miércoles, 4 de febrero de 2009

Demostracion del poder

Querer, es poder. (si se tiene)

Dicen, que cuando perforó su carne Longino, se detuvo el tiempo, de ahí que sea una marca de relojes. Esto hizo que, en las urgencias del momento aparecieran las necesidades, y se buscara una sabana, para taparle, escaleras para bajar, y cripta nueva, para que se cumplieran todos requisitos escritos. A los pocos días, reencarnado, abandona su naturaleza humana, evidenciando su gran poder.
A lo de la Encarnación, lista de papeles, con el puñal de la cronometrica lanzado, y marcada con un Longines de última generación, la cubrieron con una sabana, para que sus restos sean guardados, bajo las escaleras, en la nueva tumba, aunque pequeña, para que en poco tiempo no quede allí ni su sombra. Lo que supone otra manifestación del poder.
Como lo de las pirámides son tumbas, la cosa tenía que ser asunto de momias, por eso las hacian tan grandes. El método consistía en, una vez revuelta con la banda, preparada al efecto, perpetuar las rosadas carnes maquilladas, para una vez convertida en estopa liofilizada en las sombras de la enorme cámara sepulcral, como el silencio, quedara la demostración del poder.
Acaso por aquello de que el poder corrompe, de todo lo dicho sobre la Encarnación, el calificativo piramidal de que eso es una demostración del poder, tenga el punto fosa, en la nariz
El caso es que cuando era objeto del deseo, cuando merecía ser admirada en todo el esplendor que podía ofrecer, le colocaron un absurdo burka que la alejaba de los ojos y de las intenciones.
En semejantes condiciones, envuelta en la enorme sabana, permaneció durante mucho tiempo, logrando que con las telas quedara integrada en el fantasmagorico paisaje, y pasar inadvertida, convirtiéndose en algo que estaba allí, con lo que su ausencia se hizo costumbre.
El travestismo operado hace que el disparate se agrande cuando no tiene nada que enseñar, por que nada le queda de su propia naturaleza, la ocurrencia la desnuda.
Así le apareció el síndrome del streep teasse, a nada que le retiraron las vendas a la carnaza, para mostrar lo evidente; Que a lo de la Encarnación le queda menos chicha que una momia.

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