En la boca
Durante todo este tiempo de confinamiento a cada momento se
difundía la gravedad de este covid19 y las medidas a tomar individualmente para combatir el posible contagio, se advertía
que tan importante era lavarse las manos para no tocarse la cara, ya que las
vías respiratorias, boca y nariz, se
llego a añadir que los ojos, pues son entradas al letal corona virus. Nuevas
medidas como mantener la distancia entre
personas en espacios cerrados y la obligatoriedad del uso de mascarillas
hicieron posible detener la pandemia, al altísimo costo en vidas, para llegar
hasta el presente, y alcanzar con
reservas, volver a las actividades de la cotidianeidad, aun a falta de lograr
lo que se ha llamado nueva normalidad.

Poco a poco “la gente” ha ido cogiendo confianza, y cuando
regreso de vuelta a casa el bullicio ha ido creciendo con las fases de la
llamada desescalada, y si en principio apareciera mascarillas de todos los
colores y diseños, incluso a juego con la tonalidad de la ropa en cada momento,
y con todo tipo de sujeciones, desde artilugios chinos, o elásticos McEnroe,
diadema “arrebato”, y quien dice transparencias siderales, todo vale mientras
evite los contagios persona- persona por las partículas exhaladas, en distancia
corta.
Todo va cambiando y puede verse el insignificante número de
personas que lleva una mascarilla de protección para sí y para los demás, de las que cubren la boca y la nariz para que
sea efectiva, para que evite el temido contagio, para que todo esfuerzo sirva
para que no aparezca el temido rebote que se anuncia y se pueda producir. No
serán por aquellos que caminamos embozados en nuestro propio respirar durante
horas para que nada se escape, para que nada de cuantos llevan la mascarilla en
la muñeca, o asida en la mano cual mariconera, o en el antebrazo o colocadas en
el codo, o bajo la barbilla, como si fuera
el barbuquejo del “chapiri” o del
chambergo, todo menos colocarlo en la boca tapando la nariz.
Ya me gustaría decirles a tantos que esto de la máscara es
cosa seria, no es como un carnaval, que así les parece en la frivolidad y el no haber visto imágenes de cómo se
combate este virus en las UCI, con un tubo en la boca, inmóviles, boca abajo,
desnudos, en coma inducido, durante semanas,
y solos………..
Ya se le ha perdido el miedo a lo desconocido, se nota en la
calle y al paso los bares sacan sus
mesas, en intento de recuperar tantos días cerrados, pero más parece que son
las personas las que se desposeen de la obligatoriedad ante una caña de cerveza, y ni tan siquiera
quieren saber si que por esa “tontería”, nos sale cara la invitación.
Hay días que ni merece la pena hacer el mínimo comentario
sobre lo de la Encarnacion. Las noticias dan el comunicado de un ex jugador de
futbol, al que le han diagnosticado ELA, algo que se lleva la vida, como la de
mi amigo Lolo.
Sevilla a 18 de Junio de 2020
Francisco Rodriguez
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