Incontable
Dícese de lo que no se puede contar. Pero lo cierto en este caso, es que
por el importante numero de personas que buscaron hoy la puerta en lo de la Encarnación , ¡fueron
tantas!, que para que os voy a contar.
Aparte de que se pueda contar o no el gran numero de
personas, ya sea pequeño, incluso rojo, o de circo, que a diario ven frustrado su intento de pasar al laberíntico trazado de la
plaza municipal de abastos, el caso es que cuento los días pasados y que entre una cosa y otra aun no se ha producido la llamada telefónica, para “mas
tranquilo, tomando un café en el despacho oficial” poder volver a contar lo que es publico y
notorio, la puertas, y por lo tanto tampoco
hay nada que contar por ese lado.
Los que si vinieron hoy a saludarme, todo un detalle, fueron
algunos de los indignados que se habían dado cita en la plaza de la mayor indignación,
segundo aniversario, y como están al tanto de la indignación que produce lo de la puerta, naturalmente saben como las dos responsabilidades en este asunto mas que indignación
causan perversión al comprobar en vivo y en directo, cuantas personas tanto hoy,
como a diario, se llevan el chasco de una lamentable toma de decisión, al
ignorar ambas “responsabilidades” la responsabilidad de que cuando menos la Ley es algo que debe de cumplirse,
y no solo la de Ley de Accesibilidad, pues una vez puesto, para que contarles,
que la de Patrimonio Histórico de Andalucía se ha vuelto una gesta incontable, un gesto a la desobediencia,
la de Sostenibilidad en los edificios públicos mas que milonga parece cuento,
el mismísimo PGOU un zarandeo, una broma, y que decir de la sentencia del Tribunal Supremo
de la Junta de Andalucía,
sin olvidar el Reglamento de Mercados municipales de Abastos en vigor. Incontable.
Eso al menos hasta que se pueda saber, pero de verdad, por cuanto salió el capricho, con datos contables, pues de otro modo no dejara de ser algo incontable, posiblemente inflado, insostenible, e incompresible, mas, pare usted de contar, pues de seguir contando, lo mismo ni el café, ni la tranquilidad, ni el despacho oficial, pone la solución a esta indignación que de “entrada” no se le quiere encontrar la “salida”, evidentemente me refiero a lo que siendo incontable, es decir que no se cuenta, pero que sigue siendo importante que a la puerta automática se le abra una cuenta de pasos. Cuando menos.
Sevilla a 17 de Mayo de 2014
Francisco Rodríguez Estévez
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