viernes, 14 de noviembre de 2014

Y ahora, ¡sí!

 El misterio de la Encarnación dicen que toca a su conclusión y todos aguardamos que, pronto sea que acabe felizmente lo que ahora parece que se empieza ¡Claro está!  Algún día debería de suceder después de treinta años de espera.
Este mercado de la Encarnación de mis carnes, que sueño, que sufro con sus escarnios y sus silencios, sus abanderamientos y abandonos de usar y tirar, como higiénico caucho, fue hasta tres veces negado desde la jornada de reflexión, postrera ocasión de las cinco veces que documentalmente, con firma y rubrica, que intentaron enterrarle, hasta este esperanzador Pentecostés.
La sensatez llegó, como las lenguas de fuegos, para reactivar las neuronas congeladas en las cámaras urbanísticas, y utilizar en la  confusión idiomática, un esperanto universal  para que todos podamos entender de una vez por todas que,  el mercado de la Encarnación se construirá en superficie.
 Carmona y Guerra (en compañía de otros), con sus actuaciones pre-urnas, y  las sorprendentes declaraciones, post-comicios, del notable portavoz Carrillo, pretendían una vez más enterrarle antes de que los acuerdos y pactos, en este caluroso peregrinar de culebrones, se dieran por concluidos.
Hasta tres mil veces tres, lo he defendido junto a pocos ciudadanos, como si de un dogma de tratara. Ha bastado que el espíritu  del mimo, al que hizo alusión el electo Alcalde, responsable de la política gestual, estuviera presente en el cenáculo participativo, para que Paula, al igual que Saulo desmontado de la cabalgadura, se erigiera defensora de la verdad, y firmando la alianza nueva y eterna con Caballos, omnipresente en el hospital y en el convento, centauro en Oriente y  Pegaso en la falla de San Francisco, (antes granja) le pusieran alas en las rubricas a los vuelos de  la Encarnación, en este camino, como del Rocío, que se inicia en este Pentecostés de 2003, de fiesta para los sevillanos. Ahora, de momento ¡Sí! Mañana, no sabría que decirles.
Sevilla a 9 de Junio de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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