lunes, 7 de diciembre de 2015

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Día de puente

Sin duda hubiera preferido que este día entre fiesta hubiera sido el día de la puerta, pero que se le va a hacer, si es lo que tenemos. Tensa espera en tanta mentira.
Después de hacer sesenta y nueve, no hay descanso y me despierta una madrugada de costumbre para comenzar una rutina matinal. El tensiómetro marca una valoración algo alta que trato de reducir con el tratamiento que dispusieron para este corazón que me acompaña  y que poco hago para cuidarle, salvo los largos paseos que me lleva a redescubrir el casco antiguo de esta ciudad.
Camino por la ronda solitaria y hecho de menos a transeúntes con los que me suelo cruzar en día laborable, ni tan siquiera ha llegado el deteriorado indigente que persigue a cuantos tiene a mano para extender la suya implorando dos euros para comer.
 Observo un palomo gris que tiene dificultades al andar y reparo que tiene en una de sus patas carmesí, la izquierda, un muñoncito gris posiblemente de una amputación accidental, la deficiencia le hace mas dificil obtener sus migajas de la calle, o sea que el palomo evidentemente estaba cojo.
 El tibio Sol invita al paseo, pero apenas hay viandantes. No he desayunado y reparo en un bar con veladores donde todo el personal está dispuesto y anuncia calentitos, lo cual me lleva a trasgredir cambiando la saludable tostada con aceite de oliva que acompañe a café solo descafeinado y sin azúcar de cada día.
Hoy será una ruta de plazas, y si son penosas las de abastos convertidas en gastrobares, o en la precaria provisionalidad,que decir de las otras, el caso es que aun no han dado con buenas ideas para recuperarlas, llego a la de Carmen Benítez y es solo un elemento vacio donde la escultura de Antonio Machín erigida hace nueve años es un leve contenido, cuando en 1896, ciento diez años antes. justo  cuando la de abastos de la Encarnacion tenia los setenta y cinco, se inaugura alli el gran regalo de Dª Carmen Benítez a la ciudad, una escuela , y esa plaza que era de su propiedad, legandola para esparcimiento y recreo de los educandos.
 La de san Agustín es una cuña con una arboleda que merecería la pena ser cuidada y cuando menos parece lugar adecuado para en el futuro colocar alguna estatua que tenga merecedor, sin entrar en valoración con las existentes, que ya están, pues es lo mismo que lo de las setas, donde hasta se intentó retirar la fuente más antigua de la ciudad.
Resultado de imagen de plaza de los curtidores en sevillaPaso por Plaza de los Zurradores, y por la Curtidores, ambas desangeladas y solitaria necesitadas de algo que  a falta de vecinos colmate esos vacios, o cuando menos sean utilizados para aparcar, como ejemplo de lo que se hizo con la de Ponce de León, hoy terminal de autobuses, mejor que desoladas. La de Refinadores enlosada y con sus arriates cerámicos custodian palmeras descabezadas por el picudo, esta tan falta de encanto que los turistas ni se paran, ante un "tenorio"desubicado. Plaza de Santa Cruz, plaza de Doña Elvira, plaza de la Alianza, Plaza del Triunfo, Plaza Virgen de los Reyes, plaza de San Francisco donde se debería de cuidar mucho la nobleza que atesora, aparece una entretenida atracción de raigambre hispalense, la pista de nieve, y además el carrusel de los caballitos.
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Llego hasta la Encarnación, plaza de la mayor indignación en la azotea de eventos y manifestaciones, la plaza de la fuente tapada por la estípite de la gran seta seis, y la laberíntica de abastos está cerrada al público. No me resisto y llamo al personal para que me abra. Me dispongo a llevar a cabo algún trabajo que decore el puesto para animar una presumible mala venta por eso de los puentes y a nada aparece tras el cristal un cliente demandando mi atención y solicitando le despache medio kilo de jamón, lo cual hace una venta inesperada. No hay puerta pero le indico que puedo abrir la de los servicios. Con los puestos cerrados, los vacios del laberinto de la galimatica plaza municipal de abastos se hace más palpable.
El colorido y las formas, rasgos característicos de la plaza de San Andrés, remanso de paz a pocos metros del circuito comercial / Fran Piñero Son más del medio día y las calles tiene un cierto bullicio a pesar del nublado, bajo por calle ancha Regina, y sigo por callejuela, en la plaza de San Juan de la Palma mis recuerdos son los de mi adolescencia, Plaza de Mengibar, ahora tan distinta, como la de los Carros en la actualidad, Plaza de la Feria, plaza ex abastos, hoy gastrobares colmatan la cuartelada del pescado vendido, Plaza de Pumarejo de mil historias, Arco de la Macarena. Entro para pedirle a la Esperanza, y rezo donde tantos años he cantado sus misas y gori-gori, paso para admirarla en su vestir celeste. No es raro pues nunca le he pedido su ayuda en lo de la puerta, la Esperanza no está para esa tontería, pues es cosa propia de aquellos que pudiéndola realizar no la lleva a cabo.
 Al salir me tropiezo con aquel desafortunado hombre, tal como el palomo deficiente en su búsqueda de comida, mostrando sus evidentes signos de tener trastornos que no es ninguna tontería, al que casi siempre le doy unos céntimos por quitármelo de encima, y que solo pide para comer. Hoy le pregunto que si le doy para comer se marchará para su casa. Quiere dos euros pero solo le doy el que tengo, por lo cual tendrá que continuar. Dándome las gracias, intenta darme la mano que esquivo advirtiendo la suciedad. necesita hablar y me cuenta que trabajaba en el Parlamento, y que tuvo un accidente de automóvil, la mala suerte es que ni tiene paga, (eso es lo que me dice) ni tuvo indemnización del accidente.
La plaza del Parlamento antes se llamaba Andueza, y era calle. Recorro la muralla en su trazado. En pocos metros llegaré a casa despues de un paseo en el dia de puente.
Sevilla a 7 de Diciembre de 2015-

Francisco Rodríguez Estévez 

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