domingo, 8 de noviembre de 2020

domingo confinado

 


Segundo domingo de la segunda confinación

Si el primero me lo pasé en la cama con tal dolor que no podía localizar de donde partía todo el que irradiaba mis piernas. Una semana y después de tratamiento medicinal y descanso llega este día que, apenas llevaba  a caminar un corto trecho  para comprar el pan, cuando una cojera manifiesta me hacia padecerle.

Cuatro días de confinamiento y postración, cuando el quinto me llevaba sin poder a tener que ir a mi trabajo de los considerados necesarios, mas cuando las referencias perecederas no daba lugar a una relajación sanadora. Era casi obligado cumplimiento, pero los placeros autónomos  no pueden permitirse un benefactor descanso y se hace difícil no acudir al puesto con cuadros que se hacen insufribles, y mostrar una sonrisa de complacencia y agrado  a nuestros clientes. 

Los placeros son viejos rockeros, y los de la Encarnacion como que llevan doscientos años de abastecimiento a la ciudad, en pleno centro de Sevilla, nada menos que de los tiempos de fuga del francés, en que los vendedores se agruparon en el solar para realizarlo de maderas, hasta pasar bajo asbestos del bidonville, por siete lustros y ahora una década en el laberinto que bajo setas padecen los caprichos de las deficiencias y por el momento no se aplica la correcta prescripción al claro diagnostico. Ahí siguen.

 Cuando el doctor Sánchez no pudo explicar lo que no se entendería, en referencia a lo de la Encarnación, ya nos mostraba los indicios de que el capricho, aparte de que fuera una tontería del papanatismo político del momento, persistiría únicamente por la tenacidad de los placeros, capaces de soportar incluso hasta el maltrato de un contrato de adjudicación de alto costo para los “pobresitos”, los que ya perdieron en diez años un tercio de los damnificados.

Una semana, segundo domingo, ocho días y me requiere mi hermano para dar un paseo “terapéutico” aun con el dolor persistente y aliviado, que me lleva un caminar patoso y con un tranco de cojetadas. 

En ningún momento pensé que realizar la larga caminata, al punto que la musculación se resentía en ocasiones y en varios momentos el alivio aparecía al detenerme.

El resultado por el momento parece positivo, acaso la prueba pueda resultar en consecuencia, el lunes tendré la evidencia si consigo llegar a lo de las setas por el intramuros e inicio en la medida posible una jornada laboral disminuida en la que está prevista la “visita telefónica” de mi médico, para confirmar el alivio, tal como el escaso trabajo que me permite el estar en pie tantas horas, y que me he propuesto recortar, no solo por la precariedad de las ventas.

La pandemia ni que decir tiene es malo para todos, y viene bien limitar los contactos físicos, mas resulta chocante que estén las terrazas colmatadas tomando el Sol de este domingo, que me ha llevado a comprobar con el largo paseo, tantas como las que en la soleada tarde del sábado pude visualizar a través de la ventanilla del taxi que me vi obligado a coger. Setas-Ronda 9 euros.

Poco público llega a la plaza municipal de abastos, carente de regalos, descuentos, y premios que ofrecer, frente a la fuerte motivación continuada de “cadenas” y Warehouses multiofertas. 

La Encarnacion doscientos años, languidece colmatada de gastos, la Encarnacion bajo setas se jibariza en diez años de desatención responsable, y la irresponsabilidad gana cuando peor, mejor. Usted.

Otro fin de semana de Sol otoñal confinado, el martes tengo cita con el traumatólogo privado, ya que no tengo fecha para el que me asigne la sanidad pública, cuando  me llegue espero estar recuperado, si  tanto el fisioterapeuta, y el estudio del pie me lleva a soluciones deseables. 

En Parasol, que metro no tiene, ni tan siquiera una respuesta con tanta sombra, y no se alcanza a ver soluciones, ni por poco tener un detalle conmemorativo. 1820-2020

Sevilla a 8 de Noviembre de 2020

Francisco Rodríguez

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