lunes, 10 de agosto de 2020


Las plazas de abastos plantan cara al coronavirus - Murciaplaza
Corto y cierro 

San Lorenzo tuvo una noche sin sueño, y ni en amanecer en el que al clarear aparecieron pequeñas gotas en los pasos que me conducían  al laberinto me hacían soñar.  Evidentemente era un error, cuando era una mañana para dormir, y tuve el desacierto de hacer con antelación compras innecesarias a la vista de las pírricas ventas, que me obligaban a recepcionar, y olvidarme de la cama que pasado el calor, este amanecer me demandaba disfrutar las retorcidas sabanas de tantas vueltas sin conciliación.

Al Ángelus, corto y cierro. Cuatro ocasiones, tres fallidos y ocho ochenta. No queda tiempo para seguir, será como un día de veraneo sin verano, un  día de descanso sin descanso, un día fallido. 
La noticia de que un mercado municipal tiene un operario con positivo en esto, es de lo más negativo dentro de lo positivo que puede ser cerrar unos días, cuando tantos puestos nos aparecen cerrados sin contagio y sin clientes.

En la anormalidad de la normalidad, acaso esperando una nueva normalidad, hay demasiadas circunstancias que ni explicándolas mil veces llegamos a entender. Nada mas pensar en la noticia de que se han realizado compras de material de combate a la Covid para cubrir las necesidades sanitarias para un mínimo de dos años, y por otro lado el constante aumento de casos positivos, cuando no existe vacuna de probado resultado, y solo se tiene que lavar las manos, usar mascarillas, y mantener la distancia de seguridad. Pues ni por esa.

Ni en la ida ni en la vuelta encontré personas caminando, la verdad es que otro años tampoco recuerdo un día de San Lorenzo con bullicio. San Lorenzo en la parrilla.
Recibo la mercancía que me hizo ir al trabajo, en total estamos cinco, y a nada un cliente marca la primera venta antes de la ocho, son ocho ochenta. Empezaba bien pero había que esperar para saber cómo acaba.

Cierto es que con el pasar de los minutos de las horas me parecía que poco era mucho, y empezamos la retirada que lo no se tenía que haber iniciado, y apareció el primer fallido la clienta se interesaba por un trocito de tocino de panceta fresca ibérica, agregando que fuera de bellota,  pero no le pareció de su gusto la que le ofrecí cortando una tira de una hoja, le parecía poco fresca, advirtiéndole que estaba a cero grado, por lo que le indique que esperara a la montanera de su pueblo para que empezara la matanza y la textura brillante y grasa fundiera la panceta, tal como dice que le gusta.
Cercana las doce, dos varones, posiblemente amigos, y embozado el mayor que con cierta autoridad pregunta por el entrecot. hay dos piezas una entera envasada al vacio, la otra colocada encima, es media pieza, le pregunta  al enmascarado que cual le gusta y este mueve los hombros con indiferencia.
Decide pedir-“dos filetitos finitos del de abajo” le indico que está en corte el de arriba, mas me insiste que quiere del de abajo dos filetes finitos, porque le gusta más la punta. Estuve por mandarle a “Etxeko” de Martin Berasategui, pero preferí obviarle y lamentar no poderle atender. Me dio la impresión que estos comen hoy una latita. Son las doce, no es para seguir corto y cierro.
Mi amigo Lorenzo de nuevo se escapa sin convidar, pero ya no es tiempo de espera.
 Mañana el publico que llegue ya de por si escaso, temeroso, y tarde, comentaran lo de la Covid en la plaza municipal de abastos.

Sevilla a 10 de Agosto de 2020-
Francisco Rodríguez

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