lunes, 23 de febrero de 2009

En el fanal

Capsula del tiempo.

Nada de nuevo aparece en lo de la Encarnación. Ni en vivo, ni en directo, ni a través de las cámaras conectadas a la Web oficial, se aprecia el frenético ritmo de trabajo de los dos turnos que acortaran los plazos, si acaso, y como avance de la “ejecución”, le pusieron “luto” a la escalera con la capa alquitranada, previendo la catarata de las micciones de difícil sujeción, de sabido, insoportable cuando se presenta. Pero más difícil está resultando que se soporten, solo con el pegamento, los tablones de la epatante cubierta.
Las noticias de prensa nos traen una nueva modificación, debe ser por la crisis del ladrillo que se deja de utilizar el “gafa” de toda la vida en la tabiquería al cambiarla por el cristal, ¡Paredes de cristal! A ser posible doble, para que tenga una cámara de aislamiento, blindado, por los posibles efectos que el vandalismo ocasiona, y con tratamiento anti-graffiti, pues estando en economía de guerra, no será fácil hacerle un seguro.
Lo que no faltaran serán empresas de limpieza pasando la oferta para quedarse con la contrata de sacarle brillo a esta capsula del tiempo, para que reluzca su recorrido llenos de puntos muertos, obviando el transito optimo en el fanal, más por desconocimiento que por el abandono séptico establecido, motivo por el cual mas parecerá urna, que plaza de abastos.
Y es que con tanto vidrio aquello quedará convertido en laberinto de cristal, mas propio de calle del Infierno, donde las invisibles paredes acarreará mas de un porrazo frontal, a menos, que se marquen con adhesivos de colores fluorescente que los eviten.
Todo sea, como un pasito más, con el firme propósito de que a lo de la Encarnación le pueda llegar su final. Tiene que se así, que al menos, tenga aquello una terminación transparente bajo la sombras que lo cobijan, acaso para que rutile de esplendor con la energía sostenible de los espejos, a falta de las placas solares obligatorias, y para que brille, por su ausencia, la propia naturaleza de su origen, pues tras el cristal, el travestismo ejecutado hará irreconocible su existencia, al punto que será otra cosa. ¡Ay, Alameda!
Parecerá una performance de metacrilato, a modo del espacio vacío, que con tanto éxito ha cursado la recientemente instalada, como modelo de vanguardia en el carnaval de la Alameda, ¡Ay, Encarnación!, donde la persona cautiva pudo salir, con la ayuda de libros entregados, que fue apilando a modo de escalera. Toda una fuga.
Sevilla a 23 de Febrero de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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