Como si fuera el mismo Carajo, que para eso era su hermano,
nada parecía impórtale, pues la que se escoñaba era ella, que de haber sido lo
suyo seria carajazo, el caso es que tal inmolación no cayó en el olvido, y
puede ocurrir que lo de la paridad sea ahora algo que no se cumple, cuando ella sea
el, y el resulte ser ella.
Olvido ahora muestra tal como vino al mundo sus carnes, y su
henchido vientre, que como cabe imaginar no pudo inflarse con el dedo medio,
tal como mostró al mundo, pues tuvo que ser otro el que se aplicara.
Hormigo largará por donde se tocaba, cuando le toque, lo que
le entró en sus entrañas por la mismísima puerta, y a nada que la criaturita asome la cabeza, lo mismo
un nuevo video trae el talonario, ese que le busque la salida del laberinto, siempre
con la con ayuda del Minotauro consentido. Dice el refranero español, “los
cuernos duelen al salir, luego sirven para vivir”

El colchón evidencia los síntomas de padecer prosopagnosia. No lo sé.
No lo recuerdo. No me consta. Siempre, siempre olvido, y a eso le llaman perder la cabeza. ¿Dónde pusieron la puerta?
Al monstruo de Amstetten, se le olvidaron los años que
estuvo violando a su hija, encerrada en el sótano de su casa, y declaraba ante el juez
que desconocía que fuera el padre de los ocho hijos-nietos que vivían en el
zulo, bajo tierra, cosa que tampoco recordaba que se construyera. Tal dato despejó las dudas del juez, pues todo indicaba que no obtuvo licencia de obra.
La prensa informa que al presidente se le olvidó, que para
colocar a miembros de su familia hacia falta, como a todo personal contratado,
que estos aprobara unas oposiciones. Un pan bajo el brazo.
Olvidar el pago de 0.11 euros, aunque no lo crean, lleva un
costo por sanción de 60 euros, Hacienda no te olvida. Es la Justicia injusta.
En esta ciudad que hace puente antes que de que pase por
debajo el cauce del río. Donde se hacen
setas imposibles, y torre gnomon de la gran sombra. Donde la accesibilidad de los usuarios al edificio privado,
cualquiera advierte, que será tapón de Poniente, pues lo mismo esto se
soluciona con otro puente con dinero publico, que no es de nadie, ni delito su
uso, para que la trama de edificios “podium”, y torreta, de caja a caja-privada tenga sentido,
y alguna vez utilidad para la ciudad.
En el laberinto, Minotauro no dará de comer, ni con la carne
de su carne, pero meterá cada susto, que no vea. Lo mismo ponen la puerta y
podemos salir, pues siempre será mas barato que un puente. En la agenda, para
que no se olvide, está anotado lo del cafecito, y mas tranquilo, le contaré la
historia de Carajo, el hijo de Escamandromino*.
Sevilla a 9 de Julio de 2014-
Francisco Rodríguez Estévez
* Escamar, temer, dudar. Dromo, calle, viario, paseo,
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