Setasland
22 de
septiembre de 2009
En el
pais de las setas “Duermeville” es la ciudad de las personas dormidas, mientras
en “Miarmaland” los sueños son construcciones de fantasias (animadas de ayer y
hoy), a la que tambien dicen “encarnaciones”.
Era
previsible que llegado el tiempo seta, una vez que no se evitó lo de la
Encarnación, ¡ay, Alameda!, tuviera lugar la invasión, como bicicletas por las
aceras, de esas ocurrencias, un tanto raras, para colmatar a esta ciudad, mas
de opera que de sueño, y con unas cuantas de “encarnaciones”. Sorpresas te da
la vida.
Si acaso “Mazinger Z”, ¡puños fuera!, nos
recuerda el tiempo pasado, junto con el Zincpiritione, tambien llamado ZP, que
evitaba la caspa.
La
setauno, rompe la formación en un vano intento de escapar por Regina, calle que
sufre la transfiguración de los tiempos. A su sombra se agrupa el personal en
“stan bite”, observando al operario que quedó atrapado dentro de la alambrada y
que convirtió en una gran jaula a la ancha, calle de fugas imposibles para las
setas. La setados, permanece en espera del los urinarios raptados, de mear de
toda la vida, aseos públicos en placita de salón rodeada de sombrillas chinas
de olorosas flores. Con tholo vacio, saca la basura por donde desapareció el
parterre imposible que vino a ocupar el espacio de un incipiente bulto de
fuente seca, tan seca como todas las que a modo de almorranas salieron.
Seta
tres la del la calle Este, en su interior la escalera de caracol, impidió el
rescate de triquitraque cuando le dió el vahido de altura pues la presteza del
cuerpo de bomberos, por el contrario las medidas del berlinés hicieron bajar a
hombros por donde la camilla era imposible, entrada a los eventos de la azotea
del mirador selecta selecta nevería.
Seta
cuatro, de incrusta en el mismísimo corazón e hiere la plaza municipal de
abastos, penetrando en su lugar el enorme tronco de su circunferencia, dos pi
erre, que se come un viario desolado, y con
sus tres puertas de entrada inutilizadas, para un ascensor inoperante en ese
lugar que eleva de los sotanos al mirador de seatasland, y la plaza de abasto
sin tener una automática.
Seta
cinco, se escapa y abandona el conjunto para aliarse en un puente inutilizado
por precauciones, al parecer altamente peligrosas, que no sería lanzar un avión
papel, que mas parece que faltó la sincronización de las partes para no
juntarse en la clave de hierro. La ciudad de las setas ahora es famosa en el
mundo, y se la hace palmas a la tontería.
Sevilla
a 22 de Septiembre de 2009
Francisco
Rodriguez
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