lunes, 26 de diciembre de 2022

Sueño

 

Afortunadamente

 

Qué más da después de treinta años, que a estas alturas, se puedan parar las incipientes obras de lo de la Encarnación, si estas como parece, no se están realizando ni para devolver su plaza de abastos a los comerciantes, ni a la ciudad, podríamos decir, que para nada se intuye recuperar su mercado central.

Pero.¿Qué es una ciudad que no tiene mercado?. Solemos decir que el mercado es un lugar a visitar en los viajes, el sitio que nos acoge y recibe. Donde nos mezclamos con la gente, conocemos sus gustos observamos sus  costumbres cotidianas pasando inadvertidos en su bullicio.

Un lugar esencial donde vemos y degustamos sus preferencias alimentarías, admiramos las mercancías expuestas y envidiamos sus edificios generalmente emblemáticos, y c uando menos singulares, como sucede en las capitales que tienen la suerte de cuidarlos.

Que más da que a estas alturas se paren las obras, si estas no devolverán a sus anteriores propietarios la cusa de su expropiación. Que más dan que se paren las obras, si el motivo es conservar páginas de historias. Qué más da que se paren las obra de esos sótanos, donde están empeñado en hacernos creer lo que han pensado realizar allí,  y que semejante bodrio se crean que aquello pueda ser un mercado, o es que se piensa que esto es como una colonia de suricatos, donde el almacén de comida lo marca con su orina el macho dominante, y todos escarban obedientemente.

Afortunadamente no se pararan, o sí. Afortunadamente se piensa que conservará cuanto sea realmente valioso. Afortunadamente se podrá documentar cada unas de las formas de vida que a través de dos mil años en sus entrañas se conservaron. Afortunadamente se recuperará tanto para placeros como para los ciudadanos ese edificio, que todos podamos disfrutar y cuantos nos visiten admirar. Afortunadamente  el mercado de la Encarnación se construirá en superficie, por que nada tiene que ver todo esto con la conducta de esos extraños animalillos. Afortunadamente de los sueños se acaba despertando a la realidad, y ya veremos hasta donde llega la indolecia.

 

 Sevilla 19 de Noviembre de 2003

Francisco de P. Rodríguez Estévez

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