sábado, 17 de mayo de 2014


Incontable

 

Dícese de lo que no se puede contar. Pero lo cierto en este caso, es que por el importante numero de personas que buscaron hoy la puerta en lo de la Encarnación, ¡fueron tantas!, que para que os voy a contar.
Aparte de que se pueda contar o no el gran numero de personas, ya sea pequeño, incluso rojo, o de circo, que a diario ven frustrado su intento de pasar al laberíntico trazado de la plaza municipal de abastos, el caso es  que cuento los días pasados  y que entre una cosa y otra aun no se ha producido la llamada telefónica, para “mas tranquilo, tomando un café en el despacho oficial” poder volver a contar lo que es publico y notorio, la puertas, y por lo tanto  tampoco hay nada que contar por ese lado.

Los que si vinieron hoy a saludarme, todo un detalle, fueron algunos de los indignados que se habían dado cita en la plaza de la mayor indignación, segundo aniversario, y como están al tanto de la indignación que produce lo de la puerta, naturalmente saben como las dos responsabilidades en este asunto mas que indignación causan perversión al comprobar en vivo y en directo, cuantas personas tanto hoy, como a diario, se llevan el chasco de una lamentable toma de decisión, al ignorar ambas “responsabilidades” la responsabilidad de que cuando menos la Ley es algo que debe de cumplirse, y no solo la de Ley de Accesibilidad, pues una vez puesto, para que contarles, que la de Patrimonio Histórico de Andalucía se ha vuelto una gesta incontable, un gesto a la desobediencia, la de Sostenibilidad en los edificios públicos mas que milonga parece cuento, el mismísimo PGOU un zarandeo, una broma, y que decir de la sentencia del Tribunal Supremo de la Junta de Andalucía, sin olvidar el Reglamento de Mercados municipales de Abastos en vigor. Incontable.

Pues todo estas son como incontables causas, pero que se pueden contar, o que no se pueden contar, por la sencilla razón de que mas parecen que lo de la Encarnación sea algo incontable, pero que se sabe desde el principio.
Eso al menos hasta que se pueda saber, pero de verdad, por cuanto salió el capricho, con datos contables, pues de otro modo no dejara de ser algo incontable, posiblemente inflado, insostenible, e incompresible, mas, pare usted de contar, pues de seguir contando, lo mismo ni el café, ni la tranquilidad, ni el despacho oficial, pone la solución a esta indignación que de “entrada” no se le quiere encontrar la “salida”, evidentemente me refiero a lo que siendo incontable, es decir que no se cuenta, pero que sigue siendo importante que a la puerta automática se le abra una cuenta de pasos. Cuando menos.

Sevilla a 17 de Mayo de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

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