lunes, 19 de mayo de 2025

Niño,niño

 

Tombola

Cada mañana al Ángelus suenan las campanas, coinciden con mi caminar apresurado y el sonido de mis latidos apremiando el paso, que suele ser coincidente con los campanarios de todas las iglesias de Sevilla.

 Las  escucho también, cuando acelerando mi caminar por intramuro voy al encuentro. Son las doce. Suena en  Capuchinos, y aun siguen sonando en San Julián, y dependiendo del reloj de pulsera de la persona encargada de tañerlas, en ocasiones también puedo oír, con retraso, las de San Marcos, y cuando en la puntualidad me apremio, justo al llegar, escucho las de San Juan de la Palma.

También depende de la ruta, la larga es por San Luis, calle Real y también la de la Feria, camino que ya lo hicimos andando desde el Real en tarde de risas y diría tambien que de hambre pues se nos fue la hora de comer, tal como a los pobres que llegan tarde a las filipenses  a que la madre Ana les entregue su bocadillo.  Se diría que aquel día fue una dieta de las de pan y cebolla.

Hoy hablamos de los premios, la vida es como la tómbola de Marisol, y entonces, ni sabe lo que te va a tocar, en cambio si en Feria juegas a la tómbola lo seguro es que te toque el peluche más grande para que lo pasees por toda la feria y todos sepan que le toco cargar  con eso todo el dia y parte de la noche, no escarmientan por mucho que los vea con la carga de enamorado feliz con su ofrenda, y por lo tanto que sigan jóvenes jugando  en la tombola a nada más entrar por la calle del infierno para ofrecer semejante trasto a su abnegada compañera.

El amor así parece una tómbola, pero es un premio que solo se entrega a los seres racionales, por cuanto hay quien no merece ningún premio, así juegue su vida jugando, porque son animales que hacen hijos tal como lo hacen las ratas  que abandonan a sus crías e incluso se las comen en su beneficio.

De todo hay en donde hasta el pan paniscus que hace sexo a tutiplén,  tal como quien se mete el dedo en la nariz y luego en la boca, que así son de tontos, o no, pero que siendo primates dan lecciones de padre, a quienes solo piensan cuando se bajan el slip que todo está hecho. ¿Porque no les tocaría el peluche?


Como la cosa no es de juego, y aunque el juego sea legal y permitido, aunque la ludopatía sea una enfermedad, ahora  no es cuestión de jugar y jugar, y volver a jugar,  ni creer en la suerte  aunque exista, no sería poco premio recibir aunque  sea un amigurumis con el relleno se satén rosa que cuando la abrace pueda sentir "eso", como aquel niño que solo le llegaba el sueño acariciándo la suavidad del saten,  y ella lo sabe.

Sevilla a 19 de Mayo de 2025

Francisco Rodriguez Estevez

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