario, un ejercicio especulativo exento de responsabilidades en el que el recurso a una supuesta investigación ha ocultado el imperdonable olvido de la realidad social de la arquitectura. Una realidad que pasa indefectiblemente por aspectos económicos y que tiene uno de sus pilares fundamentales en la asunción expresa de responsabilidades sobre aquello que se proyecta.
Desde este punto de vista, es más que probable que mucho sea lo que tengamos que exigirle a Jürgen Mayer. Sin embargo, flaco favor estaríamos haciendo a esta sociedad -a la profesión- si permitiéramos que los responsables últimos, aquellos a quienes por su CARGO PÚBLICO puede y debe exigírseles el máximo, pasaran por este trance de rositas, mirando al tendido y cantando a voz en pecho “pió, pió, que yo no he sido”.
Metropol Parasol, el proyecto y quizá el propio Mayer, no son la enfermedad. Son solo un síntoma, tan grande, tan mal construido y tan caro como se quiera. La podredumbre, la enfermedad, sin embargo se extiende mucho más allá. Es mucho más profunda y pese a que el asunto pueda servir como aviso a navegantes para retomar el debate sobre el concepto de responsabilidad (tan necesario), no serán estas soluciones cosméticas, sesgadas,  parciales y populistas las que nos sirvan para erradicar el problema.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Mas de cuarenta años sirviendo las carnes a la cocina de la duquesa, y Carlos Marmol, periodista,  tambien cliente de nuestra casa, a tenido a bien en su articulo hacer mencion de esta circunstacia.


ADIÓS A UN MITO

Almuerzos en las Dueñas, seducción de dinastías


Las élites son como las familias: necesitan reconocerse. Que lo hagan para imitarse o para enfrentarse no importa mucho. Entre las aristocracias se trata de costumbres sucesivas. No es trascendente que el origen de un linaje sea la guerra o la propiedad de la tierra y el acceso del otro a la cúspide se produzca por las urnas. Los poderes se seducen mutuamente, predican siempre para los demás y aunque sus caminos hacia la cima sean diferentes su comportamiento está lleno de analogías. Por eso no resulta nada extraño que uno de los rasgos que mejor definan la vida de Cayetana Fitz-James Stuart, última duquesa de Alba, sea su cercanía con ilustres personajes del socialismo patrio; en concreto con la generación que desde Andalucía triunfó en Suresnes y llegó a gobernar la España de la Transición.
Procedentes de orillas antagónicas, ambas estirpes mantuvieron contactos, celebraron sus divergencias y encarnaron el espíritu de lo que entonces se llamó la concordia. Cayetana no lo confesó hasta el final, al presentar sus memorias: «Voté a Felipe, que era simpatiquísimo y muy atractivo». ¿Una duquesa votando a un socialista? Sí, pero los motivos eran personales (maritales, en realidad) más que ideológicos. Cayetana siempre fue fiel a su clase: nunca dejó de ser una aristócrata. Su rebeldía fue meramente epidérmica. Se había criado en un mundo donde a los progenitores se les llama de usted y se confesaba ultramonárquica. Su contacto con la intelligentsia comenzó tras su matrimonio en 1978 con Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, doctor en Teología, sacerdote y responsable de Taurus, editorial a cuyo amparo se acogieron los intelectuales de un socialismo que sólo un año más tarde dejaría de ser marxista. Aguirre bautizó, confesó y casó a todos los miembros de esta cofradía después de someterlos a sus famosas homilías. Prueba de su influencia sobre esta grey es que durante la presentación de un libro de su editorial sobre los discursos parlamentarios de Julián Besteiro preparada por Fermín Solana fue donde Felipe González confesó por vez primera que era secretario general del PSOE.
Desde entonces la aristócrata más sevillana y la izquierda indígena comenzaron a tratarse con promiscuidad. Por Liria pasaron Tierno Galván, Fernando Morán, Solana, Maravall, Peces Barba, Boyer y Javier Pradera. El cura extendió la costumbre de las veladas privadas a la residencia de primavera y otoño de la Casa de Alba, el palacio de las Dueñas, donde el matrimonio citaba a las aristocracias ciertas y fingidas de Sevilla. Las reuniones eran iniciáticas. «Los grupos no eran grandes: seis y ocho personas máximo». A los duques les divertía mezclar a sus invitados. «El portero te preguntaba antes si tenías algún problema con los demás, incluidos los compañeros de partido», narra un socialista que acudió a estos almuerzos. «Te podías encontrar con Semprún o Lázaro Carreter. Rara vez se hablaba de política. Cayetana y el duque ejercían de anfitriones de sus amigos: Curro Romero, Soledad Becerril o el hermano mayor de Los Gitanos. El menú era sobrio pero de calidad». Las viandas se las compraban a Guillermo, el mejor carnicero del mercado de la Encarnación.
«Cayetana no era del PSOE, pero le interesaban las personas», explica otro invitado. Aguirre era el centro de estos cónclaves donde dos dinastías gemelas -la nobleza secular y la clase política emergente- se seducían sin descanso. Hasta Alfonso Guerra, azote retórico de los señoritos andaluces, pasó por el palacio, aunque el pretexto fuera un homenaje a Machado. «Había invitados que iban por educación y otros que estaban encantados de ser convocados», cuenta un socialista. Muestra de esta estrecha relación es el nombramiento como comisario de Sevilla para la Expo 92 de Aguirre, que dimitió cuando Rojas Marcos quiso devolverle el protagonismo a la Sevilla Eterna. Diez años antes Felipe González ya le había ofrecido -sin éxito- la embajada de España en Bonn. Cayetana dijo que no.
Los Alba eran clásicos del protocolo hispalense. Fueron a las tomas de posesión de Manuel del Valle y Uruñuela. «Se interesaban por Sevilla y el Ayuntamiento sacaba partido de su influencia», recuerda un político que fue testigo de cómo el anterior duque de Alba movió sus contactos con La Caixa para pagar el pabellón de la ciudad en Plaza de Armas y convenció al lobby judío para financiar el Monumento a la Tolerancia. A las sobremesas de estos otoños sevillanos fueron socialistas como Paco Moreno, Alfonso Garrido y Bernardo Bueno. El ritual estaba medido: el aperitivo se servía en el piso superior; después llegaba el almuerzo. Acudían personajes como Carmen Tello, Moreno de la Cova o los Benjumea, sin olvidar a los toreros. Otras veces las citas eran algo más íntimas: sólo con el matrimonio, perdido en los extremos de una inmensa mesa de protocolo.
A estos encuentros no faltaron los tres presidentes de la Junta: Borbolla, que iba con su mujer; Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Chaves fue quien concedió a Cayetana en 2006 la medalla de hija predilecta de Andalucía, una decisión contra la que el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) organizó una protesta a la que la duquesa respondió llamando «locos y delincuentes» a los jornaleros, palabras que le costaron una condena por injurias y 6.000 euros de multa. Después de la muerte de Aguirre el romance con los socialistas se dilató pero no cesó: Cayetana fue al nombramiento de Felipe González como hijo predilecto de Sevilla en 2012 ataviada con un vestido rojo y con joyas diseñadas por el ex presidente. Un año antes Monteseirín dedicó su último acto como alcalde en funciones a inaugurar la estatua que había encargado a Santos Calero para inmortalizar a una joven duquesa en los jardines del Cristina. Cayetana ya tenía una glorieta dedicada entre Torneo y La Resolana, frente a la Barqueta, pero al primer edil socialista le parecía poca cosa para sellar los vínculos de la Casa de Alba con la generación de socialistas que en su día gritaron que a la España nobiliaria no la iba a conocer ni la padre que la parió. La irresistible seducción de las lejanas tardes en las Dueñas se llevó por delante la retórica jacobina. «Los de entonces, ya no somos los mismos» (Neruda).
La palabra

Las dudas estarían disipadas, si no fuera porque sus antecesores también la dieron, de hecho todos las dan, palabras, palabras. Cada vez tiene menos valor la palabra, y eso que los contratos verbales todavía tienen validez jurídica, pero son tan alegremente dada por la clase política que pierden todo su valor, de hecho la  tienen fácil, la ofrecen sin detenerse a pensar las consecuencias de la dadiva verbal, regalando los oídos a la bulla hostil con generosas y tranquilizadoras promesas.
 El pacto de progreso, a través de su máximo portavoz, empeña la suya en esto de la Encarnación, y nos promete un edificio emblemático. Este calificativo es totalmente nuevo, hubo quien dijo mercado moderno, a otro le oí decir que sería de cine e incluso del que todos hiciera que nos sintiéramos orgullosos. Palabras, palabras.
También hubo quien llevándolo a los sótanos, en planos y proyectos fallidos tuvo tal desfachatez que lo llamó mercado tradicional. Palabras, palabras y palabras.
Esperemos a que pase este periodo de estío y una vez aplacado el furor de las manifestaciones de mortuorias y negros crespones, que ya son ganas de disparatar, y cuando los ánimos encrespados vuelvan a la serenidad podamos oír en las palabras del Alcalde como tiene previsto lograrlo.
Sevilla a 5 de Julio de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

viernes, 21 de noviembre de 2014

Treinta años y tres días

Nos las prometíamos muy felices y no pudo ser. Lamentablemente está visto que no hay manera de penetrar la mirada más allá  de la panorámica de desolación que el ventanal ofrece en el acorazado solar de la Encarnación.
No faltaron los invitados a la cita, ni el sol en la brillante mañana del cuidado acto tras los últimos días de aguaceros, ni tan siquiera faltaron los curiosos transeúntes sumándose a lo que acontecía.
Estaba todo a pedir de boca excepto el papel. Faltaba el papel, mas de cien personas y no teníamos el papel en cuestión, un permiso. Una documentación solicitada en tiempo y forma por los cauces establecidos, todos los posibles e incluso por los cauces de favor, un trámite concedido mil veces de palabra pero no llegó.
En su lugar, una llamada telefónica unos minutos antes, para desdecir el prometido documento y, con un argumento infantil, por no llamarle infame comunica la negativa a visitar la excavación arqueológica en lo de la Encarnacion : “ Tras los días de lluvia el yacimiento arqueológico está intransitable”.
Me pregunto qué pensaba el comunicador de la misiva telefónica. Tal vez intuyó que la centuria de hispalenses que esperaba visitarlo realizaría un guateque sobre las teselas de los mosaicos de los pavimentos romanos. Quizás que celebrarían una barbacoa en el ábside de la basílica paleocristiana, se temerían que prepararían unos pinchos morunos en la casa almohade, o practicarían puenting desde lo alto del lienzo de muralla.
Fue una oportunidad histórica para no esconder más la historia de tanta historia de ocultaciones, a menos que se encuentre otra explicación. Es cuestión de preguntar. Acaso treinta años y tres días no hayan servido para nada.
Sevilla a 4 de Octubre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez
De Latines
Tiene su guasa que a los años le pongan nombre. Al contrario de otras culturas que lo tienen predeterminado desde hace milenios, en esta del tercero los bautizan por San Silvestre. Tras el annus horribilis, nos llegó el annus pervesus y posteriormente el annus XXX, llamado triple equis, pero que no tiene nada que ver con un ciclo de cine porno  si no en el que cumple lo treinta años lo de la Encarnación. Una tríada para no dormir.
Aun tendremos que esperar para saber cómo llamaremos al siguiente será annus sperabilis, por ser el que hay que esperar para que definan la situación, tanto de la excavación como las líneas de actuación para la realización del emblemático; annus desesperationis por que será el de la desesperación de los placeros; annus extrico por que durante el se desenredarán todos los entuertos; annus tyranicus por que  puede ser que acabe lleno de falsedades.
Cuatro annus de pactum de progresus para saber si fueron anni fructifer o anni amissio ruinae, para la Encarnación de los treinta y cuatro annus indecorus.
Cuando llegaron los placeros al sukab de la provisionalidad algunos creyeron que el transito duraría algo más de los tres años que prometieron las autoridades del momento, pero fueron muchos en especial los mayores que algo se jamaron cuando auguraron aquello de que de aquí no salimos. ¡Qué razón tenían ¡
Sevilla a 4 de Enero de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

es otra opinion, que por lo visto no se leyo ni las bases, ni lo del mercado, ni lo mimo, ni lo del tranvia, ni lo de los aparcamientos, creo que ni la Ley de accesivbilidad, ni la Patrimonio Historico de Andalucia, y al reglamento de mercadoni conocia su existencia. y menos lo de la sostenibilidad. i  


Divisorias arquitectónicas. Revisitar la Plaza de la Encarnación en Sevilla, España, dos años después

por O
ut_arquias — Miércoles, 3 de julio de 2013
divisor, ra(Del lat. divīsor, -ōris).
divisar. (Del lat. divīsus, part. pas. de dividĕre, dividir, distinguir).
Buscar razones profundas para poder comprender los procesos del presente suele ser una convincente intencionalidad y justifica empezar por la etimología, que de otra manera pudiera provocar una reacción adversa por recalcitrante, al ampararse en el escudo supuesto de lo inamovible. Coincidente con la filología del habla en Nietzsche, que usa la palabra excitando su empleo al activarlo justamente en el habla, y no para la escucha, Deleuze desarrolla con brillantez tres trayectorias derivadas del étimo activo, como reivindicación ante su olvido: una sintomatología, una tipología y una genealogía. En el primer caso, se interpretan los fenómenos más allá de ellos, en sus vectores originantes, que son cualificados en el momento que son tratados como tipos, activos o reactivos, o lo son por sus orígenes, al tratar el tercer caso. Al sacar los conceptos de sus marcos convencionales de significación, sin alterar su estructura, pero atendiendo a su línea evolutiva, todo modo de hacer en la cultura se torna antipasivo. La filosofía, que Deleuze calificadel futuro al atender a esta trinidad en Nietzsche, abandona su corte utópica y se vuelve activa.
Vista hacia el Norte de la Plaza.
Vista hacia el Norte de la Plaza.
Cualquier arquitecto con algunos años en ejercicio, puede reconocer una operativa ya clásica en esta forma trinitaria, e incluso sentir un desasosiego al volver a leerla. Como los tiempos actuales no son un remedo de los pasados, pero tampoco se reconocen en nada que pueda fijarlos, a pesar de invocar formas y contextos –desarticulados- de las memorias del ayer, trataré de deslindar condiciones que particularmente concedan una lectura, de entre las posibles, para la elucidar un precipuo proyecto arquitectónico. Se trata de la intervención que se inauguró en Sevilla hace algo más de dos años para una de sus plazas más emblemáticas e importantes como tejido conjuntivo de una ciudad que exuda genes de inusitada fijeza, tipos de reconocida presencia, y caracteres –patológicos- cuya anamnesis(interrogar sin explorar) padecen tanto exploradores como interrogados, a la luz de los años de debate político y social acaecidos durante la ejecución del proyecto. El texto de Deleuze (Nietzsche y la filosofía, 1986) es introducido aquí, para recordar salpicadamente, en el avance de mi escrito, una de sus frases iniciales:“Diríase que el sabio ha tomado como modelo el triunfo de las fuerzas reactivas y quiere encadenar a ello el pensamiento”.
El intento que aquí me propongo es el de divisar las líneas proyectuales que han recorrido este proyecto nacido de un concurso internacional de ideas celebrado en 2004 y al que, he de decirlo ya, opté con un equipo de investigación de profesores y estudiantes de la escuela de arquitectura de Sevilla. El concurso se organizó en dos fases, seleccionándose en la primera a 10 propuestas, y encomendando a sus responsables un anteproyecto con defensas públicas ciudadanas mediante seis paneles, contenido mediático y maqueta, sobre el que decidir la ganadora. Como participante en ambas fases, se me encargó este artículo para una revista argentina y que ahora reelaboramos para La Ciudad Viva. La mirada interna ha de someterse al juicio de la externa, la que debe interpretar qué es esta arquitectura y lo que supone para esta ciudad.
Imagen de concurso. 2004
Imagen de concurso. 2004
Comenzaré relatando una breve historia, mero anecdotario, para obtener síntomas, percibir condiciones, vectores, tendencias, cosas con poca imprenta pero con impronta. En un tribunal de proyectos fin de carrera, en el que actué como miembro evaluador, un estudiante optaba a conseguir su título mediante el proyecto de un Palacio Arzobispal. Un edificio administrativo, que se elaboró con unas grafías duras, marcadamente geométricas, abstractas, que presentaba graves inconvenientes en implantación urbana, tipológicos –en tanto que no hacía sino desarrollar un modelo oficinista convencional-, y compositivos, con inadecuación al entorno, asunción de morfologías ideológicas y de retóricas pasadas, etc. Como aportación pregnante, ese modelo obsoleto y carente de articulación de ningún tipo, presentaba una peculiaridad aún más anómala. Los aposentos del arzobispo, generosos en dimensiones, austeros, duros y fríos en acabados (toda una envolvente de hormigones vistos), mostraban la cama partida en dos, unidas al modo de un motel, con dibujado de la cuadrícula de las mantas y embozo abierto de sábana triangular, invitando en ambos lados a introducirse en ella(s). No puedo decir que este defectuoso en general proyecto tuviera la preclaridad de un desvelamiento de lo que acontece en nuestros días, pero al paso del tiempo, pensar sobre esas camas juntas, nunca utilizables del todo, pero fundibles en una provocación inadmisible para unos, y en motivo de denuncia, por otros, me ha resultado esclarecedor. Marcar una divisoria de opuestos no integrables ofrece perspectivas desde las que divisar más allá. Es justamente en el límite donde es posible determinar qué variables intervienen, aunque es importante dejar sentado que no me sitúo en un borde formal, que reconocería la enorme marquesina de madera laminada exhibiendo una escala y morfología desavenida con la trama circundante, sino conceptual. Para ese tipo de reflexión por la forma, puede acudirse a la mayoría de revistas arquitectónicas de todo el mundo que en este momento publican este proyecto.
Y recuerdo la definición que Ernesto N. Rogers daba al formalismo cuando decía que “es cualquier uso de formas no asimiladas: las antiguas, las  contemporáneas, las cultas o las espontáneas” (Casabella, 202). Porque si bien la arquitectura no puede asumirse y generarse tampoco hoy por mor de la forma, no deja de encontrarse forma o, a pesar de que la arquitectura hoy no deba ser fin, sino medio -en la cultura- y, aunque ella no se conciba para significar, pero sea significada, el empleo del término divisoria nos coloca en una obligada actitud no pasiva de confrontación en cada una de esas polaridades. Al modo de una línea perpendicular, en el desarrollo de una partitura musical, cubriendo las cinco líneas, la divisoria indica el final de un compás y el comienzo de otro.
Vista desde la plaza elevada hacia el Norte
Vista desde la plaza elevada hacia el Norte
Si la división en tres de Deleuze tiene en mí el carácter de preclaridad, para luego asociarle el de convencionalidad es precisamente porque redunda en las escisiones que me interesa marcar. El filósofo francés no habla de variables para la acción, sino de fuerzas. Como tales, las acciones que serían propiamente arquitectónicas serían perturbables por tensiones resultantes de esas fuerzas provenientes de muy distinta naturaleza, incluso fuera de las nociones intrínsecas a la arquitectura y allende, exógenas a la propia cultura en una preliminar identificación. La cesura como autonomización de problemas surgidos de polos irreconciliables y no reintegrables en su totalidad es una constante en la evolución de la historia de la arquitectura del siglo XX.
Podríamos citar, entre muchos otros ejemplos representativos, la diatriba a finales de los 50 entre Reyner Banham y el propio Nathan Rogers, quien tildó al crítico británico de “guardián de los frigoríficos”, como respuesta a la dura crítica que hizo en el artículo “Neoliberty. La Retirada  Italiana del Movimiento Moderno”. Conciliar identidades, genealogías –el Neoliberty italiano- con el compromiso con el Movimiento Moderno, implicaba hablar del proyecto doméstico, de la cultura material, de la utopía, y de la semiótica como motores de la acción arquitectónica que desvelara ese momento temporal. El propio Banham habla en su artículo de la cesura en 1907 que imponía una restricción clara a los ojos vueltos al pasado, como logro inequívoco de la centuria pasada, y da sustrato a la hipótesis que quisiera yo defender en estas líneas como algo de lo más relevante para hablar de este proyecto andaluz-berlinés-mundial.
Alzados y secciones del proyecto realizado para la mayor estructura de madera del mundo
Alzados y secciones del proyecto realizado para la mayor estructura de madera del mundo
En los años 90 pasados, la “teoría de campo” impulsó lo que nuestro libro de Deleuze describía como argumento filosófico en Nietzsche. Las fuerzas que componen un campo organizan la forma, pero más que eso, lo que hay entre esas fuerzas. Ese impulso surgió en paralelo a las potencialidades del computador, de manera que lo que se puso en juego fue, de nuevo, una cesura, una divisoria entre la construcción y la forma de producción, el “form-making” en palabras del arquitecto norteamericano Stan Allen. Para él, y en consonancia con el crítico K. Frampton, lo que se presenta es una separación entre la panoplia representada y una ontología de la construcción. Para ambos, esta oposición se presenta marcando una divisoria que no es conceptual, es puramente material. Aunque la potencia de los textos de estos autores, o del mexicano Manuel de Landa, dé unas posibilidades muy abarcativas de este nuevo materialismo, me caben dudas sobre la univisión que como intento de desvelamiento de nuestro presente proveen estas intencionalidades proyectuales. Es decir, son acciones muy elocuentes y verdaderamente poderosas visual y espacialmente, como muestran las imágenes que acompañan a este texto, pero no cubren el espectro completo. No como Deleuze, que con su reparto operacional revela la acción de la ciencia, y de esta arquitectura, que sustituye las relaciones reales de fuerza por una correspondencia abstracta, holística, como una “medida”: estándar, reproducible, estilizable. No deja de ser curioso cómo los medios sevillanos se hicieron eco de la inadmisible copia de su plaza, por la proyectada por los noruegos SnØetta para elKing Abdallah Centre for Dialogue cerca de Meca. O cómo el teórico Patrick Schumacher, socio de Zaha Hadid, anunciaba en la 11 Bienal de Venecia de 2008 a través de su manifiesto parametricista, un nuevo estilo, que se oponía frontalmente a lo Moderno: “El parametricismo está listo para convertirse en una corriente dominante. La guerra de estilos ha comenzado”.
Vista desde el paseo-mirador hacia el Oeste.
Vista desde el paseo-mirador hacia el Oeste.
Con este estilo también verbal de batalla, no me parece menos radical que Banham, o tan vehemente como Le Corbusier, donde hoy queriendo ser un arquitecto de combate contra el pasado y en pro del presente, se yerguen los mismos estandartes de antaño. Porque, como he escrito en respuesta al artículoWaffleUrbanism, publicado en Domus, faltaría en el diagnóstico que lo virtual es actual y presente en la misma proporción, y equivalente a la que hemos atribuido a lo real, sujeto y objeto, hombre y máquina, vivo e inerte, donde no son ya polos opuestos. Por demás, si buscamos una rebelión, hecha por el arquitecto insurgente, hoy, a pesar del Harvey que se basa en Ernst Bloch, no busca utopías, cuando utopía ya no es lo que ha significado durante siglos para la Modernidad, un proceso de secularización de expectativas para que los dioses se establecieran en la tierra por medios racionales (léase técnicos) y –ya nunca más- trascendentes. El arquitecto es insurrecto cuando ya no confía su acción a la utopía que acrecienta el humanismo, cuya máxima es: el hombre es un hombre para el hombre (homo homini homo). Y ello es difícilmente alcanzable desde este fragmento del diagnóstico por anamnesis de la arquitectura actual que es este tipo morfológico para la Plaza de la Encarnación.
El equipo con el competí propuso precisamente indagar en el campo de fuerzas, en sus interconexiones, que desjerarquizaba las variables, deconstruía las categorías heredadas hegelianas e introducía el concepto de “soporte de intermediación”. Con ello, conjurábamos eso que apuntaba Deleuze y que incluso van Berkel, quien maneja bien argumentalmente la parametrización, denuncia, el que no hay teoría sino a posteriori, algo que encadena lo reactivo, no el conjunto de fuerzas de distinta entidad, al pensamiento. Es un empeño colectivo que se deposita en movimientos de síntesis con carácter regresivo y progresivo, y no de análisis, como en lo moderno. Al decir de Giorgio Agamben, consistiría en una comunidad donde todo el mundo puede entrar. Retira de este hacer lo homogéneo por lo común y por encima, admite lo singular. Y si alguien la formula, la pregunta por la forma se encuentra en el procedimiento, en el propio soporte que intermedia entre las cosas del mundo. El cambio de compás, por la divisoria que nos permite focalizar en la escisión, desde la que divisar mejor, tendría un correlato si la materia fuera lo integrador, y no la condición integrada, como por ejemplo han apostado Jason Payne en respuesta a este tipo de dudas planteadas por Sandfor Kwinter (From Control to design, Parametric/Algorithmic Architecture, 2008).
Vista desde el paseo-mirador hacia el Sur
Vista desde el paseo-mirador hacia el Sur
Posiblemente, lo más importante en este momento sea la reflexión en estos términos, y no tanto en acento en el resultado, y eso sí lo ha permitido sacar este proyecto a la luz. Para aquellos que sigan el dictum de Eugeni D’ors, “los experimentos se hacen en casa, y con gaseosa”, habría que recordarles que estamos envueltos y somos participantes activos en un inmenso experimento global, como dice Latour, y de ello no tenemos conciencia, dentro de un marco de incertidumbre que no admite más que epígonos de figuración fantasmática, autoextinguidos por la presión de la sociedad del espectáculo y su banalización.
Tal vez la inocencia/maldad de las camas de mi estudiante aporten metafóricamente los cortacircuitos necesarios como para culminar de una vez -manejando todos los vectores implicados-, lo que empezamos, como Dios manda.

Posdata. Cronología sintética para un proyecto singular.
Está situada en la encrucijada de las líneas que casi exactamente unen los puntos cardinales sobre la trama de la almendra histórica de la ciudad de Sevilla. La estructura urbana ha condicionado históricamente una división norte (más popular) con el sur (más monumental, turística, terciarizada). El tejido urbano queda concentrado en el interior de una red de calles capilares con múltiples esponjamientos por su sistema de plazas y plazuelas. En 1810 se decide derribar el convento agustino que le da el nombre que aún tiene este espacio.
Corredores transversales y sistema de espacios públicos a ellos conectados, del centro histórico de Sevilla. En el centro, la Plaza de la Encarnación.
Corredores transversales y sistema de espacios públicos a ellos conectados, del centro histórico de Sevilla. En el centro, la Plaza de la Encarnación.
Se construye en su lugar un mercado para 430 puestos de mercado. En la década de los 50 del Siglo XX, se demuele un tercio de su superficie para dar paso al ensanche viario este-oeste, que finalmente queda sin concluir en ambos extremos, como se puede ver en la ortofoto. En 1973, el mercado, ruinoso y con sólo una treintena de vendedores, es finalmente demolido, ubicando uno provisional en un solar aledaño. El arquitecto Guillermo Vázquez realiza un proyecto basado en el mercado original, que no prospera y los gobiernos entrantes  acaban con las intenciones de los salientes.
Derribo del mercado de la Encarnación. 1973.
Derribo del mercado de la Encarnación. 1973.
Después de varios intentos de reactivar este espacio, se redactó proyecto por parte del arquitecto José Antonio Carbajal y se comenzó a construir, pero la inferencia del proyecto en los restos arqueológicos del subsuelo, paralizó su culminación, además de otras causas políticas.
Proyecto de mercado. J.A. Carbajal.
Proyecto de mercado. J.A. Carbajal.
En 2004 se inicia un procedimiento concursal  internacional con  intervención de jurado, compuesto por: Carmen Imbernón Arquitecta. Secretaria General de Europan España, designada por la Consejería de Obras Públicas y Transportes; por la Consejera de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía,  Román Fernández-Baca, Arquitecto y Director del Instituto Andaluz Del Patrimonio Histórico, los designados por la gerencia de urbanismo son: del estudio HERZOG&DeMeuron, Christine Binswanger, del estudio Toyo Ito Associated-Spain, el arquitecto español José María Torres Nadal, por el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla la oficina Foreign Office Architects en la persona de Nerea Calvillo, las asociaciones vecinales eligieron a Víctor Pérez Escolano, Arquitecto y Catedrático de la Arquitectura de la ETSA de Sevilla. Por su parte, por la Cámara de Comercio, Manuel Álvarez Pérez Presidente de la Asociación de Arquitectos Empresarios de Sevilla, actuando como secretario, sin voto, el arquitecto Pedro García del Barrio.
Estado del solar en 2004. 17200 m2 de estudio. Muros pantalla perimetrales, realizados para el  abandonado proyecto de Carbajal.
Estado del solar en 2004. 17200 m2 de estudio. Muros pantalla perimetrales, realizados para el abandonado proyecto de Carbajal.
La primera fase del concurso selecciona 10 planteamientos muy diferentes entre sí, que finalmente, ya en la segunda fase, 6 meses después, concluye con la designación de los arquitectos dirigidos por Jürgen Mayer H.,  con estudio en Berlín y firma la obra final con Andre Santer y Marta Ramírez Iglesias.
Estado del solar durante más de 30 años
Estado del solar durante más de 30 años
Se decide que la resolución dada a los yacimientos arqueológicos, a la implantación y funcionalidad del mercado y al hito urbano de la marquesina evocadora de los altísimos ficus de una plaza adyacente, es la más adecuada a los intereses de todas las partes representadas.
Zona de museo “Antiquarium”. Pueden verse la presencia de los arranques de las torres que sostienen la marquesina, entre las estructuras arqueológicas.
Zona de museo “Antiquarium”. Pueden verse la presencia de los arranques de las torres que sostienen la marquesina, entre las estructuras arqueológicas.
Mayer, que en 2003 había recibido mención especial al arquitecto emergente en los premios Mies van der Rohe, ha sido distinguido con el primer premio de los Holcim Awards Europe 2005 por este proyecto para la ciudad de Sevilla, y una maqueta 1:200 del proyecto se conserva en los fondos de arquitectura del siglo XXI del MoMa de Nueva York. Su autor auguró tras conocer el fallo del concurso que Sevilla acababa de entrar en los mapas de la arquitectura contemporánea.
Entre los comentarios emitidos por el Jurado del premio Holcim, puede encontrarse la frase: “El proyecto presenta una catálisis económica creíble para el mercado local, que es simultáneamente sensible al contexto”. El coste del proyecto, que se defendió en las exposiciones públicas a la ciudadanía y puede confirmarse en las hemerotecas de los periódicos locales, se estimó entre 15 y 25 millones de euros. Esas mismas fuentes especulan con que el coste final ha rondado los 140 millones de euros. La empresa constructora, que además gestionará la amortización de los servicios ofrecidos por este lugar público, prevé invertir la curva de pérdidas a partir de cuarenta años de explotación. Los más de 4.800 m2 de la zona arqueológica musealizada por el arquitecto Felipe Palomino y por el arqueólogo Fernando Amores, cuentan con restos altoimperiales romanos del Siglo II dc. La época Almohade, siglo XII, dejó restos murarios, y evidencias de abandono entre la altorromana y esta musulmana. Destacan  los mosaicos de la llamada Casa Romana, la Casa de la Ninfa y la Casa de Baco, y gran un mural de tres metros en el Patio del Océano.
Cuenta además con la Casa de la Columna, que contiene el mosaico de la medusa, la Casa de las Basas, la Casa del Sigma, la Casa de la Noria y el Hospitium de los Delfines. También merece mención una casa islámica almohade de la época andalusí (siglos XII-XIII).

Estado de la obra en noviembre 2010
Estado de la obra en noviembre 2010

La ingeniería Ove Arup ha participado desde la fase de concurso en este proyecto. En los 7 años de trabajos de construcción, los problemas a resolver por imprevisiones de pesos globales y las capacidades portantes de los elementos construidos bajo supuestos que luego fueron desestimados, han provocado duros debates políticos y ciudadanos, agravados por demoras y sobrecostes. Los durísimos ataques que ha recibido durante este tiempo el equipo alemán desde la empresa constructora, la prensa, las redes sociales, los mismos políticos que un día lo aplaudieron, un sector de la ciudadanía, su misma consultoría estructural, etc., han sido una cantinela constante que ha marcado la reacción de asunción social de este espacio. La controversia por la aplicación de sellantes químicos para las altísimas temperaturas estivales a soportar por las uniones entre las maderas laminadas encoladas traídas de Alemania, que han tenido que ser desarrollados ex profeso para este proyecto fue el último capítulo de críticas antes de la inauguración oficial en abril de 2011. Después de esa apertura, la Gerencia Municipal de Urbanismo ha iniciado los trámites para plantear una reclamación administrativa al arquitecto alemán por los daños y perjuicios ocasionados a la Administración por la desviación presupuestaria que sufrió la construcción debido a “errores de cálculo del proyecto”.
Carlos Tapia. Arquitecto e investigador del grupo OUT_Arquías.
Profesor de la Escuela de Arquitectura de Sevilla. Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas.
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