domingo, 25 de diciembre de 2016


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La llegada (El Adviento)

Por cinco años consecutivos,desde la venida a esta Encarnación climatizada, me llega este día, en el que cabe celebrar la noche especial que anualmente junta a la familia alrededor de la mesa, sin encontrarme físicamente en optimas condiciones, y es que tal vez sea la causa debido a la falta de filtro en el sistema de renovación del aire, por lo que he vuelto a pillar ese resfriado que me toca, más o menos cuando llega el sorteo de la lotería.
Poco a poco en parancetamol  hace su esperado efecto, no hay otra.
Llega la Encarnación y van acabándose los días de este año, sin que me tocara el premio en los numeros que juego en la loteria que cada Navidad espero. ¡Salud!
Y sin embargo, por el contrario con el sorteo me  llegó el indeseado catarro, mas pienso que el próximo cambiará las tornas.
Debe de ser para el año nuevo, algo tiene que suceder el próximo diecisiete que suma ocho, y  vuelve a recordar el augurio del santón cubano que vaticinaba el ocho como numero propicio para esto de la Encarnacion y su suerte, como puerta para el cambio. ¡Ya ven! En el 92 era de entrada una suposición de esperanza, y lo de la puerta sigue siendo un pronóstico del pasado, una conjetura al futuro
De entrada no tuvo efecto en dos mil seis, ni en el ocho, por lo que tendría que suceder este nuevo año “en puerta” que coincidirá con el del gallo rojo de los chinos, pues de no ser así se pondría duro de pelar tener que esperar la llegada del ocho, que sería año electoral, sin que los cambios se produjeran,  y quién sabe si los pobrecitos placeros no se resentirán metiditos en el fanal.
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Con la Esperanza, pasada la efemérides inaugural de la lamentable desesperanza, la llegada hace que otras nuevas renazcan incluso en el interior del laberinto, ya sea sin entradas suficientes, y con penosas salidas que nunca se entenderán por aquello de que si el misterio es inexplicable, ya lo dijo el doctor Sánchez que era algo que “no se entendería”, a lo que añadió que las explicaciones solo se dan cuando son necesarias.
La llegada de la Encarnación, como cada año, evidentemente no necesita ninguna explicación, ni por el momento se exige pues seguro que otro gallo cantaría, ya fuera a misa, o en negaciones,pues esta vez nos deja claramente ver que hace seis años que los placeros, incluidos los pobrecitos, dieron por iniciada la segunda provisionalidad, lo que viene a ser de entrada fuertes gastos, altos costos para resistir esperando que algo suceda, lo cual es imprevisible,  e ignota salida, incomprensiblemente a la baja.
Sevilla a 25 de Diciembre de 2016
Francisco Rodríguez Estévez

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