jueves, 8 de mayo de 2008

Congreso micologico

Haciendo camino

Al leer que ochenta asistentes de los cuatro continentes(aunque de pequeño me dijeron que eran cinco) recorren a pie la ciudad desde la Alameda hasta la Encarnación, me da que esta historia es de las de excursiones. Con todo pagado “El viajar es un placer”.
Parece que todos se juntaron en San Jerónimo, donde mi amigo que tuvo cuna en “frailes”, vino para hacer cajas, de las de cambio, cerquita de San Fernando, y encontró su retiro en “el monasterio”.
Acaso sean los jubilados quienes más saben de viajes, junto con los congresistas. Son cosas de la edad, y la tercera se ha vuelto una edad viajera.
En el local asociativo, de bailes y dominós, los madrugones inician esos viajes-almuerzos programados, que se organizan además de para la gira ocasional del personal, este, a cambio tenga que soportar la charla-conferencia, también llamada “insostenible”, en donde se dan a conocer las virtudes de una serie de productos que no hay quien se las crea, y que dicen de demostración.
Pero en CREA, junto al monasterio de San Jerónimo, (donde mi amigo) de momento no hay nada de comprar, aunque le vendan las creaciones y ocurrencias que aquí se están realizando. La charla-paseo-demostración, trajo, pasito a paso, como haciendo camino, al nutrido grupo hasta la Encarnación para ver aquello de las setas.
Dicen que pertenecen a la UNESCO, como ICOMOS, pero lo que se comieron antes de iniciar la escalada fue un desayuno a base de ibéricos. Ovación.
A continuación se dispusieron a penetrar en “El vientre de Sevilla”, con Hispalis en la cloaca. Aplausos, y vuelta. Encima de la umbrela del gurumelo gigante, quizás buscaron la sostenibilidad, pero solo encontraron la seguridad de obra, con los cascos puestos, pues al parecer no había botas para que se las pusieran todos. Cascos azules, en la genuina zona cero, la de mis carnes de la Encarnación en su nueva encarnadura, dura, dura.
Por buscar, incluso buscaron por Internet, pero no lograron encontrar las celulas fotovoltaicas, acaso no estuvieran operativas. Tal vez por las urgencias no buscaron la estación del metro.
En el interior del mercado de provisionalidad eterna, el del rincón, el de toda la vida, nunca se organizan viajes de gastos pagados para comprobar como son los mercados de la referente Barcelona.
En lo que fuera monasterio de la Encarnación, en la que tuvo fundación y sede la esclavitud, ahora en los Terceros, como la edad viajera, encontraron, que la fuente del mercado, la mas antigua de esta Sevilla, que ahora “sevillanea” en lo que, cuando la gran mutilación del 48, llamaron la Encarnita, pues nada menos que, a corta distancia de su pila, la que se llamaría contaminante según la Ley de Patrimonio, está brotando una virulenta “amanita” y no es precisamente por la humedad.
El la Plaza de Regina, que fuera antes picadero de los maestrante, otra seta, en lo que fuera coso, irrumpe violentamente tal si fuera un terrorífico Tulio, en el arranque del vomitorio de la mingitoria escalera que rima con Regaera. Y es que esto de la Encarnación, ¡Ay, Alameda! Más que una visita cultural, tiene la pinta de una murga, internacional por supuesto.
Sevilla a 8 de Mayo de 2008-
Francisco Rodríguez Estevez

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