lunes, 26 de diciembre de 2022

Jibarizado

 


Al pequeño le dicen grande

 

 

El vulgo, despiadado con sus víctimas, ríe de por vida la ocurrencia que tuvo el autor anónimo de su gesta. A veces, como el esposo engañado, el no se entera de lo que cuece aunque lo sospecha, y el nominado no se da por aludido.

Hay quien tiene el arte de poner el apodo, el sobrenombre, alias, mote o calificativo en el momento justo, para que el eco de su broma se fije y quede, para honra o desgracia, vinculado a toda su estirpe. El Pollito, el hijo del Pollito, la nuera del Pollito, las sobrinas del Pollito y los nietos del Pollito, son Pollitos.Los hay peores, Carapuerta, Huevon, Colita, Breva, Guasa.

Poco queda en el recuerdo de los placeros de la Encarnación donde abundaban tantos: Viruta, Niño Grande, Manazas, Pipanda, Rana, Corbata, Parola, Chico, Zorrito, Vacila, Pijoton,  Peluca o Breca entre otros más cada uno con su historia, y su autoría.

 En ocasiones la culpa recae en la infantil pronunciación de algún hermanito, tal es el caso generalizado de los Kikos y Quiques, de las Mames y Loles, incluso sé de Majeles por Maria de los Ángeles.

 Conozco a una familia, a la que quiero, que fue rebautizada por su abuelo. A dos de sus siete hijos llamó de nombre diferente. La mayor Araceli contesta al de Carita y el menor Juan, al de Choto con gran orgullo. Sus nietos. Morito, Breva, Cibeles, Guanchi, Pancha, Kuki, Perry, Pepo, Papita, Ratita, Laga, Pity, Lucki, así hasta veintitrés, de momento, serán los que además de sus genes, traspasaran a sus descendencias, las ocurrencias de su abuelo.

 De igual modo, los reyes no pudieron librarse de que les llamaran, El Sabio, El Hermoso, El Cruel, El Hechizado, El Empecinado. Incluso las reinas fueron llamadas Chata, Loca.

Mi propia familia de placeros  de toda la vida lleva el de Montada desde generaciones. En la intimidad familiar, solo quedó el de mi hermano menor que sigue siendo El Chico, pero todos tuvimos el nuestro, mi hermana fue Chocha, por culpa de mi incipiente lenguaje, y mi hermano Guillermo, Cangrejo, según mi madre por que cuando le amamantaba tenia la costumbre de darle pechizcos. Omito el que solo mi padre me decía.

Los profesores no se escaparon D. Nicolás, El Cebolla. D. Antonio El elefante, o D Juan Francisco El Margarito.

Ni los edificios La Casa sin balcones, La casa quemá. Ni las calles, Cuesta del Bacalao en Semana Santa, a la de Argote de Molina., Sagasta por Gallegos.

 No sé si El Emblemático prevalecerá para el nuevo mercado de la Encarnación, que fue Deseado como rey, Olvidado como paraguas, Soterrado como túnel, a El Esmirriado, si es que alguna vez le hacen.

Este que merecería, tan solo por vergüenza y concurso internacional, que fuera el mejor mercado no digo de España, ya que difícilmente alcanzaríamos en numero de paradas al de la Boqueria de Barcelona, pero si merecería ser referente de Andalucía y que tuviera visión de un futuro comercial que se diluye. Y en las bases con poco más de 30 puestos, dificil será crecer y siguen sin enterarse.

Francisco Rodriguez

Sevilla Noviembre de 2003

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