Hace ya la friolera de cinco años, de cuando empezó con el tercer milenio aquello del sótano, (¡cómo pasa el tiempo para lo de
Aquí unos bloques, allí una recalificación, ahora corto esta calle, estos jardines los convierto en aparcamientos, y en definitiva cuanta creación les hicieran feliz, sin desgraciar nada.
Se ve que no me hicieron caso, aunque en aquella, cambiaron lo del sótano por los dedalitos, y le siguen llamando emblemático al mercado, que con solo cuarenta puestos resultará algo esmirriado para un mercado central que, mal que bien, no parecería lo mas apropiado, si los de barrios le duplican en numero de establecimientos.
Este año les escribiré una nueva, en esta ocasión se me ha ocurrido que seria ideal de la muerte que les llevaran un programa de ordenador de esos que a través de la realidad virtual se quitan y ponen edificios a placer, con lo cual podrán crear cuantas variaciones se les antoje, la Giralda en el Carambolo, la Casa Grande en el Muelle de la Sal , y la boca del Metro, cerquita de su casa, por ejemplos.
No es ninguna tontería, de siempre se dice que los experimentos, con gaseosa. Pero lo de las setas, no tuvo ni tan siquiera esa propuesta, ni las de cartón piedra de un decorado, ni tampoco la que tuvo aquello de las estaciones para el futuro Metro de Sevilla, para hacernos a la raposa idea de la epatante idem, aunque con la maqueta, muchos tuvimos más que suficiente para comprobar sobradamente, tal como “in animal vili”, que lo del botellodromo en la azotea, no dejará, al igual que vestir la mona, aunque lo disfracen, de ser una autentica burrada.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla, 12- de Octubre de 2005
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