jueves, 20 de agosto de 2020

Vendedores y vencidos

(Septiembre de 2010)


El agua daña el 'David y Goliat' de Tiziano | Diario Público

El fragor

Nunca venció Goliat a David, y tampoco  en esta ocasión, lo que ocurre es que como es está tardando en caer, parece que por su resistencia esta vez hubiera vencido, pero crean que la historia dice que todo es cuestión de tiempo para que se derrumbe, como se derrumban los ídolos con pies de barro, cuerpo de bronce, y cabeza de oro.

Tiene ese punto bíblico esta Encarnación, a la que el fragor de oír las tantas veces  anunciadas inauguraciones, que la fanfarria tiene “ensordecido”, al personal  en todos los sentidos, en especial el común, al que la retórica le hace ser el mas  complicado de los sentidos, acaso por lo queescasea, cuando existen otros sentidos para el interés propio,  y al que suelen llamar general.

No puede tardar mucho lo de las maletas negras que, a modo de llaves, (ya ves, no fueron llaves), serán entregadas a los placeros, para que puedan acceder, posiblemente sin tener que utilizar para nada los elementos de seguridad exigibles en las entradas de todas las obras inacabadas, e ir adaptando el espacio asignado con los componentes que ad libitum, la actividad y la propia creatividad permita, y que por aquello de la “uniformidad” les sean autorizados.

Todo el ruido, y verdaderamente solo quedan 39 placeros, sin duda, esperando que aquello se inaugure, pero con el firme convencimiento de que es mucho mejor abrir metropol-parasol en su totalidad, y no tener incomprensiblemente que hacerlos por fases, por cuanto con esta propuesta, sin que el multidisciplinar espacio tenga toda la actividad que se le presupone, y sin alcanzar el rendimiento que aquello requiere necesariamente para atraer al publico, poquitas oportunidades son las que se les ofrecen.
En la disyuntiva del acierto, incierto pero probable, está en que, mientras el supuesto vencedor pone pies en polvorosa, huyendo de la quema, el vencido seguirá luciendo el confalón triunfante, aunque nunca se pueda saber por cuanto tiempo.
El tiempo siempre tendrá la ultima palabra, pero a la fecha, ya gustaría saber que nos deparará esta historia en su tramo final, pero, lo cierto es que ni se pueden saber los costos, ni la cuantía de la generosa subvención, ni la fecha inaugural según agenda de despedida y huida, y menos, cuando se acabaran de revestir las setas con las maderas y mas maderas, nunca se podrá conocer  ni la lista de responsables y sus responsabilidades bien comisionadas , y que decir de las obligatorias fotovoltaicas. O quien dice cumplir la ley, Por eso vienen las fugas, y de ahí las prisas.
Sevilla a14 de Septiembre de 2010
Francisco Rodríguez

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