lunes, 25 de enero de 2016

Oleada

El micologico bicho se despereza al amanecer iniciando su desagradable bufar con el apestoso bajío de saludo que guarda en el interior de su vientre.
Se inicia la ultima semana de este Enero, antes Jano (de entrada protector de las puertas), con despertar de epicentro en las aguas de Alboran.
Aun no han llegado las claritas, y en la oscuridad la sombra fungiforme aparece como  fantasmagórica silueta, justo,cuando llegan los primeros operarios que trabajan en la sinuosa calle en el local comercial que la colmata, posiblemente travestiendolo en local “venue”, como las escaleras iniciando manifestaciones.
A punto de iniciarse una nueva jornada los placeros van llegando desganados al laberinto, apenas media docena tienen preparados sus puestos para una jornada que se supone tranquila, en la que los pescaderos ausentes guardan su plateada mercancía al frescor de las cámaras.
Apenas existe la prisa en el dejavu  que la rutina de cada lunes dentro de aquello que llaman plaza municipal de abastos, un lugar tan desolado como la mismísima Mc Murdo. Nadie por aquí, nadie por allá.
Van a dar las nueve de la mañana, y el alborozo anuncia que  llega la segunda oleada, esta es más numerosa que la anterior, y más ruidosa, pues la primera casi en el silencio del laberinto apenas se hizo notar.
Vienen del lejano Oriente para evacuar las heces fecales retenidas por el "colon" en el largo viaje, y largar el viaje pesante, de paso, aliviar vaciando las vejigas, lo que hace encontrar la posible causa de los atoramientos que se producen en esta Encarnación y no solo en las ruinas.Oler y oler.
Sin puerta de Poniente, los visitantes buscan desorientados la salida por donde llegaron, y solo los grupos de rezagados se pierden tratando de encontrar la puerta imposible. Después del alivio se les nota los ojos más grandes, y salen más bulliciosos del "hospitality", por gentileza de los pobrecitos placeros.  

Resultado de imagen de papel higienico
No se calcula lo que puede valorarse en euros esta oleada y las sucesivas que le preceden a diario, como replica telurica, oler, oler, antes de salir pitando de rositas , ya que de forma gratuita, utiliza estos servicios integrales completados con los aseos personales que se aplican tal toillet , por lo que sin ser edificio público y ni mucho menos municipal, por lo cual resulte este lugar posiblemente más “expósito” que inhóspito e insólito, pero que los costos fungibles de esta utilización  por oleadas “amarillas”, como el fenolico, lo soportan los pobrecitos placeros, y no es partida pequeña el consumo de papel, agua, gel, limpieza, seguridad, luz, que cada día las oleadas hace soportar a los placeros para que alguna vez tengan la feliz idea de solicitar del ayuntamiento que sufrague los gastos de este venue,¡que idea! antes de que algunos pongan sentido a este laberinto y recuerden a Murdo en su soledad, que no solo fue por el olor que desprendía que así tomo nombre, aunque existen quienes lo traducen como terror, y resulta que en esperanto significa cadáver.Sin duda aquí huele a muerto, y no solo a oleadas. Abran la puerta
Sevilla a 25 de Enero de 2016

Francisco Rodríguez Estévez.

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