domingo, 21 de febrero de 2016

Los unos y  los otros

En la puerta de la basílica, dijo el responsable, que lo de la puerta de la Encarnación, puerta automática para cumplir con la Ley de Accesibilidad, estaba en otras manos, las mismas que por callejuela Regina, dos meses después  asevera que lo tiene en marcha, y negociando con la concesionaria su instalación. Vamos, que estando sobre la mesa no se le olvida.
Sorprende que la responsabilidad tenga que negociar el cumplimiento de la Ley, mas cuando solo bastaría una comunicación a la concesionaria, en la que además cabría de recordarle a esta quien gestiona la plaza municipal y por lo tanto no habria más que colocarla según se desprende de lo expresado por el adjudicatario, que afirma que no tiene ni tuvo petición al respecto. Los unos, y los otros.
De nada vale llegado a este punto, el argumento de la posible alteración del germánico diseño, pues como se puede comprobar, en el previsto viario publico bajo la escalera Sur ese pasillo que propiciaría la llegada hasta la plaza municipal de abastos y al paso poder contemplar las ruinas de Híspalis bajo la cristalera, resulta que ahora es un bar de copas con fumaque, que esconde a todos la ruina del pasado está convertida en floreciente negocio.Y que decir de las modernistas puertas apilables de la calle cubierta, ahora emparedadas para siempre.
Sin puerta, evidentemente la ruina aparece en la desértica plaza municipal de abastos, donde el laberinto hace que las aleatorias sean entre otras deficiencias, motivo de la misma en la que sucumbirá los placeros de no llevarse a cabo una actuación correctora, o cuando menos corredera y automática.
Los placeros por un lado, que poco pueden hacer,y ni lo intentan, y por el otro la responsabilidad que no hace nada de nada, llegan por diferente lasitud al punto convergente de hacer la dejación de sus derechos, y que la concesionaria aprovecha, para dejar pasar los días en ese limbo que tanto le debe de reportar.
Cuando la caja de la Semana Santa instala su carpa en la azotea, y Pilatos lava sus manos en los sótanos de esta Encarnación de espectáculos, colmatada de bares, llega a preocupar el destino de esta que sin otra salida que le evite el final que acontece, con toda seguridad fenecerá bajo la madera, ¡como si no! .
Sevilla a 21 de Febrero de 2016-

Francisco Rodríguez Estévez 

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