sábado, 31 de octubre de 2020

demora

 


Ingeniería germánica

La blatella también es germánica, la negra oriental. El mercado amarillo está en cuarentena, la germánica idea también, no en vano la ocurrencia se generó jugando con el ratón nada menos que en Berlín donde hoy dice el informativo que se inaugura el aeropuerto con catorce años de retraso.

 La ingeniería alemana, que también se aplicó en esta ocurrencia, ha detectado que la edificación, considerada como un hito, léase mojón como lo de la Encarnación, que no podía inaugurarse como así lo hizo el micológico capricho del doctor que estuvo jugando a ser Alcalde.  

Más de dos mil quinientos fallos le fueron detectados, por lo que quintuplicó el presupuesto a la baja que le aprobaron, como lo de la Encarnación, pero al menos el aeropuerto ha tenido tiempo de reparar tantas deficiencias. Es la ingeniería alemana. 

En "la ciudad de las personas" según aquel doctor, tan dado a frases lapidarias, como “la construcción de un sueño” , “el mimo para los pobresitos placeros”, o que lo de la Encarnación no se explica “porque no se entendería”, es la contundente respuesta  que dice contestando a los medios. Por no recordar lo "encaje de bolillo financiero".

 Pues con todo, y  una década pasada desde la batucada inaugural con salida por la puerta de atrás de unas setas acordonada de seguridad y manifestaciones , pues ni siquiera uno  de los numerosos fallos detectables a simple vista, de los que hacen del galimatico laberinto, el centro mas anticomercial, que se pudiera imaginar no solo los placeros, cuando que se le estuvo esperando por décadas en la eterna provisionalidad. El mercado amarillo tiene los retretes averiados, por suerte no vienen este año de la rata sus mejores usuarios. 

En el aeropuerto berlinés, como el arquitecto de las setas, las tazas de las letrinas tiene chorritos de agua en distintas presiones, en la plaza municipal  de abastos el agua baja por los techos, y los atascos ya no puede ser por los mojones chinos, acaso fuera por fatiga de los materiales, deficientes por supuesto.

La ingeniería alemana aplicada al aeropuerto de Berlín, inaugurado hoy, justo en pleno confinamiento de media Europa, vaticina eso de lo mejor está por llegar, y no parece que sean setas. Acaso “la sestima”. 

Sevilla está en el mapa, decía  aquel Alcalde en el discurso de plaza mayor, azotea de toda la vida, ahora hace diez años, evidentemente la tontería estaba en desconocer la Historia, o cuando menos buscarla en wikipedia.

Es cierto que catorce años para detectar y reparar dos mil quinientos fallo, por la INGENIERIA GERMANICA, nos demuestra la inutilidad que padecemos si en diez años solo se ha dado solución a una salida de aire molesta, insalubre y desagradable que “soplaba” toda clase bacterias sobre cuantas personas accedían a la entrada de la sinuosa calle donde quedaron dispuestas las pesadas hojas de las puertas de bisagra y mil manos, de la plaza municipal de abastos.

 Los retretes llevan meses averiados. Gregorio Samsa hubiera eclosionado  de su ooteca, en esta metamorfosis acaso más kafkiana, que ni fue emblemático, ni sinergia, ni emporio, ni locomotora, y eso, evidentemente ni el doctor Sánchez podría explicar. Manda huevos.

Se inicia un largo puente de confinamiento para  mejorar en la ciática que me postra y seguir viendo informativos.

Sevilla a 31 de Octubre de 2020

Francisco Rodríguez

 

 


No hay comentarios: