martes, 16 de diciembre de 2008

Otra Encarnacion (Caprichos)

San Jorge.
Encomendémonos a el, pues tiene experiencia en abatir dragones. Para acceder a San Jorge, se hace por “Callao”, pero eso es en Triana, donde la cerámica pintada sigue siendo arte.
En pie permanecen las chimeneas de los hornos de una Cartuja que, acaso por el barro, cocía intrigas de poder antes que platos, junto a la iglesia de Santa Maria de las Cuevas, lugar donde el descubridor de mundos, con barquitos casi de juguete que se hicieron a mar por “Palos”, con intrépidos marinos extremeños, volvieron para llenar de oro la Ceca sevillana. Huelva, Sevilla, y Badajoz, novena provincia andaluza.
Que interés más extraño. Cuanto silencio, por mas que se grite en San Jorge, que aunque es santo ingles, como Gibraltar es español, y nos es “santo” devoto de Maimonides, que era filosofo por que pensaba, y además era judío, y no alfarero, si no que es almazara en los de Maimona, tierra de Barros.
Y es que a puro grito, pero sin miedo. Bueno, no hay que negar que con cierto recelo por como está la cosa, que, desde el Odiel a tierra de barros, pasando por los campos de fresa, remontar el “Agrio” continuar por los cultivos de garbanzos, los viñedos, abandonando los alcornocales, dejando a su suerte la dehesa, el sotobosque, el matorral, y la avifauna, una línea inhóspita e increíblemente cierta se ha trazado, con un pespunte de puntadas que hieren a Huelva, a Badajoz y a Sevilla, con el fin de llevar una vena de despropósito hasta el sumidad, donde San Jorge espera para ejercer su trabajo y acabar con el dragón que tiene atemorizado a sus colegas de Maimona.
Este malino engendro fruto del capricho y de la soberbia, en incesto casi porno, corona con, con, y pontelo, del royo rosa del bombo rap, por lo que parece, no es cosa condonable, si no condenable. Mal asunto, y peor cuando se dice que no es asunto de dinero, de acaparar aun mas dinero , lo cual es evidente les debe de sobrar, aun en los peores momentos que están por llegar, según se dice, y que afecta a todo el mundo salvo a estos del invento de poner donde hay bellotas y barros suficientes para producir el genuino“oil extrem”, nada menos que el crudo Brend, que cotiza a la baja, y cuando el miedo está, en que te puede aparecer un “Madoff” hasta debajo de los pesados cienos del canal del “Padre Santo”, y lo deje todo empantanado de negra viscosidad.
Los indicadores hacen pensar que se trata de un capricho, cosa lamentable cuando afecta a tantas personas a las que eso les puede condicionar si no la vida, seguro que la salud.
Piensen, no como Maimonides, sino como un “maimono” a que viene todo ese tinglado antinatural. Que puede haber detrás de todo este asunto. En que cabeza cabe enterrar 220 kilómetros de conducciones, acaso no sería más rentable un punto, todos indeseables, más cercano a la costa.
Ni me imagino el costo del gasto energético que pueda suponer remontar por bombeo la viscosidad de este combustible fósil que se acaba, desde el punto de atraque, para ser succionado de los grandes barcos con cascos de ya te veré, tipo “Erika, tipo “Amocco-Cádiz”, para que tengamos que montar de nuevo el carnaval de las camisetas, “Odiel, nunca mais”, y tengamos que colgar los “gallardete” como puercos al relente, que siempre tiene su San Martín, aunque no sea de Maimona.
Serán 4.200.000 metros cuadrados de terrenos removidos. Acaso el mayor de los sudarios, fosa de la gigantesca sierpes, que envuelta disfraza de camino la hoja de ruta pergeñada con bajos instintos.
Viario de codicias que no tendrá nunca la grandeza de calzada romana, ni la servidumbre de la vía pecuaria para que en su paso se infiltren de grasa los cerdos, pero quien sabe lo que los cerdos tragan en su retozar.
Todo indica en el papel, que estará desprovisto de vida simplemente porque arrancará la que existe. Cruzará el fondo cenagoso donde la chirla se envenena con los vertidos asesinos de un polo que no es de fresa, seguirá bajo los arenales que se volvieron fértiles por la tenacidad y el esfuerzo de cuantos cuidan los cultivos de sus plantas de fresones para exportarlos por el mundo, remontará paralelo al río que tanto mineral tuvo que lavar para quedar teñido para siempre. Río muerto, que llaman Tinto, cuando es “rosáceo” casi bronce, como leones que guardan la palabra, para que se haga razón, pero que se volatiliza como emisiones de CO2 lanzadas a la atmósfera, esa que tanto se dice que se cuida.
Corredor verde, ecológico, frontera y paso del lince que se extingue, protección de las nidadas del flamenco rosa, como la pantera. Protección de Doñana para casos de futuras catástrofes por accidente.
A pocos metros de las casa del pueblo, de los embales de agua, han previsto el camino invisible, trazado con el dedo invisible, para que no puedas verle, el plano continua la línea de puntos tan negros como la densa negritud que encierra.
Sevilla a 16 de Diciembre de 2008-
Francisco Rodríguez Estévez

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