martes, 20 de mayo de 2014


Visita de Monteseirín y Celis a las setas de la EncarnaciónQue decir

 

Cuando aun solo era un enorme agujero, me llegó una señora al enjaulante  puesto del provisional, para decirme, (posiblemente sabiendo mi actitud en este asunto) algo que ya se intuía en lo que estaban haciendo en el solar de la Encarnación, a poco de mirar aquello. Evidentemente su acertada apreciación, que también compartía, era algo que no todos podían vislumbrar.

El caso fue que al cabo de unos años,( pues la demora eternizó a la provisionalidad) tuvo a bien, quien es reconocido escritor y poeta, ir a verme para hacerme una indicación al respecto, y que por supuesto no le hice el menor caso, pues no venia a cuento considerar que escribir sobre lo de la Encarnación, según el, era una perdida de tiempo.

No obstante me dejó el argumento para que escribiera otra de mis cartas al director, durante aquel tiempo de fortuna en el que me las publicaban casi todas, no así esta, que escribí para dejar testimonio de su sugerencia, y que hubiera quedado en su magistral pluma de premio, pues venia a contar lo que había anotado en un papelito que sacó de su bolsillo.

La cosa no era de su creación, pues se trataba de aquello que sobre la Encarnación  le escuchó a un hombre de dificultoso caminar, pues al parecer tenia problemas en una de sus piernas (a tenor de los gestos  explicativos de vaivén que realizaba) cuando aquel mascullando acertó a decir al mirar hacia los primeros tablones,  que en aquel tórrido verano ensamblaban los técnicos alemanes.

Una vez comentada las circunstancias de donde, como,  quien y que era lo que había escuchado, me hizo participe de tal nueva, que por vieja no vino a cambiar la que desde hacia varios años teníamos por sabida, y no solo por aquella señora que comunicaba su  malestar con anterioridad, también el de muchas personas en su pasar cerca de aquello, se les podían oír verdaderas perlas, con tal parsimonia al hacer, como su atropellamiento en decir, que desvelándome la anotación con tal secreto mas parecía un numero de magia. ¡Qué, canallada!  Esa era la frase, ¡Que canallada!

Que decir, que después de mas de tres años de que el laberíntico diseño de la plaza de abastos pusiera fin a la provisionalidad, y haber oído en innumerables ocasiones lo del mamarracho, para calificar a esta plaza, e incluso recordar a aquel deficiente mental que cuando vio como estaban colocadas las puertas exclamo, ¡Ofú, que tontería!, hoy he tenido que volver a escuchar lo de la canallada, tal como al principio.

Posiblemente la cosa tenga pocas soluciones,  sin embargo ahora la canallada estaría en que no se aplica ninguna de las posibles, al menos para mejorar esta extraña plaza municipal de abastos, que de forma tan deficiente,( y no solo por las aleatorias puertas que incumplen con la Ley) ni se acercó a lo dispuesto en el reglamento de mercados de abastos municipales, cuando se llevó a cabo  a ultranza por los responsables, y  que decir de los irresponsables. Eso, que decir.

Sevilla a 20 de Mayo de 2014-

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: