martes, 10 de junio de 2014


Fistro

 

Podía pensar que estos filtros tienen su cometido, pero en ocasiones no me queda claro cuando no se utilizan si resulta que son inútiles, o cuando su funcionamiento es para que no sea utilizado. Fistro de filtro.

Este martes en el que tengo que volver a la oficina de hacienda, para llevar los documentos que ayer lunes me solicitaron, me encamino temprano a tal destino.

Cuando las campanas del reloj de plaza Nueva dieron las nueves me encontraba en el anden, y justo frente a la fachada del Ayuntamiento, un numeroso grupo de personas en su mayor parte septuagenarios, despliega la pancarta, y todos a una hace sonar todo tipo de bocinas y pitos alcanzando un estruendoso ruido, pidiendo se solucione lo que es motivo de su airada protesta, cabe imaginar que será justa y que habrán agotado todas las vías incluidos los filtros que se interponen intencionadamente, para agregar mas papeleo que dilatan en la ambigüedad cualquier atisbo de solución. El fistro tiene su cometido. Las soluciones suelen ser más fáciles que los problemas.

Sigo caminado por la parte multiuso de los usuarios de la avenida. En la puerta del afamado horno los trabajadores despedidos, hacen lo propio con su desvencijada pancarta ante los clientes que toman el expreso con croissant. Suenan las campanas de la Giralda, en el silencio de este martes que las nubes filtran la tibieza del Sol que ya se deja notar.

Un anciano pide en la acera compartida por veladores, motos, bicicletas, y transeúntes, según muestra el cartel, para un chalet en Marbella, y un Ferrari. Otro se limita a dar los buenos días, y un tercero solo muestra un sombrero con algunas monedas. Se hace la avenida en esta temprana hora como un filtro de Caridad. Una joven de color ofrece pañuelos de papel, con un amable saludo y una preciosa sonrisa.

Llego a la Delegación. El filtro de la puerta además de detectar los metales de las llaves y el móvil, como es mi caso, tiene la misión de filtrar en imágenes lo que contiene  cuantas maletas y maletines pasan por el túnel de la cinta sin fin.

Por suerte el filtro en el asunto que me trae se ha suavizado, y es que no hay nada como encontrar una mirada amiga donde se advertía aspereza. En el bistró de la esquina el café permite los comentarios aclaratorios.

Volviendo los pasos de regreso advierto que siguen los del horno,  en mayor numero, y la indigencia peticionaria sigue a lo suyo, y en la puerta del Ayuntamiento, donde reclaman ruidosamente los haberes de los colaboradores sociales, la policía municipal monta su pancarta denostando al Alcalde, me imagino que conocedores del funcionamiento, y una vez agotadas todas las vías y procedimiento de comunicación-

Son las 10 de la mañana, entro en la Casa Grande con la intención de encontrar a algún concejal de grupo de poder. En la puerta de la derecha, me indican que debo de preguntar en la de la izquierda, en esta me devuelve a la puerta de la derecha otra vez.

Debo de indicar  que mi destino no era el que pretendía, pues se hace imposible y debo de cambiar a solicitar visita a la atención al ciudadano como paso previo para contactar con algún edil. Un filtro en la puerta para las llaves y el móvil, un filtro para evitar que se llegue hasta donde se supone la responsabilidad.

Imagino que la policía sabe de este fistro de maquinación. En la tercera puerta a la izquierda dos personas, la primera es alguien que conozco, y me lleva hasta este filtro que, como en otros tiempo, se antepone a toda intención de poder llegar hasta donde esperaba hacerlo.

En el despacho insonorizado no se escucha la algarabía del exterior, y al parecer no se encuentra ningún edil en la casa grande. Esfuerzo inútil, tan inútil como la entrevista que filtra toda mi intención con argumentos que llevan más de tres años de retraso.

 Al menos este encargado de la atención, que se muestra amable en su cometido tiene el repertorio como sus atribuciones limitada y se ciñe en el procedimiento de escrito y registro. Hay que añadir que cuando menos toma nota, algo garabateada, pero seguro que entiende sus letras, y lo mismo le viene a la memoria lo expresado. Mas no se si llegará solo a la papelera, espero y deseo que no ocurra esta cosa, pues solicito contestación, mas cuando lo que he ido a reiterar y se ha quedado en este filtro, algo que no deja de ser una obligación, y  que se llama cumplir con la Ley de Accesibilidad, y también recordar que se debe de aplicar normas sanitarias donde no se llevan a cabo, y  que todo, por supuesto no deja de ser algo tan simple como instalar una puerta automática en un lugar publico dentro del ámbito de obligación municipal.

Sevilla a 10 de Junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

lunes, 9 de junio de 2014



Un lunes más

Bach,  tocata y fuga. Banco, Ayuntamiento,  Correos , Hacienda  BACH, (suena la música)
 

Bien temprano, este lunes, tan distinto en las marismas, empiezo con las claritas la rutina de cada día. Son los lunes dias flojos y lo aprovecho para hacer varis gestiones, como en este. Es el empezar la semana la fecha mas propicia por cuanto todo tarda un poco más en desperezarse, todo está silencioso con un ritmo cansino, el que propicia una situación casi sin pulso comercial.

A eso de las ochos estamos preparados para iniciar una nueva jornada de trabajo, sin trabajo. Llego a lo de la Encarnación, después de sentir en mi piel, como cada día, el desagradable soplo  de aire caliente con el que saluda la vanguardia a cuantos quieren penetrar en el laberinto. Al minuto llegaron los operarios para iniciar la batalla contra las blatellas.

Mientras, preparo la documentación para que el banco me faciliten copia del documento que tengo por seguro pagado, ya que no aparece como deudor en la oficina de recaudación, y no queda otra de que si está descontado, pues no lo enviaron. Tengo hecha la previsión de llevar la documentación que falta al la delegación de hacienda y aprovecharé para certificar otros documento en la central de Correos. Espero volver antes de las 10.30. Dos horas,  

Me gustaría hacer una visita al grupo municipal del PP, pues tengo que pasar de vuelta por delante del Ayuntamiento, en cuya puerta la semana pasada se manifestaba la policía local, por si alguien del grupo popular, me sabría decir como va de solución la vía de lo de la puerta, o cuando menos, conocer si en la agenda está el llamarme, para lo del cafecito.

Creo que lo mejor será volver, como las hermandades de penitencia por el camino mas corto.

En la entidad bancaria soy el único cliente, los oficinistas están todos atendiendo las pantallas de su ordenador, por unos minutos nadie me atiende, en un despacho un joven me pregunta que si lo puede hacer, lo cual es evidente.

Parece que el ordenador va lento, y los datos que le proporciono que buscamos son del año pasado, tal vez Noviembre o Diciembre. No aparece el recibo.

Nuevo intento, llama a una compañera y encontramos una pista fue abonado en Mayo el primer semestre, ahora solo falta encontrar uno de igual cantidad. Nada. Otro intento, ha pasado 20 minutos, y por fin encontramos el recibo, por suerte pagado, había una diferencia de 1 céntimo, con respecto al anterior. Me facilitan copia de ambos. Una gestión resuelta.

Llego a la delegación de Hacienda con una carpeta de documentos, aun no están todos, mas creo que el celo del funcionario se excede, por cuanto me dice algo inexistente que el solo pudo advertir en su observación en la visita que efectuó. En su apreciación comete el error de lo que no es. Ni discuto, le doy una explicación lo suficiente clara como para sacarle de su error, lo cual determina que, aun le faltan más papeles, y sin reconocer que su vista le engaña, dejar este punto de vista, de su vista, en suspenso. Me alegro.

En la central de correos certifico la carta con el premio de la ternera gallega, dentro está el resguardo premiado y la factura correspondiente para que me sea abonada en la brevedad posible. Un error en el código es arreglado muy amablemente por la persona que esta tras la ventanilla 18. La cosa mejora.

Son las 10,45 y paso por la puerta del Ayuntamiento, no me detengo. Acaso el próximo lunes, un lunes mas que llevaré  al inspector, el documento de la vida laboral de los últimos cinco años,( por mas que no se que tendrá que ver) y que tengo que pedir, me han dicho que por Internet,  acaso sea el próximo lunes, un lunes mas, cuando se concluya esta minuciosa revisión.

Un lunes mas, y si no tengo ninguna respuesta acerca de lo de la puerta, que he vuelto a reiterar a la responsabilidad municipal, lo mismo me acerco a la vuelta, y aunque es posible que sin cita previa, y con tantas ocupaciones, no se encuentre allí ningún edil, no vendrá mal dejar constancia de mi visita, para saber en que vía de solución se encuentra lo de la puerta. Y lo del cafecito.

Sevilla a 9 de junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

 

sábado, 7 de junio de 2014


Ni modo

 

Pensaba que me libraba. Había pasado el Ángelus, cuando llegó mi compadre Juan, y pudo comprobar como pendían los veinte euros del rastrel. A nada que la hora nona, sonaba en la alarma del móvil para avisarme de la toma medicinal, llego lo inesperado.
Nada, que no pude librar el día de San Jeremías del gasto sorpresa que en este séptimo, siendo en el que pude entregar a la afortunada los veinticinco kilos de carne que le otorgaba el premio, y solo por participar en una acción solidaria que ternera gallega había realizado para toda España. La suerte es así, y mira por donde por esta vez fuimos objeto de alegría, en especial para los hijos de la agraciada, que entre risas lo recordaran para siempre, ya que no sabían donde llevar tantos kilos de carne de altísima calidad.

Así, que llegada esta hora que el bajar de la persiana marca el final de la jornada surgió lo que me temía, un nuevo gasto, pero nada menos que si hubiera sido de tres billetes falsos, diez mil de las de antes, como si nada.

La cooperativa de comerciantes, es decir los responsables de esta, que vaya usted a saber como una vez cumplido con el objetivo fundacional, ni tiene razón de continuar como tal, pues estos, en lugar de exigir a las responsabilidades, que en lo de la Encarnación son dos, ya que ambas, o al menos una, le cabe la obligación que alegremente asumen con la tontería de un prorrateo. En esta cooperativa son todos prorrateos e improvisaciones,  en este caso por la cantidad que cuesta eliminar nuevamente el laberinto de la repugnante blatella, y de la carga de ootecas que esconden en los resquicios del desacertado fenólico con el que realizaron los destartalados puestos.
Así que, la cuota para el mantenimiento y conservación, que se abona a la concesionaria, pues como que no cubre la infección que se detecta, que vete a saber si esta no procede de los recovecos de los deficientes sumideros, y de otro lado, es la propia delegación de consumo que hace como si lo sanitario no fuera con ella, pues, como que mientra estén los placeros pagando las cuotas, y además se encargan “los pobrecitos” de desintestar lo que en ocasiones es espacio municipal, y en otras objeto de la concesión, cabe preguntarse si estas obligaciones corresponden a los responsables, y a cuento de que, los placeros acometen esta actuación, cuando en lo de la puerta ni modo. Pobre Gregorio Samsa

Este es un dinero, el que se aplica mal, que no me hace gracia, pero ninguna gracia pagar, y que deposito una vez más de mal agrado para no significar, donde por tanta laxitud, así nos vemos, por cuanto abonar tres cuotas mensuales, a la cooperativa, al ayuntamiento y a la concesionaria, y no exigir que sea el propio laboratorio municipal el que lleve a cabo este servicio, que es obligatorio en todo las plazas municipales, pues como que me cae peor que si me volvieran a colar otro billete de los veinte euros.

No me he librado en este séptimo día del sexto mes que no me da tregua, que se ha convertido en una autentica plaga del gasto, tal que fuera una blatella sesteando en los cartones del sótano, donde la suciedad se acumula para que ella prospere. Mañana al ser domingo lo mismo me libro, y aparte de poner gasolina, se pasa el día sin gastos.

Por lo pronto me traeré del campo bastantes ramas de laurel, pues aparte de los beneficio de sus hojas y sus simbolismo de suerte y abundancia, parece ser que acaba con ellas, con las blatellas, que con lo demás se hace difícil.

Sevilla a siete de Junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

viernes, 6 de junio de 2014


Veinte euros no es nada

 

Bueno, aparte de que al cambio anterior eran dos mil trescientas veinte pesetas del ala, las mismas que volaron cuando me dispuse a abonar los seis euritos para la validación semanal de la primitiva que en cada jornada, buscando la suerte, pronostico números  imposibles. La señorita muy dispuesta en su cometido pasa el billetito azul por la maquina de la verdad y esta le dice que aquello tiene menos valor que el boleto de la jugada anterior.

Observo el billete, no me puedo creer que me lo hayan colado, tiene la marca de agua, el listado holográfico plateado, y aunque al pasar la uñita por el espacio con pequeñas hendiduras, cierto es que parece algo mas gastado, tanto, que hasta por la parte posterior se comprueba la mancha de tinta de las dudas que ha podido crear a todos los usuarios anteriores, victimas inocentes que encontraron la salida que de entrada no tengo.

No puedo más que conservar este billete, como anécdota, como enseñanza, pues no me encuentro con capacidad para hacerle circular.

Pienso, y no me explico como pudo llegar a mis manos en un día de tan penosa venta, y me quedo que fuera el turista suizo, que me entregó dos billetes de veinte euros. Ya no viene al caso.

Veinte euros no es nada, cuando este mes de Junio no me da respiro. Día uno, en el banco me descuenta la comunidad, y el recibo del seguro medico, y como extraordinario los recibos de contribución urbana, que vencen el  día 30.

Día dos, el taller del coche y la itv del mismo, incrementan los gastos, Los recibos de deceso, de dos meses, la inspección del gas, y la posterior reparación del termo por el taller oficial, mas el aviso del IBI de ultimo semestre, colmatan el día tercero. El cuarto me lleva de nuevo a la  delegación de hacienda, y para colmo pagar con recargo un aplazamiento con la diputación, amen del recibo del Opaef, de este primer semestre. La cosa no para.

Día cinco, San Bonifacio, ni salgo de casa, espero tomar un respiro, salir cuesta y tengo que cancelar aun algunas cosas antes del día treinta, y no olvidar que con fecha limite de pago para San Fermín, están los recibos pendientes del IBI, de los que tengo aviso. No me libro, se ha ocasionado urgente un pago en la comunidad.  

Sexto día de este mes de Junio, dedicado a Juno, nada por aquí, nada por allí, y es cuando buscando la suerte me encontré sin mis veinte euros, que ya sé que no son nada, pero que me han venido a demostrar que hay que revisar todos los billetes, pues este que por mas que parece autentico, no me veo poniéndolo en circulación. Más se perdió en Normandía, para ganar una puerta por la que entrar hacia la esperanza.

¿Qué son veinte euros? Después de estar mas de tres años perdiendo de forma continuada la posibilidad de ganar, e incluso de tener que ponerle muchos euros a este mal negocio que no me jubila, y que desesperadamente espera que se le instale una puerta.
Después de perder tantos días en la ilusión de que las responsabilidades de lo de la Encarnación, decidan que este lugar pueda generar las posibilidades que una puerta tendría en este sitio, ahora inhóspito, en el que alguna vez seguro que la instalaran. ¿Qué puede significar veinte euros?
 Lo mismo me llaman, (para lo del cafelito) y en tanto gasto, aparece la entrada, a ser posible automática, que digo, que no va ha ser todo pagar.

Sevilla a 6 de Junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

jueves, 5 de junio de 2014


Fétido

 

Fétido, siempre es fétido, por mas que así se llama el cuñado de Morticia, al que por algo le bautizaron de tal suerte, además de por feo, y es que cuando desde el principio algo huele mal, ya no hay forma.

En lo de la Encarnación fétido es el aliento halitosistico que cada día deja escapar el bicho por la tortuosa boca que se abre al laberinto. Son las ocho de la mañana.

Si bien le ha desaparecido el rugido que durante el primer año se dejaba sentir en cada amanecer, aun mantiene su halito sacando de sus adentros todo lo que larga.  

Es su saludo de bienvenida, cosas del monstruo, expelerte encima una bocanada de aire caliente impregnado de un desagradable sahumerio que sale por sorpresa, inesperadamente, justo detrás del pequeño parterre que casi oculta la apertura a la sinuosa calle, donde las puertas están colocadas de tal forma, que mas parece que el técnico aquel día no asistió a la master class, sobre la optimización de las entradas en los establecimientos públicos, o como pueda parecer, que por imposible, la colocación fue cuestión del operario cristalero, aquí la tengo aquí la pongo, y además puede comprobarse, y no solo el total desacierto de su aleatoria colocación, pues estas no son las que cumplirían con la Ley de Accesibilidad. ¿Huele, o te da en la nariz?.

Huele a "eso" a lo largo de la sinuosa calle, es algo apestoso que en  ocasiones aumenta su hedor cuando casi semanalmente se mezcla con la succión de los registros, lo que hace parecer, por simple deducción, que aquello no lo hicieron bien, por cuanto, de otro modo, resulta inexplicable la necesidad de este servicio en la frecuencia que se producen los atascos y lo que larga.

Pestosa actuación que, ni en el antiguo mercado, ni durante la provisionalidad triplicando el número de comerciantes, se recuerda hacerle esta excepcionalmente, cuando en tanta modernidad se ha convertido en algo habitual.

Con seguridad aquello, y otras tantas deficiencias,  puede estar solucionado, aplicando además de conocimientos técnicos, el libramiento correspondiente para llevarlo a cabo.
Lo cierto es que ninguna medida paliativa se toma para ir mejorando esta “aromática” recepción que el bicho ofrece. Tampoco ninguna otra, para tanto que hay que mejorar.

Lo mismo es difícil llevar la salida del pestoso aire caliente a otro lugar que no sea a la calle cubierta que tiene las entradas al laberíntico diseño de plaza municipal de abastos.
Quien quita que con unos registros diferentes no se evitaría la succión de los pozos negros que generan los atascos, su pestilencia, y el ahorro de este servicio, en muchas ocasiones dos camiones y cuatro operarios.

De la colocación de las puertas que decir mas, acaso una cortina de aire frío, o caliente, según la estación, (ya que evidentemente en metrópol, lo del metro y el metro-centro fueron solo dos milongas del doctor),con seguridad evitarían la dispersión odorífica en la que llamaron prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York. ¿Y las puertas de emergencias?  ¡Ah!, las que deben de ser colocadas con salida al exterior, por no volver a las que deben de cumplir con la Ley de Accesibilidad, efectivamente, las automáticas. Pues que también van dejando rastro.

Además de fétido, la cosa raya a que se está poniendo fea, por cuanto evidencia que las responsabilidades ni las padece, ni las huele.
 A una la espero desde antes de Navidad, y la apretada agenda le evita el lance nasal, la otra, de la que aguardo llamada para una tarde tomar un cafelito en el despacho oficial, y reiterarle una vez mas que cuando menos allí hace falta una puerta automática, para la accesibilidad, por higiene ,y por seguridad, y de paso que airee aquello un poco creando una corrientita de aire fresco, de la calle, que se lleve lo antes posible el fétido que se llega en ocasiones, como preámbulo de la tragedia a mascar, por lo denso que resulta.

Sevilla a 5 de junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

lunes, 2 de junio de 2014



En Plaza Nueva

 

Estaba emplazado a primera hora con un inspector de hacienda, no sin cierta preocupación me encamine por las solitarias calles de un comercio aun durmiente. Al llegar al magnifico edificio en el que nunca estuve, me encontré con varios grupos de personas que dispersos estaban en espera apostados por las inmediaciones de la pequeña placita. Aun faltaban varios minutos y mientras tomaba café en un sitio cercano, se podía observar como iba creciendo en numero cuantos esperaban que se abriera la oficina.

En el papel se podía leer claramente primera planta, y hacia allí me encamine subiendo una gran escalera, pasillo vacío, y apenas puede encontrarme con una joven, que me remitió a una planta superior. De allí otra persona me indico bajara al sótano, para finalmente otra me aconsejo que fuera a la entrada y preguntara, donde una enorme cola se estaba formando. A mi pregunta, el personal me sugiere que haga uso de una maquina tal que esta es la que distribuye según cada caso a la mesa o agente  correspondiente. Al final a la derecha.

Con toda la documentación posible dispuesta sobre la mesa, después de una media hora mirándolos poco a poco y cotejándolos con su ordenador, dispone que los deje y me pide un teléfono de contacto para que cuando el verifique los datos que requiere, me llamaría para darme el resultado que de esta  visita se desprenda. Esperemos que esté todo correcto.

Por un momento me acordé del laberíntico diseño de lo que llaman plaza municipal de abastos en lo de la Encarnación, por cuanto no había una información visual  previa, a menos que formara parte de la cola de entrada, y resultaba tan difícil como en aquella encontrar los servicios que en estos sitios se nos hace fundamental.

Abandono después de una hora el edificio, y se advierte que el publico tibiamente va llenando la gran cantidad de bares y cafeterías que han proliferado, el grupo de turistas asiáticos admira la Puerta de San Miguel atendiendo las explicaciones en ingles de la guía, llegando a la Plaza Nueva, me adelanta el tranvía, o metro-centro, y acaso tuviera intención de ir a visitar al Sr. Alcalde, o en su defecto a su secretaria con objeto de acelerar el cafelito pendiente para saber definitivamente si de verdad tiene intención de que lo de la Encarnación mejore como espacio municipal, plaza municipal de abastos.

Desisto en la misma puerta de la Casa Grande, la propia policía, unos de uniforme otros de calle, despliega una pancarta azul con el escudo de la policía municipal, en el que en letras grandes puede leerse ZOIDO NO CUMPLE, mientras una estruendosa música con letra de un cantante  que desconozco hace alusión al soborno, a la corrupción, al mangazo.

No puedo creer eso que deja leer la policía de que Zoido no cumple, ni que la canción refleje a nuestro Alcalde, claro que en mi experiencia espero que cumpla por mas que me parezca ya tarde, después de los tres años, pero estamos en el ultimo año de este periodo electoral y aunque es fácil que continúe, visto el panorama, no me cabe duda de que dará las indicaciones suficientes como para que la puerta de lo de la Encarnación quede colocada en la mayor brevedad, pues además que cumpliría con la Ley, que no es la policía, vendría bien aunque solo fuera por higiene, aunque tampoco, a decir verdad,  le vendría mal algún automatismo que se evite tocar los pomos y pestillos, de alto porcentaje contaminante.

Cosa que sucede, no solo en la plaza municipal de abastos, también en los servicios del gran edificio que nos dicen que somos todos a la hora de pagar, pero solo todos los que pagamos, y no los otros que tienen otra salida, otra puerta.

Sevilla a 2 de Junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

  

domingo, 1 de junio de 2014



Tal día

 

Tal vez los concienzudos estudios, acaso el capricho, la casualidad, o el poner una fecha, como obligado cumplimiento de las bases para determinar una inauguración imposible, la de un proyecto que si ya no era posible realizar, menos, en los plazos que, para conseguir una adjudicación, se atrevieron a proponer.

La mágica fecha de 5 de Junio de 2007, como fecha inaugural, fue una de las muchas bromas que lo de la Encarnación tuvo, aparte del aquel clamoroso fallo del concurso, para empezar, al premiar un carísimo capricho, fuera de escala, contaminador de edificaciones protegidas.

De nuevo en la proximidad de la festividad de San Bonifacio, en este año en el que se hubiera cumplido el séptimo aniversario de la fallida inauguración, resulta que cuando aquello aun no ha cumplido los tres años y medio, tiempo transcurrido en el para nada se ha creado aquellos ingresos previstos, en las cuentas tan imposibles, como conocer el costo real, aseguraron desde la responsabilidad que en la mitad del tiempo se garantizaban la desorbitada inversión.

No tiene “Buenacara”, siendo patrón de los cerveceros, inventor del árbol de Navidad, por darle el cambio a un roble y colocar en su lugar un pino finlandés, tal cual del que se cortan las laminas, que una vez aglutinadas las capas con el pegamento probado en laboratorio conforman la cubierta fungiforme de esta Encarnación  en la que San Bonifacio ha quedado como una anécdota del fracaso.

El caso es que la adjudicataria, afirma que las cuentas no le salen, lo cual era previsible, y ha caído en la cuenta, nueva cuenta, de que el mantenimiento de aquello no tiene “buena cara”, y se deja ver con unos números para encontrar aquellos que puedan hacer posible los que siendo imposible, como el propio proyecto, no se le cayó la cara de vergüenza a quienes le auspiciaron los grandes beneficios, a estas fechas inexistentes. Y que decir de las comprobaciones al efecto.

Hace ya 18 años, que tal día  este de San Bonifacio me embargaba la pena, y desde entonces le tengo en el recuerdo inolvidable, aun sin que le hubieran elegido como fecha inaugural de lo de la Encarnación, acaso ahora con mas motivos, pues no tiene “buena cara” saber que existen diferencias entre las responsabilidades de esta Encarnación, con plaza municipal de abastos incorporada, a la que desde la inauguración, que fue pasada la Esperanza, ya que nunca pudo ser por San Bonifacio, en la que la puerta que falta desde entonces, está pendiente de una llamada telefónica, eso sí, con “buena cara”.

Tal día no puede hacerse esperar, pues de demorarse una vez mas, en este caso la prometida llamada telefónica para mas tranquilo en el despacho oficial tomar un cafelito poder, mas que restablecer el dialogo, determinar si para el próximo aniversario de la frustrada inauguración tenemos la puerta abierta, o mucho me temo que baje las persianas con muy mala cara.

Sevilla 1 de junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez