Lo ciertos es que pasó el Ángelus y no pasaba nada. A decir
verdad habían pasado mas de once horas desde que esta noche el estomago me jugara
la mala pasada de un reflujo que a poco me mata al entrar en apnea, y del
sobresalto, me produjo un tiron muscular en la zona lumbar que hasta me mee de
dolor.
Con las horas de una larga madrugada de calor todo se fue
pasando, poco a poco, con una infusión de hinojos, y una ducha caliente con la aplicación
del gélido pero eficaz “réflex”, pero ya se me había pasado el sueño, también
el dolor muscular, y el malestar inexplicable, de una frugal cena. Solo quedaba
esperar las claras del día.
Sintiéndome mejor y después de lo pasado, una vez en el trabajo sin trabajo, la cabeza empezó a pensar que pasaría mañana
cuando en “ donde somos todos” pase al despacho de quien puede poner remedio a
lo desproporcionada que en este caso es la injusta Justicia.
No pasaba nadie, no pasaba ni un alma, ni por la calle, ni
por el viario del laberinto, ni pasaba nada, mientras el pensamiento no paraba de pensar ignotas situaciones que se iban sucediendo
como un storyboard desplegable.
Malos tiempos de negocio, y tiemblo pensar en que puedan
darle una mordida del 25 % de mi sueldo durante mas de un año para cancelar el
celo de una actuación desaforada del visitador que extremadamente llevó a cabo
su pulcro trabajo. ¡Hay gente pa tó¡
Cuando menos lo esperaba, cuando apenas tenia tema para
escribir, salvo que de nuevo al ser lunes vino toda la indigencia buscando los
aseos, y los que no sabían donde se hallan, evidentemente me preguntaban donde
encontrarlos.
Pues, en ello estaba, cuando llegaron. Se pararon delante
del mostrador que se hace invisible por los reflejos y como que les intuía que hacían
“looking” y parecía tener poco interés
en hacer compra, les deje unos minutos. Cuando se marchaba le pregunte en mi excelente
ingles de veinte frases, que si deseaban algo.
En un español, como mi ingles, la señora dejando el bolso en
el banco al efecto para buscar algo, y mirando hacia los cristales, contestó ¡yes!
Me pensé, (Dios, que no me pregunte por la
puerta) (Ni por la toilette)
La pregunta formulada era que diferencia existía en los
jamones, serranos, ibéricos, pata negra, bellota, cebo. Por lo que me vi
obligado en acceder, a falta de público, a darle un master class sobre el
mismo, lo malo es que me pidieron degustación.
La extraña pareja procedían de Canadá, concretamente de Toronto, de donde son
originarios los “paseos de Jane”, que me han seleccionado.
Se interesan por el desértico
mercado, fuera de toda broma, y como buenos canadiense me entregan un recuerdo, con una hoja de arce,
que guardaré para recordarlos. Se marchan mañana, pero han quedado en volver, para
comprar algo mas del magnifico jamón del que se llevaron una pequeña cantidad, después de catar unas tapas.
Será entonces que les contaré lo de la puerta, pues aunque querían
saber por que no había allí una puerta, pero evidentemente aquello era mas
largo que contar, espero que me coja con humor después de que vuelva de la
entrevista que me quita el sueño, para
evitar que tenga que abonar el 60000 %, por omitir tal pago a donde somos todos.
Evidentemente que no iguales.
Sevilla a 21 de Julio de 2014
Francisco Rodriguez Estevez
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