jueves, 3 de abril de 2014

La mayor

 Cuentas y cuentos se siguen en esta historia continuada. En esta tercera entrega del cuento se divide en dos cuentas, a saber, la primera las escaleras y su entorno perimetral, y la segunda, la  azotea de los eventos, que como sabeis  quedó convertida desde el primer momento en la mayor indignación, tal como fue tomada por los indignados espontáneamente.

Cuenta de gastos. La continua reposición de un viario en el que fueron utilizados materiales inapropiados, no solo puede causar trastornos económicos en su mantenimiento, si no algo peor, y es que no queda claro si este gasto, junto con el de las continuas succiones del bombeo de los atascos, ya que por el momento no se tiene constancia en que cuenta deben de aplicarse por mucho que es de temer que aun siendo externos, casi con toda seguridad que son prorrateados incluyendo a los placeros.

Los costos. Aparte del personal de vigilancia y limpieza, son muchas horas de personal que se dedica a poner y quitar diariamente las vallas que hacen de un lugar publico tenga horario de transito, y que en ocasiones permanezca vallado.
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La azotea de los eventos, que efectivamente carece de servicios elementales para que fuera utilizada para aquello que fue diseñada en el estudio berlines, tan solo y por el momento dispone de un pequeño parque infantil acotado, que por nada rompe la dureza de una plaza pensada para que las enredaderas y buganvillas crearan un microclima, justo bajo la cúpula de un planetarium que se formaría por la bóveda de los dos enormes estípites de hormigón forrados a semejanza de los cimborrios de la Catedral Metropolitana, que sirvió de inspiración teutónica. Cuento que se cuenta.   
Ya la mayor indignación fue quererle poner nombre a lo que ya estaba bautizado, pues si alguna vez se escuchó lo de sinergia, y lo de locomotora del sector comercial, también con mas acierto le dijeron patochada, e incluso fruto del papanatismo, pero lo cierto es que en la memoria del multidisciplinar proyecto, se podía recrear  la plaza de eventos con una multitud de gente joven saltando en el frenesí musical del sábado noche, la cual  tenia toda la pinta de botellodromo, y además sin letrinas, para que los vómitos, y las meadas, corrieran por los escalones como se pueden imaginar.
Correspondería también incluir el gasto energético de tanto las luces de colores como los focos que alumbran la azotea, aun entendiendo de que el consumo energético que pueden ocasionar los distintos eventos, serán sufragados en cuantía porcentual por los ocasionales usuarios, sin que se tenga constancia de que pueda ser de otra manera.

Quedaría cuantificar el mantenimiento proporcional de los fustes de las seis setas, pues aplicaremos la epatante cubierta al próximo cuenta- cuentos, la nube, y como se convirtió en paseo inconcluso, y luego en mirador social. En las redes sociales me llega una opinión en la que un periódico de nombre extranjero, como el que vino en el barco, dice que semejante piercing en el mismísimo onfalo de la callada, es una joya.  Que le podemos hacer, si hay gente pa tó. Incluso para prorratearlos, como los gastos.

Sevilla a 3 de Abril de 2014-
Francisco Rodríguez Estévez

 

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