jueves, 8 de noviembre de 2012

AGUARDIENTE, MISTELA, LECHE Y MIEL.

Aguardiente, mistela, leche y miel


No creo que sea posible, pero en esta callada ciudad todo puede suceder. El caso es que ni se como me extraño de que ocurran estos caprichos, ni como se me ocurre pensar que los cesantes ciudadanos están dispuestos a ejercer en la medida de lo posible, si es que alguna vez se deciden a abandonar las cesantías, y en el sano ejercicio de cambiar silencios por parecer, lo mismo dejan la oratoria de barra.

En el principio de la epatante cubierta, cuando el invento estaba por el cobre en laminas,  cuando aun no  era de madera, mucho antes de que le pusieran ese paseo inacabado  que arde cuando calienta el Sol, y resbala cuando la lluvia llega. De cuando el tiempo de los parones tecnicos y la solucion por encontrar antes que pararlo,  de cuando era un proyecto imposible, y lo modificaron tanto que ni se parece al que fuera premiado, pues, resulta que el berlinés, dispuesto a que esta ciudad figurara en los mapas, (que ya por eso le dieron el primer aplauso los adictos) pues nada menos que se encaprichó, por que no le venia bien a tanta modernidad, que se retirara la fuente mas antigua de la ciudad, y ni que decir tienen que también sonaron por San Francisco los aplausos de la irresponsabilidad de quienes confundieron la historia de la ciudad con la tontería, e incluso nadie quitaba, que en aquellos momentos de tanto y tanto pacto de progreso, ¡ay, Alameda! de que hubieran hecho sitio en algún almacén municipal para guardar las cajas con sus piedras, sus marmoles, su historico capitel,  por no pensar, que lo mismo se hubieran partido algunas de sus piezas y quien sabe, sin estas, si alguna vez se volviera a colocar en ningún sitio.

Con mas suerte que otra cosa los conservacionistas lograron salvar no solo que la fuente sufriera algún accidente irreparable, si no que no se moviera del emplazamiento que se le encontró una vez que se derribó la parte Sur del viejo mercado de la Encarnación, para formar el elemento central de una plaza redonda circundada por los raíles del desaparecido tranvía, y con un patio de bancos de piedra donde la fuente, que de ella cuentan que manaba aguardiente, mistela, leche y miel , los surtidores llenaban la pila en la que  podian verse nadar un grupo de carpas doradas.

Cierto, que con el resultado del invento, la fuente quedó deprimida y contaminada por el enormidad de un estípite micologico tan inútil como transgresor, pues apenas lo dispusieron unos pocos metros de ella, con lo cual, no puede significar que sea ninguna solución retirar la fuente de la plaza de la Encarnación, en todo caso lo que se debería de retirar es la inutilidad de un puente inservible, por no decir las horrorosas fuentes bultos, o los parterres amebas, que tanto bombo dieron con lo de la modernidad.

No creo que sea posible, pero si fuera cierto que van a proceder a retirar la fuente de la Encarnación, a alguien se le debería de caer la cara de vergüenza, mas por no haberse tenido en cuenta los devastadores efectos que el capricho generaba en la placita, y que con todos los sueldos que se perciben para estar al loro, pues nadie cayo en la cuenta de que las leyes, normas, reglamentos y ordenanzas están escritas por alguna razón , y no para modificarlas, pues ni así, si quedan sujetas a lo establecido en el momento del inicio de obra, y ya me dirán, por que motivos quieren retirar la fuente, acaso por que ya no tiene ni aguardiente, ni mistela, ni leche, ni miel. Que malito es el interés.

Sevilla a 8 de Noviembre de 2012
Francisco Rodriguez Estevez





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