miércoles, 18 de noviembre de 2020

 

Setasland

22 de septiembre de 2009

 

En el pais de las setas “Duermeville” es la ciudad de las personas dormidas, mientras en “Miarmaland” los sueños son construcciones de fantasias (animadas de ayer y hoy), a la que tambien dicen “encarnaciones”.

Era previsible que llegado el tiempo seta, una vez que no se evitó lo de la Encarnación, ¡ay, Alameda!, tuviera lugar la invasión, como bicicletas por las aceras, de esas ocurrencias, un tanto raras, para colmatar a esta ciudad, mas de opera que de sueño, y con unas cuantas de “encarnaciones”. Sorpresas te da la vida.

 

 Si acaso “Mazinger Z”, ¡puños fuera!, nos recuerda el tiempo pasado, junto con el Zincpiritione, tambien llamado ZP, que evitaba la caspa.

La setauno, rompe la formación en un vano intento de escapar por Regina, calle que sufre la transfiguración de los tiempos. A su sombra se agrupa el personal en “stan bite”, observando al operario que quedó atrapado dentro de la alambrada y que convirtió en una gran jaula a la ancha, calle de fugas imposibles para las setas. La setados, permanece en espera del los urinarios raptados, de mear de toda la vida, aseos públicos en placita de salón rodeada de sombrillas chinas de olorosas flores. Con tholo vacio, saca la basura por donde desapareció el parterre imposible que vino a ocupar el espacio de un incipiente bulto de fuente seca, tan seca como todas las que a modo de almorranas salieron.

Seta tres la del la calle Este, en su interior la escalera de caracol, impidió el rescate de triquitraque cuando le dió el vahido de altura pues la presteza del cuerpo de bomberos, por el contrario las medidas del berlinés hicieron bajar a hombros por donde la camilla era imposible, entrada a los eventos de la azotea del mirador selecta selecta nevería.

Seta cuatro, de incrusta en el mismísimo corazón e hiere la plaza municipal de abastos, penetrando en su lugar el enorme tronco de su circunferencia, dos pi erre, que se come un  viario desolado, y con sus tres puertas de entrada inutilizadas, para un ascensor inoperante en ese lugar que eleva de los sotanos al mirador de seatasland, y la plaza de abasto sin tener una automática.

Seta cinco, se escapa y abandona el conjunto para aliarse en un puente inutilizado por precauciones, al parecer altamente peligrosas, que no sería lanzar un avión papel, que mas parece que faltó la sincronización de las partes para no juntarse en la clave de hierro. La ciudad de las setas ahora es famosa en el mundo, y se la hace palmas a la tontería.

Sevilla a 22 de Septiembre de 2009

Francisco Rodriguez  

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