viernes, 20 de febrero de 2009

El principio sin fin

El final del túnel

Puede ser que la tenacidad parezca un rasgo de fortaleza indestructible, y puede que sea cierto, salvo cuando se topa frontalmente con la necedad, entonces todo esfuerzo acaba resultando inútil.
Llegados a este punto, como no es cuestión de rendirse, (salvo a lo evidente), dejemos que sean los acontecimientos los que deparen si el final es la entrada del túnel.
Al no tratarse de ninguna profecía, ni una consulta con el oráculo, ni un vaticinio de la Bruja Lola, ni una de conjetura, ni tan siquiera de un pronostico, ni de una premonición, el funcionamiento empresarial exige por lo menos tener el rigor suficiente a la hora de hacer los cálculos de riesgo.
Cierto es que lo de la Encarnación, con mas parones y modificaciones de los deseados, y con un retraso calificado de insoportable, mal que bien sigue adelante, tal como me dijo una concejal hace ocho años, “ Amigo Paco, esto no hay quien lo pare”. Efectivamente, y con suerte, una obra prevista realizar en dos años, por esas cuentas que se tiene por costumbre hacer, tardará en completarse algo más de nueve, por lo cual, si nos remontamos a las que tambien se hicieron, donde tanto se equivocan, en 1973 , el error alcanzará nada menos que treinta y ocho años. Como para fiarse.
Hace unos días vino un cliente que sabe de mi preocupación en este tema de lo de la Encarnación, y de los temores que esta opción de “edificio multidisciplinar” puede acarrearles a los vendedores que resistan, muchos de los cuales estén pensando mas en la jubilación, que en la perdida de un espacio tan especial, como es el mercado, la plaza de toda la vida, sin que les preocupe por ello la adaptación a una nueva forma comercial, y los riesgos que supone hacerlo sin una preparación adecuada, y un estudio previo ante lo que se les avecina.
Pues, va este buen hombre y suelta la frase de moda, que solo tiene sentido cuando es contestada. Pienso que su buena intención era tan grande como su desconocimiento al decir: “Ya pronto le veréis el final al túnel”. La replica inmediata fue “esperemos que el final, no sea el principio”
Al ser una cuestión de cuentas, dadas las cifras que se manejan, que se sepa aun no estan realizadas las de viabilidad comercial, y las que hicieron para la construccion quedaron desfasadas, mas aun cuando les llegue el turno de hacerle frente a las penalización, por no decir las que se tienen que hacer para colocar los paneles solares obligatorios.
Todo indica, para que no se olvide nada de lo que hay que tener en cuenta, que alguna cuenta se debe de realizar, mejor pronto que tarde, pero que de momento nadie se hace, tal vez pensando que las que se hicieron donde no les salen ni las propias, las ajenas estan cuadradas.
Ante la falta de cifras concretas, la aproximación es el único referente para hacer un cálculo relativo siempre sujeto a error.
Como la primera partida tiene que ser la de los costos y estos se ignoran, pongan cantidades mínimas para cubrir lo que llamaríamos costos, a) al de estructuras, con la participación porcentual que corresponda en los gastos generales de la conservación y mantenimiento del complejo. El b) correspondería a los gastos comunes del propio mercado, y los servicios que se presten. Se establecen en el c) los gastos propios de cada pequeño negocio, d) serian los impuestos municipales, e) los gastos bancarios, como consecuencia del nuevo equipamiento, en f) no olviden la cuota de autónomos, y si queda algo aplicarlo como salario. Con lo cual todo empieza al final del túnel.
Sevilla a 20 de Febrero de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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