jueves, 15 de octubre de 2009

Triana tuvo que ser

Ruido inútil

Lo saben. Sera un esfuerzo que no servirá de nada, y menos cuando el daño hace tiempo que está hecho. Llega tarde cualquier acto de manifestación de la ciudadanía, (como este que por insólito se convoca por clamor mayoritario), cuando este acto de protesta tiene lugar una vez que, cansada de soportar cuantos caprichos y abusos realizan estos responsables de lo publico, bien por que se les ocurre, o por significarse en el tiempo, a quienes en lugar de gestionar estan mas preocupados en dilapidar.
Triana tuvo que ser. Con seguridad nunca volverá a ser igual, pues la transformación es tan severa que resultaría imposible por inimaginable volverla a recuperar. La estrategia del hecho consumado empieza por la falta de información, pero aunque la hubiera nadie se movería, y lo saben.
Lo de la Encarnación, que tuvo información a mogollón, ha quedado convertida en eso que todo protestan y hasta es posible que como no queda mas remedio que conformarnos con el invento pues llegaremos a decir que cuanto nos gusta las modernidades, así se salten leyes, normas, y se cambien reglamentos.
Tiene lo de la Encarnación, a falta de manifestantes, demasiados puntos de incomprensión, como para tratar de entender lo que nadie se explica. Hace años, hubo un momento que quien podía dar las inexplicable explicaciones optó por no darlas, y tuvo a bien justificar el profundo argumento de que no se explica, por que no se entendería, cosa tan cierta, como evidente.
Triana sale a la calle, para decir basta a los silencios. En la Encarnación el silencio de los placeros es “de profundis”. La incomprensión es tal, que llega a soportar además, de la perpetua como condena, el martirio de la mutilación sufrida, y la aceptación del sangrante final que le causara la irreversible herida, y todo sin levantar la voz.
Sevilla a 15 de Octubre de 2009
Francisco Rodríguez Estévez

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