viernes, 11 de julio de 2014


La trampa

 

Por mas que se trate de descubrir la intención de esta trampa, no parece posible entender que puede llevar a quien, en la responsabilidad, llega a realizar actuaciones a las que difícilmente se les puede encontrar el sentido.

En la trampa al efecto, aparte de convertir en desierto toda la zona del segundo mejor cahiz de la tierra de mi  callada mariana, solo aparece, a menos que me saquen del error (en algo que todos los días mi vista contempla) que tales acciones tiene como fin medidas recaudatorias, pues la trampa para cazar automovilistas, es tan eficaz, que cada día llena las arcas con las aportaciones involuntarias de cuantos caen en ella.

La trampa está servida, lista para picar al igual que el veneno de la reclusa parda, basta ver como su picadura necrosa la piel sensible, y sus terribles efectos, que en ocasiones tiene que cortarse de raíz, por la consabida perdida de sustancia.

No es fácil aguantar dos picaduras de 200 euros, y dos puntos, por lo que el sentido común aconseja abandonar ese cahiz de la Encarnación, el segundo mejor de esta invicta tierra de puerta y puerto, mercado, plaza y aeropuerto,  destrozado de modernidad, y cada vez más solitario.

Bajo la fronda del naranjo, a los pies de la torre almohade, una placa de tráfico  de dificultosa visualización indica que queda prohibido el paso de toda clase de vehículos, con sus excepciones.

El obligatorio sentido rodea al la vetusta Iglesia en restauración después de mas de diez años de abandono, y en llegando a la encrucijada de la Doña, que achicharró su cara con aceite hirviendo, para no entregarse al capricho de la crueldad del poder, nos encontramos que al llegar justo a la plaza donde el alemán dice que se inspiró para lo de las setas, y mira por donde, que otra placa solo permite el paso hasta el establecimiento de aparcamientos, un centímetro mas y ya estas en la red de la trampa.

Una vez se ha transgredido el prohibido paso, como las setas las leyes, las normas y los reglamentos, las opciones son dos, o coger la calle primera a la derecha, encontrando al final la fila de bolardos que imposibilita la circulación, y la circunvalación del perímetro micologico para no poder llegar al punto de la entrada imposible, o optar por la segunda calle, y no advertir, que este paso solo le está permitido a los propietarios de aparcamientos, evidenciando una vez mas que esto de las igualdad no lo es para pasar por las setas. En la mayor parte, las victimas  propiciatorias son del transporte de mercancías. ¡Que dolor!

La venenosas setas acabaran siendo mortales para los negocios, una vez que saturada la zona de bares, brecitos, baretos, gastrobares, bar de copas, y franquicias, ya sea por abajo, e incluso en la plaza botellodromo, para el agrupamiento y avituallamiento del  inicio de manifestaciones, pues todo el mundo, exceptuando los responsables en este bicéfalo capricho, saben perfectamente que el éxito comercial de los espacios multiuso está en facilitar la llegada del publico, bien con transporte publico, metro imposible, metro-centro de mentirijillas, parada de autobuses, así como los taxis y todo ello sin evitar, a toda costa, el uso del coche privado, y como comprenderán no le voy a facilitar la solución, que la tiene, pues solo hace falta mirar durante varios días la misma panorámica que contemplo, y caer en ella, por cuanto seguir picando como la reclusa parda, con 200 euros y dos puntos acabaremos quedándonos solo.

Si lo de la puerta siendo tan fácil, lleva para cuatro años ¿Cuánto tiempo se le puede calcular que tardaran en encontrar la solución?

Mi amigo Miguel, que siempre me dice que estos partías, no son mis amigos, que se pasan el asunto, como lo del cafecito, que estos no darán en la vida con la respuesta. De ser así lo mismo cuando estemos mas tranquilo en el despacho de la alcaldía tomando el cafecito se lo cuento, pero antes lo de la puerta. Para que no haya trampa.

Sevilla a 11 de Julio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

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