domingo, 1 de noviembre de 2020

Santos y muertos

 

Los santos

Empieza el nuevo confinamiento contra la muerte en dia de los santos, de este macabro 2020, que tantas vidas se llevó por delante. Una noche negra que la pasé en blanco, pues el relajante muscular prescrito para aliviar la lacerante ciática, o posible pinzamiento que me tiene la pierna que no me sostiene, me produjo un imprevisible insomnio de radio lleno de noticias.

Cuando se contabilizan el mayor números de positivos en la Covid-19, y el número de fallecidos aumenta......, el “jalogüei” y el truco deja una cabeza sin cuerpo por las tranquilas calles de Onuba que, de haber aparecido en la milenaria Gades ya serviría de tipo, fuera broma. Las elecciones estadounidenses deja ver una trifulca gerontológica, mascarillas, si, mascarillas, no, como lo de la margarita que en su ultima hoja se decide el futuro mundial. Birra, o Pizza.

Un terremoto en el Egeo lleva la muerte en las ondas. La movida nocturna de Logroño, que quieren salir, por lo menos en las noticias. En la Luna, hoy azul, se encuentra agüa en la cara oculta, un combustible para futuros viajes en el espacio. 

En las setas se oculta toda la que se esconde en el techo del espacio municipal que cae a chorro, para que mueva todos los coches y dieran vueltecitas por la Plaza España, sin coger un cubito de la ría, y de  paso por plaza nueva y la de San Francisco. En San Fernando no dan abastos y aumenta el censo.

Lo mismo me acerco a lo de las setas en una escapada, pensándolo bien iría en el de San Fernando, cuidando el paso, pues no cogería el coche ya que será difícil volverlo a estacionar donde no se moverá ningún vehículo, al menos hasta el martes.

Me cabe pensar que para entonces estaré mejorado, pero por si acaso no seguiré la posología de la medicación que me deja sin sueño, tal como si fuera una venta de lunes sin pescado, que te quedas con las piernas colgando, como carne en cámara de frio esperando sartenes y planchas, a faltas de barbacoas.

 El puente de los Santos tenía planes que no se llevaran a cabo, pero al menos, al aparecer las claritas del día  el documental televisivo me ofrece el conocimiento del apareamiento de la oruga oso lanudo, que tarda catorce año en hacerlo, de muerte, y evidentemente una sola vez, tal como la inauguración del aeropuerto de Berlín que la suspendió en el puente aéreo del 2006, justo cuando empezaron lo de las setas.

 Aun no está todo perdido, lo mismo para Navidad nos llega la buena nueva.

 Sevilla 1 de Noviembre de 2020 (7 a.m.)

Francisco Rodriguez

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